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sábado, 30 de enero de 2021

LA ALEGRÍA DE CELEBRAR A THOMAS MERTON

(El siguiente texto está tomado de la página de Facebook de Jonathan Montaldo, y aunque tiene algunos errores de traducción me pareció de interés su publicación).

"El signo de Acuario y el ′′ último día de enero ′′ nos recuerda que ya hemos dado 106 vueltas al sol desde 1915, año de una gran y sin sentido guerra. Fue en este espacio-tiempo, ′′ bajo las sombras de ciertas montañas francesas ", en pequeños Prades, en una casa en la esquina de la Rue du 4 Septiembre y Rue du Palais-de-Justice, que el llanto de los artistas El primer hijo de Ruth y Owen se hizo eco. Así nació Thomas James Merton.

Signo; Guerra; Montaña; Rincón: palabras clave que describen el perfil del niño nacido este día. Quién será este chico? Qué podría o podría detener a este joven? Cómo se convirtió en un hombre nuevo?
Hemos leído y releído los libros de Merton durante décadas, familiarizándonos con el poder de su intelecto y su don literario, con un encantamiento por su intensa y ardiente vida interior, y humanizados por sus contradicciones. Es lo absurdo y la Gracia personificada: su infancia - juventud - la vida adulta es un vórtice catalítico de todos los que miran dentro y realmente buscan a Dios.
Este profeta silencioso claustro llamó la atención del mundo, escribiendo sobre los temas más diversos, anticipando temas esenciales en los ámbitos social y eclesial. Sus Nuevas Semillas de Contemplación, por ejemplo, plantaron en la Iglesia el llamado universal a la santidad, una intención ratificada y actualizada por el Papa Francisco en el Gaudete et Exsultate (2018). Su movimiento pionero en el diálogo con otras tradiciones religiosas y las críticas El reconocimiento formal del ′′ extraordinario americano ′′ de la sociedad capitalista reverberado en Evangelii Gaudium (2013). El reconocimiento formal del Pontífice Supremo del ′′ extraordinario americano ′′ surgiría del discurso histórico que pronunció en el Congreso de los Estados Unidos en septiembre de 2015, cuando observa que Thomas Merton sigue siendo una fuente de inspiración espiritual y una guía para muchas personas

La alegría de celebrar a Thomas Merton es, para una legión de admiradores, una oportunidad entusiasta para dar gracias al Señor por las pistas encontradas en sus libros para un camino espiritual diferente: la oración ya no es una técnica rígida o una práctica devocional estática; en cambio, lo es se convierte en una manera amorosa de permanecer en la presencia de Dios y de ser una sustancia con su voluntad.

Ahora se nota en Brasil, una nueva generación de lectores encantados, y, por lo tanto, interesados en el mensaje del monje trapista. Aquí está el secreto, Merton tenía un don en el que destacaba: el de causar al lector un sentimiento de cercanía e identificación, nos proporciona las claves de su progreso espiritual - que es también el nuestro: el amor como nuestro verdadero destino, que debe ser revelado por el que amamos!

La experiencia desarrollada actualmente por la Asociación Thomas Merton en Brasil, y también en Portugal, de fomentar grupos de lectura a través de videoconferencia ha dado aliento a la vida espiritual de algunas decenas de personas aisladas por la pandemia. Los testimonios y acciones en cada reunión muestran la profundidad y gratitud al mentor espiritual: ′′ Thomas Merton ilumina los pasos hacia mi propósito en la vida "; ′′ Tiene una visión moderna del cristianismo "; ′′ Merton representa un faro para un barco Hace mucho tiempo perdido en una tormenta oscura..."; ′′ Me tocó su inquietud "; ′′ Merton representa una espiritualidad que traduce el Misterio al lenguaje del alma "; ′′ Él es el icono del ser humano arraigado en Dios "; ′′ Es la apertura del corazón y la mente lo que me fascina en Thomas Merton "; ′′ Merton representa para mí un maestro espiritual contemporáneo que conoce las profundas realidades del ser humano y es sensible al misterio trascendente "; ′′ Merton representa a yo un claro en el denso bullicio de la vida contemporánea "; ′′ representa el Espíritu de Dios respirando más tiempo para la espiritualidad y menos de la iglesia-ismo... más silencio encerrado en mi habitación y menos aleluya-ismo, más escucha a Dios y menos mundanidad desviada de la única cosa que importa."

En tiempos tan amargos, marcados por sucesiones de molestias, el legado de Thomas Merton, como señala correctamente J. C. Ismael, ′′ merece ser recordado por la generación que lo amó y conocido por la que lo ignora."

Que el fenómeno que emana de la vida-obra-ejemplo del monje trapista, que nos une alrededor de Cristo, sea la invitación a la bola de la gran danza cósmica, que luego culminará cuando la inmensidad de todo el Universo oiga el estribillo eterno El amor ha ganado, el amor es victorioso"

Cristóvão de S. Meneses Júnior,
 es presidente de ′′ Associação Thomas Merton ′′ de Brasil

jueves, 28 de enero de 2021

DE LA CABEZA AL CORAZÓN

"Nosotros racionalizamos y verbalizamos en exceso. Estamos acostumbrados a hacerlo por el tipo de educación que hemos recibido. Tarde o temprano, en la vida que llevamos, cada uno de nosotros comprende que debe explorar a fondo, más allá de la superficie de las cosas. Pero hay quienes nunca lo hacen, quienes se quedan estancados en el nivel de lo racional. Se aferran a esa forma de meditación racional y no se sueltan de ella porque de otro modo no se sienten seguros.

 Las cosas tienen necesariamente que descender «de la cabeza al corazón». Esta es una expresión más o menos consagrada. Si para ti una cosa no se convierte realmente en una segunda naturaleza, esa cosa sigue siendo solo una idea. Esto es aplicable también a las cosas que vienen del exterior. Adoptar las normas sociales, o las normas ajenas, o las normas de la autoridad, es alienante. Se puede hacer y está bien. Pero no nace del corazón. Es el caso de muchos buenos religiosos que observan todas las reglas, pero esta observancia nunca tiene demasiado valor. Ellos están convencidos y son sinceros. Sin embargo, dales una oportunidad, y harán algo completamente contrario, siempre y cuando no esté previsto por una regla particular. 

Es como tocar el piano. Cuando nace de lo profundo del ser, la persona se sienta y toca. Otros se preocuparán por el estilo y la técnica y lo que pueda opinar el maestro. También en esto se trata, simplemente, de hacer lo que se está haciendo".

Thomas Merton
Los manantiales de la contemplación

NUESTRA VOCACIÓN PROFÉTICA

"Para vivir proféticamente, tenemos que escrutar e indagar los factores que están detrás de los hechos. Tenemos que ser conscientes de que hay contradicciones. En cierto sentido, en ello consiste nuestra vocación profética: en registrar y sufrir las contradicciones de la sociedad. Esta es la cruz que hoy en día nos toca llevar. Porque nosotros mismos somos en parte responsables. Una cruz más pesada aún es, para muchos de nosotros, la de las contradicciones en el seno de la Iglesia. Y las contradicciones de nuestro pasado y nuestras vidas cristianas, contradicciones de las que no somos totalmente responsables, pero que tenemos que aceptar, afrontándolas constantemente. Tenemos que trabajar con ellas y resistir la tentación de culpar a otros de nuestros errores. 

Leamos a los profetas del Antiguo Testamento. Su mayor problema consistía en eso, en que eran profetas. Jeremías no quería ser profeta. Y, en cierto sentido, nosotros estamos en el mismo brete. Dios nos impone la carga de sufrir las contradicciones de nuestro mundo y de la Iglesia, y la de revelarlas en la medida en que somos honestamente capaces de hacerlo".

Thomas Merton
Los manantiales de la contemplación

miércoles, 27 de enero de 2021

SER CRISTIANO ES VIVIR COMO CRISTO Y QUEDAR UNIDO A ÉL

El siguiente texto es un prefacio, escrito por Thomas Merton, para una edición japonesa de su libro VIDA Y SANTIDAD, uno de los más exitosos en cuanto a acogida de los lectores se refiere. En mi caso particular he leído ese libro muchas veces y me he aprovechado de él, académica y espiritualmente. A unos días de celebrar otro aniversario del natalicio del monje trapense, lo comparto acá

El hecho de que el cristianismo se desarrollara en Occidente, y de que la cristiandad o la «cultura cristiana» se haya identificado durante tanto tiempo con la cultura europea, nos hace olvidar que el cristianismo es, desde el punto de vista europeo, «oriental» en su origen. Los rasgos culturales que el cristianismo adquirió desde que se aclimató a Europa no son necesariamente cristianos. De ahí que el cristianismo en ocasiones presente la apariencia de un sistema marcadamente activo, individualista y ético, basado en un cuerpo de verdades dogmáticas que tienden a definir a Dios objetivamente y a ofrecernos una explicación clara y definida de Su voluntad y de Sus planes para el mundo. Lo que le queda al hombre es aceptar esas descripciones y explicaciones especulativas y vivir una vida energética, progresista y productiva llena de rectitud y buenas obras.

Este concepto activo del cristianismo parece implicar que ser «cristiano» comporta también ser «moderno», «progresista» y «occidental». Para quienes son partidarios de las ideas occidentales, esa visión del cristianismo les puede resultar atractiva. Ciertamente se trata de una religión que mira hacia el futuro, pero no pone sus esperanzas meramente en el progreso humano. Del mismo modo, la esperanza del cristiano es sin duda una esperanza en el hombre, pero deposita su confianza en Dios y no en el hombre.

El Dios escondido, de cuyo ser nos damos cuenta oscuramente cuando somos conscientes de nuestra propia vida y libertad, pero al que no podemos ver, ni definir de forma adecuada o explicar con claridad, sin duda alguna se ha revelado. Pero no ha expuesto a la luz claramente el misterio interior de Su naturaleza escondida, tal y como Él es en Sí mismo. Lo que ha revelado en el Evangelio es Su amor al hombre. Este amor nos ha abierto un camino de salvación, en el que oímos Su voz llamándonos a una plenitud que al principio no podemos entender, pero que puede alcanzarse si obedecemos Su voluntad misteriosa. Esa voluntad es algo más que una ley externa. Es una vida en la que Dios mismo vive en nosotros, a través de Su Espíritu Santo.

El cristianismo es en primer lugar un modo de vida antes que una forma de pensar
. Limitarse a estudiar las verdades cristianas y obtener de ese modo comprensión intelectual no basta. De hecho, el estudio, por sí solo, no nos aporta una comprensión completa de las mismas. Únicamente si vivimos la vida cristiana podemos llegar a entender el significado completo del mensaje cristiano. El sentido de ese mensaje es precisamente que Dios ha venido a morar en el hombre y a mostrar, en él, que las penas, los sufrimientos y los fracasos inherentes a la existencia humana jamás pueden privar al hombre de sentido siempre que sea capaz de decidir vivir como un hijo de Dios y que permita que Dios viva y triunfe en su corazón. Eso no es tan solo cuestión de consuelo individual sino de amor fraterno. El cristiano da testimonio del amor de Dios al mundo viviendo una vida comunitaria en la cual la presencia de Cristo se manifiesta oscuramente en el amor que los hermanos se muestran entre sí.

No se puede vivir la vida cristiana tal como se debe sin aspirar a ser santo. Para ser santo se ha de estar libre de la tiranía y de las ataduras del pecado, la lujuria, la ira, el orgullo, la ambición, la injusticia y el espíritu de violencia. Cuando se renuncia sinceramente al pecado y a la vida egoísta, se comienza a encontrar algo de la paz y de la serenidad que vienen de la conciencia de que Dios vive y obra en nosotros. Sin embargo, el «hombre viejo» y pecador todavía no ha muerto en nosotros. Pronto tiene lugar una nueva fase de lucha e incertidumbre en la que nos damos cuenta de que la santidad no es fácil, y no consiste solamente en fuerza de voluntad y en buenas intenciones. En esta lucha difícil ganamos experiencia de nuestras propias limitaciones y flaquezas. Pero también aprendemos, por experiencia, que si confiamos en el poder de Dios, y buscamos imitar a Su Hijo amado, Jesucristo, en Su pasión y en Su victoria, recibimos una fuerza misteriosa cuya fuente no es humana. Entonces comenzamos a identificarnos más con Cristo y a darnos cuenta, al menos en el silencio del corazón que ama y confía en Él, que Él mismo vive en nosotros y es nuestra fuerza. Jesucristo es nuestro nuevo y secreto yo. Nuestro verdadero camino a la vida pasa, pues, por renunciar a nuestro yo externo, con sus deseos e ilusiones egoístas a fin de que Cristo pueda vivir en nosotros. Así es como empezamos a ser auténticamente cristianos. Pues entonces la vida nueva que comenzó en nosotros sacramentalmente por el bautismo se convierte en una cuestión de experiencia cotidiana, puesto que Cristo toma posesión de nuestro ser a fin de ser Él mismo la vida, la santidad y la sabiduría en nosotros.

El camino cristiano necesariamente comienza aprendiendo a obedecer ciertas normas de conducta, pero pronto se convierte en una forma de simple obediencia a Dios en el Espíritu del amor que mora en su Iglesia, la asamblea de todos los fieles que son Uno en Cristo.

Este aspecto comunitario de la santidad cristiana es importante. La perfección cristiana no es únicamente el severo desapego ascético del individuo que se ha propuesto seguir una vía heroica de renuncia. Es ante todo una comunión en el amor jubiloso de Cristo viviente en Su Iglesia. Es una forma de compartir la alegría de la fe, una participación en la adtextosoración y en la luz espiritual, una vida común en el Espíritu Santo. De esta vida nadie queda excluido, ni el pobre, ni el despreciado, ni el pecador infortunado que consiente en ser amado y en volver a Cristo.

Ser cristiano no consiste, pues, en creer en Cristo sino en vivir como Cristo y, de una manera misteriosa, en quedar unidos a Cristo. En eso se basan al mismo tiempo la vida y la santidad cristianas.

El camino a la santidad cristiana no exige una extraordinaria virtud ni poderes milagrosos sino la fidelidad y el amor sencillos en el día a día de la vida ordinaria. El trabajo, la vida de familia, los consuelos sencillos y los sufrimientos ordinarios de los cristianos se viven con un nuevo Espíritu, y están llenos del amor y de la fe que persiguen solamente la voluntad de Dios, y no el provecho y la gratificación personales.

Este libro está escrito para cristianos que han decidido que no pueden contentarse con una práctica exclusivamente externa de su religión. No les basta con limitarse a «cumplir sus obligaciones» y con vivir vidas «correctas». Son conscientes de que se puede ser bueno exteriormente sin conocer a Cristo, pero no les satisface una vida que no Lo conozca. Creen que su vocación cristiana entraña una revolución interior en la que lo que parece ser su «yo» se destruye gradualmente y a cambio aparece otro ser más profundo, el Espíritu de Cristo. Esos cristianos son verdaderos cristianos que saben que «Dios es amor» y que no buscan sino abandonarse a ese amor. Amando a Dios es como aprenden a amar a los demás como a sí mismos. Su amor pone de manifiesto que Dios mora en ellos.

Pero vivir esa vida de amor hoy en día requiere un gran valor y paciencia. El mundo está en crisis. La sociedad humana está asolada por una especie de locura que amenaza con destruirla en su totalidad. La fe, el amor y la paciencia de los santos son las únicas fuerzas que pueden salvarnos de esa destrucción. El cristiano, con profunda compasión, debe intentar ayudar a sus semejantes a escapar de las terribles consecuencias de la avaricia y el odio. Debe interesarse por la justicia social y la paz en la tierra. Sería un error grave confundir el cristianismo con la ideología del poder y la fuerza que a veces influye en las políticas de ciertas naciones que apelan al cristianismo para verse legitimadas.

Está claro que los cristianos de Asia y de África han de aprender cada vez más a crear formas auténticas de testimonio cristiano que sean propias y no estén dominadas por las ideas culturales y los prejuicios importados del mundo occidental.

Esta traducción permite al autor expresar su profundo amor hacia sus hermanos y hermanas de Corea, y asegurarles que ora por ellos, al tiempo que les pide que también ellos recen por él para que pueda ser fiel a la tarea que tiene asignada dentro de la Iglesia.


Thomas Merton, LA VOZ SECRETA. Reflexiones sobre mi obra en Oriente y Occidente (Sal Terrae, 2015)

domingo, 24 de enero de 2021

EL GOZO DE DIOS EN TODAS PARTES

"Lo único por lo que vale la pena vivir es la santidad. Entonces estarás satisfecho de dejar que Dios te lleve a la santidad por caminos que no puedes comprender. Viajarás en oscuridad en la que ya no te preocupes por ti mismo y ya no te compares con otros hombres. Los que han pasado por ese camino finalmente han descubierto que la santidad está en todo y que Dios está a su alrededor. Habiendo renunciado a todo deseo de competir con otros hombres, de repente se despiertan y descubren que el gozo de Dios está en todas partes, y son capaces de regocijarse en las virtudes y la bondad de los demás más que en las suyas propias. Están tan deslumbrados por el reflejo de Dios en las almas de los hombres con los que viven, que ya no tienen poder para condenar lo que ven en otro. Incluso en los mayores pecadores pueden ver virtudes y bondad que nadie más puede encontrar. En cuanto a ellos mismos, si todavía se consideran a sí mismos, ya no se atreven a compararse con los demás. Esa idea ahora se ha vuelto impensable".  

(Thomas Merton, New Seeds of Contemplation)

RECORDANDO A THOMAS MERTON (Jonathan Montaldo)

Dentro de una semana, 31 de enero, se cumplirá el 106 aniversario del nacimiento de Thomas Merton. Algunos lectores pueden estar familiarizados con él. Los lectores mayores pueden recordarlo literalmente (este escritor nació un año después de su muerte). Merton fue un monje y sacerdote trapense, un escritor prolífico, un erudito religioso, un defensor del diálogo interreligioso y una voz fuerte a favor de la no violencia, los derechos civiles raciales y la justicia social. Pasó la mayor parte de su vida adulta en el claustro de la Abadía de Nuestra Señora de Getsemaní en Kentucky, donde fue conocido como el Padre Louis.

Durante la infancia, Merton perdió a su madre. Fue trasladado con frecuencia a lo largo de la infancia, viviendo en Inglaterra, Francia, Italia, Estados Unidos y Bermudas. Su padre murió poco antes de que Merton llegara a la edad adulta y el hermano menor de Merton falleció en la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de su temprana edad adulta, Merton luchó con sus propios demonios, bebiendo y siendo mujeriego, supuestamente engendrando un hijo "ilegítimo". Amante de la palabra escrita, se le ocurrió la idea de convertirse en un escritor profesional, abandonando finalmente esta noción tan vanidosa y egocéntrica a medida que fue sintiendo gradualmente el tirón de la vida contemplativa espiritual.

Se interesó por las tradiciones orientales y, al mismo tiempo, se sintió cada vez más atraído por el cristianismo y específicamente por el catolicismo. Exploró las posibilidades dentro de la tradición católica antes de encontrar su camino a Getsemaní y ser aceptado en la orden cisterciense. Para beneficio de legiones de lectores, Merton encontró su camino de regreso a la escritura, siendo permitido y animado por su abad. Llegó a ver que la escritura no tiene por qué estar al servicio de convertirse en un “gran” escritor adorado, sino que puede estar al servicio del amor cristiano por la humanidad. La escritura se convirtió en un (¿el?) Componente central de la práctica espiritual de Merton. Su legado publicado incluye decenas de libros, ensayos, poesía y reseñas que cubren una amplia gama de temas. Para obtener muchos más detalles biográficos (y mucho mejor escritos), consulte aquí, aquí, o lea el propio relato de Merton sobre su vida temprana The Seven Storey Mountain.

Merton puede ser la figura más importante del siglo XX en términos de señalar los aspectos místicos y no dualistas de la tradición cristiana. Nunca se contentó con simplemente imitar robóticamente a sus maestros espirituales. Su práctica fue de indagación, diálogo, dinamismo y en ocasiones desafío. Los autores de los Evangelios, Francisco de Asís, Dante, San Juan de la Cruz, William Blake y Gerald Manley Hopkins y muchos otros vivieron y respiraron la vida estadounidense de Merton en el siglo XX en lugar de acumular polvo en los estantes de libros. Trajo textos y enseñanzas anteriores a su propio tiempo y lugar. Estudió vidas, no solo escritura.

Es la opinión de este escritor que las prácticas gemelas de la acción enérgica, ética de la justicia social y la oración contemplativa podrían llegar a ser lo que (si es que lo hace) ayuda a llevar la tradición cristiana estadounidense a través de este siglo. Para que no se calcifique y se vuelva irrelevante, ofreciendo un monolito rígido y autoritario corrompido por la política de derecha y el patrioterismo por un lado o saliendo del camino de una manera superficial, bienhechora y para sentirse bien por el otro. También es de la opinión de este escritor que el movimiento de justicia social secular podría beneficiarse de la práctica regular de la auto-investigación. Esto podría generar una mayor eficacia, una energía más concentrada y, sin duda, mejorar la salud. Merton comprendió que el contemplativo no puede simplemente esconderse en la meditación, sino que a veces debe mirar hacia afuera, no sea que use la meditación como una herramienta de evitación. También entendió que el activista a veces debe estar quieto y mirar hacia adentro, no sea que se queme, ceda al odio o la desesperación, o quizás lo peor de todo, permita que su ego tome la acción en lugar de su amor desinteresado. La vida de Merton es un caso de estudio en la búsqueda del punto óptimo entre levantar la voz y mantener el silencio, el punto de equilibrio entre la acción y el ser.

(Tomado de la página de Facebook del autor)

jueves, 14 de enero de 2021

LA GOZOSA TAREA DE LA TEOLOGÌA

"El fundamento último de la unidad de la Iglesia es la propia unidad de Dios, que trasciende nuestra comprensión. La tentación en estos tiempos de tensión es el triunfo del fundamentalismo teológico, tanto dentro como fuera de la Iglesia; es que las partes en conflicto afirmen poseer a Dios, haber capturado a Dios dentro de sus propios sistemas teológicos. Pero la teología nos mantiene en la unidad desterrando esa arrogancia y recordándonos que, como dice santo Tomás, "sólo conocemos verdaderamente a Dios cuando creemos que Dios está por encima de todo lo que nos es posible conocer de El". Los teólogos curan las heridas de la Iglesia liberándonos de la estrechez de la ideología. Entonces podemos ser libres para el gozo de encontrar a Dios en la otra persona, el Deus Humanissimus...".

(Timothy Radcliffe, revista Concilium 287)

sábado, 9 de enero de 2021

NACER DEL ESPÍRITU

En el DIARIO BÍBLICO, leo: “Parece que la religión, en tiempos de Jesús, no provocaba cambios en la vida de las personas. La gente estaba inmersa en un sin número de prácticas religiosas: ritos de purificación, sacrificios, etc., que se relacionaban más con la superstición y la magia, con costes económicos altísimos, pero que no lograba la transformación de las personas, el cambio de vida”. 

A mí me parece esta descripción lo que sigue sucediendo hoy en nuestra Iglesia, y creo que es el Evangelio, y no la religión, lo que cambia a las personas. También afirma: “La rigidez religiosa, en vez de hacer mejores a las personas, las vuelve falsas, hipócritas, inmisericordes”, y luego: “Una característica común que comparten Juan y Jesús es que los dos son laicos descontentos del sistema social y religioso de su tiempo. No pertenecen al gremio sacerdotal, no son funcionarios del estamento religioso”. 

La religión es valiosa en cuanto ayuda a que vivamos el Evangelio, a que el mensaje permanezca y se trasmita, y nos ofrece caminos, recursos espirituales; pero constantemente ha de volverse al Evangelio para purificarse. Siempre volver al Evangelio, volver a Jesús Maestro, a su Palabra, para no caer en rigidez, en soberbia, en hipocresía, en dureza de corazón y falta de amor. 

Celebrar a Jesús es confesar que Dios entró en la humanidad de manera real y concreta; que asumió la humanidad con todas sus consecuencias, y que fue solidario hasta el final con el género humano. Jesús, de parte de Dios, proclama un nuevo camino, de más altura, de mayor exigencia humana y de profunda y constante transformación. 


El bautismo es un rito de iniciación, que utiliza el agua como signo y símbolo de lo que acontece en una persona que acepta emprender un nuevo camino: “Nacer de nuevo”. Muchos acudieron al reclamo de Juan con ese deseo y propósito, y también lo hizo Jesús, y esto significó el comienzo de su vida y ministerio público, el detonante para que el Maestro emprendiera su Camino. Juan fue para Jesús un encuentro significativo, por eso le llamamos también el Precursor

Entrar y salir del agua, o recibirla en la cabeza, significa morir a lo viejo y nacer a lo nuevo; dejar un modo de vida, para empezar otro, mejor. Varias cosas sucedieron en el caso de Jesús, según nos cuenta el relato evangélico, con un eco importante en nosotros, sus seguidores: se abrió el Cielo, descendió el Espíritu, y Dios habló: Este es mi hijo, en quien me complazco… Nueva relación con Dios, nueva fuerza, nueva confianza. 

Tiene que ver con: buscar nuestra propia identidad en Dios, y desde lo propio humano descubrir lo divino (una y otra realidad caminan juntas, ni se mezclan ni se excluyen), para caminar hacia nuestra plenitud, guiado por el Espíritu. Es esa Presencia en nosotros la que nos va transformando, aunque no sin nosotros. Eso es NACER DEL ESPÍRITU, que es más importante que nacer biológicamente, en la carne.

martes, 5 de enero de 2021

CAMINAR ES LO IMPORTANTE...

El rey Herodes, y los escribas y sacerdotes judíos, lo sabían todo acerca del mesías, pero no se pusieron en camino para encontrarlo; los sabios o magos que llegaban de Oriente no sabían lo que ellos, pero se pusieron en camino, siguiendo la luz de una estrella (una llamada, una intuición, un desafío, una esperanza) y lo encontraron. Supieron verlo en un niño recién nacido, y no en un poderoso rey o guerrero triunfante. 

Caminar es lo importante, no dejar de buscar (de vivir) y estar atentos, despiertos, para ver al Mesías cuando llega o pasa a nuestro lado en las pequeñas cosas cotidianas, signos a menudo visibles y evidentes para los últimos y los lejanos, pero no para nuestro acomodamiento y nuestra ceguera. Todo puede ser una estrella cuando estamos despiertos; una luz que nos saca de nuestra rutina (de aquello a lo que estamos acostumbrados), y nos impulsa a la búsqueda de lo nuevo, al Camino

Leo que, en su acepción original, la palabra “epifanía” se refería a la primera luz que aparece en el horizonte antes que amanezca; solo los que madrugan y están despiertos pueden verla. Esa luz nos habla de lo que somos y de lo que estamos llamados a ser plenamente; nos muestra la casa común, el hogar que todos compartimos, y ante ese descubrimiento, la actitud que brota del corazón es la adoración.

Fray Manuel de Jesús, ocd

sábado, 2 de enero de 2021

DE EPIFANÍA A DIAFANÍA...

El 6 de enero de 1995, el P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J., en ese tiempo, Superior General de la Compañía de Jesús, tuvo una Alocución a la Congregación General 34ª, reunida en Roma, en la que afirmó lo siguiente:

“Nuestro hermano Pedro Teilhard de Chardin manifestó repetidas veces su deseo de que la solemnidad hoy celebrada cambiara de nombre, o al menos de prefijo. Para resaltar que festejamos el día en que Nuestro Señor deviene transparente desde el fondo de todos y de todo como fuente y como meta, como alfa y como omega, esta solemnidad debería denominarse ‘dia-fanía’ en lugar de ‘epi-fanía’. Porque no se trata propiamente de una repentina irrupción en la historia de Quien es su Creador y Salvador, sino más bien de una misteriosa y silenciosa ‘dia-fanía’ mediante la que Cristo alumbra el verdadero fondo de todo ser, obrando en todo y por todo para conducir todo hacia la plenitud, hasta que Dios sea todo en todos, en la realidad total (1 Cor. 15,28). Teilhard declara que no lee la historia de los magos como una ‘verdad fotográfica’, sino como una verdad luminosamente indicativa de Quien llena el universo con su presencia dinámica, del Único que da sentido a nuestra historia, del Dios siempre mayor en todo y para todos”.

Peter-Hans Kolvenbach, S.J.
(Tomado de Facebook)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.