Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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viernes, 31 de octubre de 2008
Cuando rezo por los demás...
La santidad de las cosas creadas.
martes, 28 de octubre de 2008
Una profunda crísis espiritual.
Artículos sobre Thomas Merton en la revista Cistercium.
A.: Thomas Merton (Nota sobre su muerte): XXI 1969 74-75.
BAMBERGER John Eudes:
- Más allá de la identidad. La personalidad íntima de Thomas Merton: XXIII 1971 24-36, 92-
105.
- Thomas Merton y el Oriente cristiano: XXVI 1974 31-42.
- Tomas Merton y Henri Nouwen: Viviendo con Dios hoy en los EE. UU: LIII 2001 119-140.
BELTRÁN LLAVADOR Fernando:
- Dos estudios de oportunidad sobre Thomas Merton: XLVII 1995 743-758
- Thomas Merton. La educación del nuevo Adán americano: LXVI 1994 409-426.
- Una lectura de Thomas Merton en tiempos de globalización, LV 2003 297-312.
- Apertura e intimidad, directrices espirituales de Thomas Merton para el siglo XXI, LIII,
2001 17-26.
- Introducción a la figura de Thomas Merton: premisas y promesas del humanismo cristiano
Merton: LIV 2002 489-510.
- Thomas Mentón: la respuesta del monje en tiempos de opciones cruciales: LVI 2004 521-
544.
CAO MARTÍNEZ Ramón: Coplas a la Muerte de Thomas Merthon, Ernesto Cardenal “que
16
van a dar vida…” Aspectos del imaginario de Coplas a la muerte de Merton: LV 2003 93-
156.
CORTS GRAU José: Thomas Merton visto desde fuera de la Orden: XXI 1969 315-316.
DAGGY Robert E.:
- El fuego de los dioses. Una reflexión sobre el desarrollo intelectual y espiritual de Thomas
Merton: LXVI 1994 393-404.
- Thomas Merton y la crítica del lenguaje: LIV 2002 655- 668.
DIRECCIÓN La: XXV aniversario de la muerte de Thomas Merton: LXV 1993 609-633.
DUMONT Charles: La desaparición profética de Thomas Merton LIV 2002 675-696.
EDITORIAL: De muchas formas y maneras: De los “tres monjes rebeldes” a Foucauld,
Merton y Cardenal: XLVIII 1996 7-14.
FLECHA ANDRÉS José Román: Thomas Merton: vida de fe y fe en la vida LIII 2001 27-36
JIMÉNEZ José Fco.:
- Tres poemas sobre Thomas Merton: LXVI 1994 405-409.
- Hacia una nueva lectura de Thomas Merton: LXV 1993 633-639.
KILKOURSE George A.: El silencio creativo de Thomas Merton: tanteos hacia una visión
personal de la religión: LIII 2002 403-416
LOPEZ LAGUNA Mª Luisa rmc.:
- Thomas Merton: Norte Magnético: LIII 2001 37-42.
- Carta a Thomas Merton: XLVI 1994 857-867.
- Visión transformante del sacerdocio en Thomas Merton: LIV 2002 607-622
PASCUAL RUBIO Francisco R. de:
- Una tesis sobre Thomas Merton. Soledad y sociedad en Thomas Merton: LXVI 1994 427-430.
- No a la guerra LV 2003 15-28.
- Jean Leclercq - Thomas Merton, cartas: LV 2003 505-536.
- Thomas Mentón: la respuesta del monje en tiempos de opciones cruciales: LVI 2004 521-
544
PETISCO Sonia:
- Verbo poético y verbo profético en Thomas Merton: LIV 2002 534-546.
- La poesía de Thomas Merton: creación crítica y contemplación: LV 2003 919-928.
RODRIGUEZ ALONSO María Dolores: Zen y Cristianismo en Thomas Merton: LIII 2001
43-70.
ROLLAN, Mª del Sagrario: La fragua de la nueva humanidad: Thomas Merton y San Juan
de la Cruz: LIV 2002 571-586.
SANCHEZ DORADO Alicia: Acercarse a Merton: LIV 2002 485-488.
SATUÉ Pilar: Edith, Stein y Thomas Merton: Via de holocausto en un mundo violento: LIV
2002 587-606
THURSTON Bonnie: Epifanía y Eden: Amor humano y amor divino en “dieciocho Poemas
de Thomas Merton”: LIII 2001 141-152
Un Cisterciense (Thomas Merton): La vida solitaria al amparo de un monasterio cisterciense:
XXII 1970 205-213.
VEGA Juan A.: El zen y los pájaros del deseo: LIV 2000 549-564
WADELL Chrysogonus: Rance de la trapa y Merton de Gethseman: LII 2000 1119-1126
domingo, 26 de octubre de 2008
Corporalidad.
“El cristiano es aquel que ha recibido de Cristo la libertad de ser él mismo (o sea, hijo de Dios y espíritu) en el cuerpo, para manifestar que la plenitud de Cristo llena todo lo que existe y no deja espacio a ninguna negatividad. El cómo, con qué gestos o signos pueda y deba hacerse esto, es algo que se deja totalmente a la libre creatividad de las culturas humanas en su diversa configuración histórica”. (Pág. 350).
“Toda reticencia o alejamiento injustificado de lo corporal sería renegar de Cristo y de la totalidad de la salvación”.
“La corporeidad es el elemento esencial en el que el hombre se identifica y se expresa; es él mismo en su cuerpo y por medio de su cuerpo; nada sucede o existe en él que no encuentre una expresión adecuada en los órganos y en los movimientos de su cuerpo”.
“La corporeidad y la carnalidad son el ámbito en que se decide sobre el hombre, sobre su salvación o perdición”.
En el desarrollo de este tema el diccionario expone como acápites: El cuerpo como signo de la persona y medio expresivo primario de la interioridad humana. El cuerpo como revelador del hombre, de su belleza y de su fuerza. También apunta:
“El que cree en Cristo no tiene ya necesidad de recuperar su prestigio o de significar su vocación con un vestido especial. Metafóricamente se ha revestido del hombre nuevo o de Cristo, y esta renovación realizada por el Espíritu es fuente de la nueva situación… En la economía cristiana un vestido no puede ser ya más que un símbolo ilustrativo, pero no depende de él la valoración del hombre”.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Eckhart y Teilhard vistos por Thomas Merton.
sábado, 18 de octubre de 2008
Santidad y constancia.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Etty Hillesum...en tiempos difíciles.
Conjeturas...
lunes, 13 de octubre de 2008
En oración.
viernes, 10 de octubre de 2008
Etty Hillesum. El sentido de la vida.
Los textos que estamos compartiendo están tomados de su Diario, publicados en castellano por ANTROPOS Editorial, 2007.
“De nuevo arrestos, terror, campos de concentración; se llevan a cualquier padre, hermana o hermano. Busco el sentido de la vida y me pregunto si no tiene sentido en absoluto. Pero este es un tema que cada uno tiene que arreglar consigo mismo y con Dios. Tal vez cada existencia tenga su propio sentido y se necesite una vida entera para encontrarlo”.
jueves, 9 de octubre de 2008
La edad del alma. Etty Hillesum.
miércoles, 8 de octubre de 2008
LIBROS de Thomas Merton.
domingo, 5 de octubre de 2008
Thomas Merton: intuiciones difíciles.
jueves, 2 de octubre de 2008
Verdad y plenitud.
miércoles, 1 de octubre de 2008
Merton y Teresita.
En la autobiografía de T.Merton, página 355, encontramos una nueva referencia a San Juan de la Cruz y el descubrimiento de la santidad de Teresa de Lisieux, a quien Merton llama “la florecita”. Son tiempos de clarificación, en que su vocación dormida está volviendo a despertar; una nueva visita a un monasterio de contemplativos, Nuestra Señora del Valle, le llena de gozo interior y le devuelve al mundo mucho más fortalecido y dispuesto: “Estaba consciente de haber adquirido alimento y fuerza, de haberme desarrollado secretamente en firmeza, certidumbre y profundidad.”
Es a su regreso al trabajo en el colegio de Buenaventura, cuando Merton va reorganizando su vida con un régimen más estricto: “Levantándome más temprano por la mañana, rezando las Horas Menores al alba, o antes de ella cuando los días menguaban, en preparación de la misa y comunión.” Y añade: “Hacía muchas lecturas espirituales… vidas de santos… Juana de Arco, San Juan Bosco, San Benito. Me entretenía la Subida al Monte Carmelo de San Juan de la Cruz y las primeras partes de la Noche Oscura, por segunda vez de hecho, pero por primera vez comprendiéndola.” (355). Juan de la Cruz acompañará el camino espiritual de Thomas Merton durante muchos años, y encontramos referencias explícitas a él en otros libros suyos, como “Ascenso a la Verdad”.
Pero Merton reconoce aquí un nuevo y enriquecedor vínculo con la espiritualidad del Carmelo; así escribe en esta misma página:
“El gran regalo que se me dio, ese octubre, en el orden de la gracia, fue el descubrimiento de que la Florecita era realmente una santa, y no santa muda como una muñeca en las imaginaciones de muchas ancianas sentimentales. No sólo era santa, sino una gran santa, una de las mayores: ¡Tremenda! Le debo toda clase de disculpas y reparación por haber ignorado su grandeza durante tanto tiempo.”
La mirada de Merton sobre la santa francesa no es acrítica, a pesar de tanto entusiasmo. Reconoce que en su espiritualidad hay mucho de la fealdad y mediocridad de la clase burguesa a la que Teresita y su familia pertenecían (356-357). Por ejemplo: “Su afecto nostálgico por una graciosa quinta llamada Las Buissonets; su gusto por el arte completamente almibarado, por los angelitos de azúcar y santos de pastel jugando con corderos tan suaves y vellosos que literalmente crispan los nervios a la gente como yo. Escribió una serie de poemas que, sin importar lo admirable de sus sentimientos, se basaban ciertamente en los modelos populares mas mediocres”.
No obstante, en medio de todo lo anterior, Merton descubre en Teresa de Lisieux el poder de la gracia de Dios, que convierte en posible lo imposible; de un ambiente como en el que vivió Teresita difícilmente saldría una santa, según Merton. Pero él escribe: “Y no solo llegó a ser santa, sino la mayor santa que ha tenido la Iglesia en trescientos años… aun mayor, en ciertos aspectos, que los dos tremendos reformadores de su orden: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila” (357).
No está lejos esta manera de mirar la santidad de Teresa de la que desarrolla Jean Francoise Six en sus libros sobre la infancia, vida conventual y muerte de Teresita. Merton encomienda a Teresa sus preocupaciones de ese momento (su hermano John Paul, su trabajo en Harlem, su camino vocacional); la ve como intercesora. Pero el verdadero lugar de los santos en nuestra vida para Thomas Merton es mucho más amplio, y así lo dice en estas mismas páginas:
“Descubrir un nuevo santo es una maravillosa experiencia. Pues Dios se magnifica grandemente y se hace maravilloso en cada uno de sus santos. No hay dos santos iguales; pero todos ellos son como Dios, como Él de un modo diferente y especial. De hecho, si Adán nunca hubiese caído, toda la raza humana habría sido una serie de imágenes magníficamente diferentes y espléndidas de Dios, cada uno de todos los millones de hombres exponiendo Sus glorias y perfecciones de un modo asombrosamente nuevo, cada uno brillando con su santidad particular, una santidad destinada a Él desde toda la eternidad como la perfección sobrenatural más completa e inimaginable de su personalidad humana.” (Pág.355)
“Los santos no son objetos inanimados de contemplación. Se hacen nuestros amigos, participan de nuestra amistad, la corresponden y nos dan inequívocas muestras de su amor por nosotros mediante las gracias que recibimos a través de ellos.” (357)
Podemos resaltar también lo siguiente en relación con este tema, a partir de la reflexión de Merton:
1- ¿Tiene límites la gracia de Dios? “Me asombraba completamente la aparición de una santa en medio de la fealdad y mediocridad hinchada, aterciopelada, súper decorada y cómoda de la burguesía… tales gentes podían resultar inocuos pedantes, ¿Pero de gran santidad? Nunca.” (356). Pero, a través de Teresa, él descubre otra realidad: “llegó a ser santa no desertando de la clase media, no abjurando, despreciando, y maldiciendo la clase media, o el ambiente en que había crecido; por el contrario, se pegó a él en tanto puede pegarse a una persona a tal cosa y ser una buena carmelita. Conservó lo que era burgués en ella…”. (356).
2- Sin embargo:” En cuanto a santidad se refería, toda esa fealdad exterior era, per se, del todo indiferente. Y más aun, como todos los males físicos del mundo, podía servir muy bien, per accidens, de ocasión o hasta de causa secundaria de un gran bien espiritual.”
Tengamos presente que Merton es un artista, un hombre de una sensibilidad particular, un poeta; de ahí su mirada crítica al barroquismo o mal gusto de cierta espiritualidad o ciertas devociones. Pero lo exterior no es lo esencial, sino lo interior, lo profundo. La Florecita hará de centinela para el hermano de Merton, y también para su propia vida.
“Cuando el Espíritu Santo encuentra un alma en que puede obrar, emplea esa alma para cualquier número de propósitos; despliega ante sus ojos un centenar de direcciones nuevas, multiplicando sus obras y sus oportunidades para el apostolado hasta límites casi increíbles y ciertamente mucho más allá de la fuerza ordinaria de un ser humano.” (360)
Así, pensando en Teresa de Lisieux, Merton afirma:
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.