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viernes, 19 de junio de 2020

LOS DIARIOS DE THOMAS MERTON: HISTORIA DE UNA VOCACIÓN


El primer volumen de los diarios publicados de Thomas Merton, Run to the mountain (1939-1941), comprende tres diarios de los que llevó Merton antes de entrar como postulante trapense en la abadía de Gethsemani. El primero trata de su vida mientras residía en la calle Perry, de la ciudad de Nueva York; el segundo, de su viaje a Cuba (con una parada en Miami); el tercero, trata de su vida en el colegio San Buenaventura, donde enseñó durante año y medio. 

 The Cuban interlude (Interludio cubano), que recoge el período entre el 18 de febrero y el 30 de mayo de 1940, es el más corto de los tres diarios (76 páginas), pero contiene algunas de las mejores descripciones de este volumen. El diario de la calle Perry (150 páginas) cubre el período que va del 2 de mayo de 1939 al 13 de febrero de 1940, y entre otras cosas recoge su aceptación, rescindida más tarde, en la orden franciscana.  El diario final de este volumen, los años en San Buenaventura (1940-1941) es el más largo (240 páginas), y detalla la historia de su vida como profesor en ese College, alcanzando su punto culminante en su visita de Semana Santa a la abadía trapense de Gethsemaní, llevando al lector al umbral de su vida monástica. 

 Reunidos estos tres diarios conforman un libro extraordinario. Vemos en ellos al escritor novel tensar los músculos literarios para su propio deleite (estaba en la mitad de la veintena y no había publicado sino algunos artículos en periódicos escolares y algunas críticas de libros). No cabe duda de que a Thomas Merton le gustaba escribir y de que dudaba de día en día acerca de sobre qué podría hacerlo; escribe  de modo uniforme, hay pasajes espléndidos de reflexión que tocan profundamente el alma humana, hay inteligencia y humor, con tendencia a usar superlativos. Evidencia también una memoria prodigiosa. 


En 1939, cuando comienza Run to the Mountain, hacía medio año que Merton había entrado en la Iglesia Católica romana, y el impacto de ese acontecimiento es patente a lo largo de todas sus páginas; vuelve a ello una y otra vez, a la vez que recuerda que San Juan de la Cruz pone como necesidad en este camino el borrar la memoria. El libro además trae unas descripciones maravillosas; Merton fue siempre aficionado a las guías turísticas, pero sus descripciones de la Habana superar con creces cualquier otro pasaje del texto

 Una buena parte de las estrecheces de pensamiento de la Iglesia Católica en los primeros años de la década del 40 se evidencian dolorosamente en estas páginas de Merton: tópicos sobre judíos y protestantes, imágenes piadosas y descripciones del purgatorio. Pero sin dudas el acontecimiento culminante del libro es  la visita de Merton al monasterio de la Trapa en  la Semana Santa de 1941: quedó extasiado, y escribió: "Este es el centro de América. Me había preguntado qué era lo que mantenía unido a este país... Es este monasterio... la única ciudad auténtica de América en un desierto". 

 Estas entradas de su diario están llenas de amor por la vida monástica y de alegría por encontrarse en Gethsemaní, cita a San Bernardo, y habla de su amor a Santa Teresita. Aún temía Merton que su pasado pudiera impedirle acceder al sacerdocio, pero de regreso al colegio se armó de valor para preguntarle a uno de los frailes, quien le contestó rápidamente que tal impedimento no existía. Escribe entonces a Gethsemaní y espera la respuesta: así termina este volumen que recoge sus primeros diarios. 

[Este libro está publicado en inglés, pero podemos acceder a parte de él en el resumen de sus diarios que sí está publicado en español, ya sea en la edición de ONIRO, en dos volúmenes, como en la de MENSAJERO].  

Estas notas están tomadas del DICCIONARIO DE THOMAS MERTON (Mensajero).

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.