Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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miércoles, 30 de noviembre de 2022
ADVIENTO EN THOMAS MERTON
martes, 29 de noviembre de 2022
TRES IDEAS FUNDAMENTALES SOBRE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
1. El centro de la espiritualidad cristiana no está en la renuncia a todo lo bueno y gozoso que Dios ha puesto en este mundo, sino en la vida, en la plenitud de la vida, en la dignidad de la vida y también en el goce y el disfrute de la vida.
2. La espiritualidad cristiana comporta unas exigencias éticas que arrancan del mensaje de Jesús sobre el reino de Dios, lo que no significa reducir el cristianismo a un proyecto ético, porque la ética de Cristo no se puede llevar a la práctica si no se vive desde una profunda experiencia mística.
3. La espiritualidad cristiana no se puede vivir sino desde una verdadera pasión por la utopía. De forma que la utopía tiene que ser el motor de toda persona que pretenda tomar en serio la espiritualidad que brota del Evangelio.
José María Castillo, Espiritualidad para insatisfechos
lunes, 28 de noviembre de 2022
LA RELIGIÓN DE JESÚS
"El problema más importante que tiene que afrontar y resolver la Iglesia, está en que el centro de su vida, su organización y su presencia en el mundo, no es el Evangelio, sino la religión.
En efecto, lo que la gente ve en el cristianismo es una religión. Una más, entre tantas otras. Las catedrales, los templos, el clero (obispos, curas, frailes y monjas), palacios episcopales, parroquias, conventos, ceremonias sagradas, los santos y sus procesiones, todo eso no produce (ni puede producir) otra impresión que no sea el respeto reverente de quien asiste, con devoción sumisa, a un ceremonial sagrado. O sea, ni más ni menos, que una religión en toda regla.
Pues bien, así las cosas, el que se ve metido en semejante ambiente, si es que oye leer el Evangelio, ¿Qué puede pensar de lo que está oyendo? Pues muy sencillo: el Evangelio es uno de los componentes o elementos, uno más, de la religión. El que asiste a un acto religioso –ya se sabe– allí verá curas, velas, incienso; oirá música y cantos religiosos, verá gente seria y bien vestida. Y escuchará lecturas sagradas, de la Biblia y de los santos. Hasta que llega el momento “más religioso” de “toda la religión”. El momento en que todo el mundo se pone de pie porque se va a leer el Evangelio. Por eso, ¿Qué puede pensar la gente del Evangelio? Pues lógicamente, que es el momento o el componente más religioso de toda la religión.
¿Y para eso vino Jesús a este mundo? ¿Para darles más bombo y platillo a las ceremonias de los sacerdotes? Es evidente que a nadie se le ocurre semejante estupidez. Pero, entonces, ¿Qué es y qué representa esto que llamamos “el Evangelio”?
Ante todo, quede claro lo más importante: Jesús no vino a este mundo, ni a reformar o mejorar la religión que había, ni a fundar otra nueva. ¿Cómo iba a pretender reformar o refundar la religión un ciudadano que fue odiado y perseguido por los más distinguidos representantes oficiales de la religión, que lo persiguieron y lo insultaron, lo juzgaron y lo condenaron, y presionaron al procurador romano hasta que lo torturó y lo mató de la forma más cruel que en aquel tiempo se podía ejecutar a un malhechor?
Así se fraguó el Evangelio. ¿Y semejante libro va a resultar que es un libro de religión? Hay que precisar, con sumo cuidado, la respuesta a esta pregunta. El Evangelio es un conjunto de relatos, en los que el protagonista, Jesús de Nazaret, habla con singular frecuencia de la relación con Dios (el Padre). Pero la relación con Dios, según Jesús, no consiste o se consigue mediante el templo, los sacerdotes, los rituales santos, las ceremonias y la total sumisión que imponen y exigen los “hombres de la religión”. La relación con Dios consiste y se consigue mediante la conducta, que se resume en la bondad y la misericordia en todo y con todos. Jesús lo dejó claro en el “mandamiento nuevo”, que impuso al final de su vida: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros… En esto conocerán que sois mis discípulos (Jn 13, 34-35).
Jesús no suprimió la religión, sino que modificó la religión: la sacó del templo y la puso en el centro de la vida, en la relación que mantenemos los unos con los otros".
José María Castillo
La religión de Jesús
lunes, 21 de noviembre de 2022
LA PURA GLORIA DE DIOS EN NOSOTROS
viernes, 18 de noviembre de 2022
VOZ QUE RESUENA...
martes, 15 de noviembre de 2022
REDENCIÓN
Para Merton, como para San Pablo, la vida del cristiano es fundamentalmente un "compartir la muerte y resurrección de Cristo", una muerte al pecado y el regalo de la nueva vida "en Cristo", que nos lleva al descubrimiento de la verdad misma, a la realización de la auténtica comunidad, a la unión contemplativa con Dios.
martes, 8 de noviembre de 2022
ESPIRITUALIDAD COMPROMETIDA
"La espiritualidad comprometida como paradigma del encuentro religioso, comporta tres elementos básicos: práctica contemplativa, acción social y diálogo interreligioso. Ninguno de estos elementos es específico de una tradición, es decir, ninguno está confinado a una tradición religiosa particular. Toda religión tiene sus prácticas contemplativas; y tales prácticas difieren en los distintos credos. No obstante, en la actualidad, el encuentro religioso global nos revela que los adherentes a una religión particular, el cristianismo, pueden compartir prácticas de otra religión, el budismo. Cuando esto sucede, los fieles de ambos credos logran reconocer los elementos que ambas religiones tienen en común, por ejemplo, que la meditación budista no difiere demasiado de ciertas formas de oración cristiana. Esta posibilidad de compartir ciertas prácticas los capacita para una mayor comprensión y estima de otros credos. A menudo sucede que terminan apropiándose de estas prácticas y expanden, así, su repertorio contemplativo.
Robert King
Thomas Merton y Thich Nhat Hanh. Espiritualidad comprometida en la era de la globalización
viernes, 4 de noviembre de 2022
CRUCES Y GRACIAS
PALABRAS DEL ESPÍRITU...
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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