Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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miércoles, 30 de septiembre de 2020
LA LLAMADA DE CADA SER HUMANO A MANIFESTAR EL SER DIVINO
sábado, 26 de septiembre de 2020
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lunes, 21 de septiembre de 2020
CUANDO MERTON SE DISCULPÒ POR DOS DE SUS LIBROS....
"Thomas Merton escribió un prefacio para la traducción de uno de sus libros por primera vez en 1953. Lo hizo para la edición francesa de El exilio y la gloria, la vida de la madre M. Berchmans, misionera trapense en Japón, que se publicó en los Estados Unidos en 1948, cuatro meses antes de la publicación de su autobiografía, La montaña de los siete círculos, que habría de tener un éxito clamoroso. A diferencia de otros prefacios posteriores, que elaboraban un material previamente usado, o que ocasionalmente surgían como ensayos autónomos, este prefacio para El exilio y la gloria fue breve y, en la expresión del propio Merton, consiste en una «disculpa». A Merton nunca le gustó del todo este libro ni su otro relato hagiográfico, ¿Qué llagas son esas?, la vida de santa Lutgarda de Aywières. ¿Qué llagas son esas? vio la luz dos años después de El exilio y la gloria en los Estados Unidos, aunque dos años antes que el mismo en Francia. En este prefacio se disculpa por ambos libros.
Las razones que explican la insatisfacción de Merton son complejas. Le parecía que tenían un estilo pobre. En la evaluación que hiciera en 1967 de su propia obra dio la calificación de «horrible» a ¿Qué llagas son esas? y la de «muy pobre» a El exilio y la gloria. Esos fueron los dos únicos libros que le merecieron tan baja estima. Al parecer le hicieron sentir incómodo después de que otros libros, incluso La montaña de los siete círculos, le trajeran el reconocimiento de ser un escritor con una facilidad nada usual. El hecho de haberse sentido obligado a escribir esas dos hagiografías cuando aún era un novicio le seguía molestando. Y se mostró convencido de que habían sido escritos y concebidos dentro de un marco religioso bastante restrictivo. Más adelante se lamentaría de que El exilio y la gloria no mostrara un «talante muy ecuménico» y en 1964 pidió con urgencia que en una traducción indonesia, que finalmente nunca fue publicada, «se suprimieran» varios pasajes. De ese modo Merton escribió el primero de sus prefacios extranjeros para explicar por qué había escrito un libro que consideraba malo, un libro que a su juicio necesitaba ser revisado pero que él mismo jamás revisó ni dio muestras de querer hacerlo. No se conoce borrador alguno en inglés de este prefacio y parece haber fuertes sugerencias de que Merton lo escribió en francés especialmente para esta edición. La versión, pues, fue traducida del francés por el editor sin pretensión alguna de imitar o reproducir el estilo de Merton. El prefacio no apareció en ninguna de las otras traducciones de El exilio y la gloria. La edición francesa, publicada en París en 1955, contiene la declaración definitiva de Merton sobre un libro que consideraba una «evocación piadosa», un libro sobre el que dice que creía –y todo apunta a que lo esperaba– que permanecería en el anonimato".
"Este libro posiblemente requiera una disculpa o al menos una explicación. Con su predecesor, ¿Qué llagas son esas?, fue escrito cuando el autor estaba completando su noviciado. Salvo por una colección de vidas de santos, escritas hacia el final de ese periodo, ambas fueron las primeras obras en prosa que escribió en el monasterio.
lunes, 7 de septiembre de 2020
THOMAS MERTON, PEREGRINO DE LA VIRGEN
Año 1940. En un ómnibus Thomas Merton se dirige a Oriente, la última provincia cubana en aquel entonces, para atravesar la Sierra Maestra y vislumbrar desde lejos “la basílica amarilla de Nuestra Señora del Cobre, de pie en una prominencia, sobre los tejados metálicos del pueblo minero”. En su autobiografía nos cuenta Merton que, luego de estar unos días en Santiago, la semana siguiente fue a visitar el santuario: “Subí por la senda que contorneaba el montículo en que se asienta la basílica. Entrando por la puerta quedé sorprendido de que el suelo fuera tan reluciente y la casa tan limpia… Estaba en el fondo de la Iglesia, junto al ábside, en una especie de oratorio detrás del altar mayor, y allí, encarándose conmigo, en una pequeña capilla, estaba la Caridad, la virgencita alegre y negra, cubierta con una corona y vestida con magníficos ropajes, que es la Reina de Cuba”
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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