Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
Seguidores
domingo, 28 de febrero de 2021
HABLAR CON RESPONSABILIDAD
SHAKERS: "Un extraño y equivocado intento de sinceridad".
sábado, 20 de febrero de 2021
CONSEGUIR LA ARMONÍA...
Una vez vi una entrevista con Catherine de Hueck Doherty, baronesa rusa, fundadora del Apostolado Madonna House. Tenía más de 80 años de edad y, reflexionando sobre las luchas de su camino espiritual, comentaba:
“Es como si habitaran tres personas distintas dentro de mí. Una a la que llamo “la baronesa”. La baronesa es espiritual, entregada a la ascesis y la oración. Es la que fundó la comunidad religiosa; la que escribió libros espirituales y quien trata de entregar su vida a los pobres. Pero dentro de mí también hay otra persona a quien yo llamo Catherine. A Catherine le gusta la ociosidad, largos baños, ropa fina, maquillarse, buen vino y, cuando estuvo casada, disfrutó de una sana vida sexual. No quiere renuncias ni pobreza. No es religiosa, como la baronesa. De hecho, odia a la baronesa y tiene una relación tensa con ella. Por último, dentro de mí hay alguien más, una niña. Una niña recostada sobre una ladera en Finlandia, mirando las nubes y soñando despierta. Y, a medida que envejezco, me siento cada vez más como la baronesa; anhelo más a Catherine; pero creo que tal vez la niña que sueña despierta, recostada en una colina de Finlandia, podría ser mi verdadero yo”.
Estas palabras provienen de un gigante espiritual. Alguien que logró tanto la integridad como la santidad, después de una larga búsqueda y de una lucha difícil. Al igual que Catherine Doherty, todos albergamos diferentes personas dentro de nosotros. “Totalidad” significa hacer, de alguna manera, un todo armónico con esas personas.
R. Rollheiser
miércoles, 17 de febrero de 2021
DOS RELIGIONES
Existen dos religiones, una verdadera y otra falsa, entre las cuales no tenemos más remedio que escoger.
La falsa, la pagana, es la religión de lo que nosotros hacemos por Dios, de esas cosas desagradables, tristes y raquíticas que nos imponemos por Dios. Se trata de una religión pobre, raquítica y antipática; nadie tiene ganas de imponerse más penitencia, porque nadie quiere dar un paso más en esa religión. Esa religión termina dándonos frente a Dios una mentalidad de bienhechor rencoroso; cuando miramos nuestro pasado, decimos: ¡Cuántas cosas he hecho yo por Dios! ¡Cuántas cosas le he sacrificado! Pero él, ¿qué es lo que ha hecho por mí?
La otra religión, la verdadera, es la de las cosas que Dios ha hecho por nosotros, la de las cosas grandes y maravillosas que él ha hecho en la pobreza, en la pequeñez de sus siervos. En esta religión nunca se siente uno saciado, siempre está uno encontrando maravillas, siempre está uno deseando descubrir más todavía. Es la religión del Magníficat, de los salmos que cantan las maravillas de Dios, es la religión del Credo que no dice ni una sola palabra de nosotros, pero que canta todas las iniciativas, todos los inventos, todas las grandes y maravillosas empresas de Dios para testimoniarnos su amor, para persuadirnos de que él nos ama de verdad.
La penitencia no es un simple replegarse sobre sí mismo, un confesar y reconocer las faltas... La penitencia es volver hacia el verdadero Dios, encontrarlo, conocerlo, pasmarse de su cariño, venir a sus brazos y alegrarse de su perdón.
La diferencia entre ambas concepciones se refleja en la diferencia entre Pedro y Judas. Judas reconoció su falta, fue a confesarse, les dijo a los sacerdotes: he pecado, he derramado sangre inocente. Pero se contentó con esto, no fue más allá; quedó tan abrumado por su pecado, que se hundió del todo.
Pedro, en cambio, miró a Jesús. La mirada de Pedro se dirigió a Jesús y se encontró con su divina mirada: vio a su Dios humillado, cariñoso, amante, llamándolo y esperándolo; y entonces él también se llenó de ternura, de amor, de dolor y de gozo, de una inmensa esperanza, de un verdadero arrepentimiento. ¡Y desde entonces ya no pensó más en sus faltas, echó totalmente fuera su pecado y encontró a aquel que es infinitamente mejor que el pecado y que la desesperación!
Nosotros somos cristianos, si hemos encontrado alguna vez a ese Dios, a esa divina mirada. Somos cristianos si creemos y si, después de tantos años de camino, sabemos que Dios nos ama.
Somos cristianos porque tenemos esa persuasión extraña, singular e inaudita, de que Dios nos ama, de que Dios ama a todos, de que se goza con nuestras vidas y en nuestros corazones, de que es sensible a nuestra atención y vulnerable a nuestra negativa.
En el cielo no se nos preguntará más que una cosa:¿has creído tú en el amor que Dios te tenía? Y los santos contestarán con San Juan: Nosotros hemos conocido el amor de Dios y hemos creído en él.
Louis Evely
La cosa empezó en Galilea.
lunes, 15 de febrero de 2021
AMOR Y PAZ
lunes, 8 de febrero de 2021
ESTO ES OBRA DE DIOS
lunes, 1 de febrero de 2021
DOS LIBROS SOBRE THOMAS MERTON
"A WAY TO GOD": Este poderoso libro fue impulsado por una invitación que recibió Matthew Fox para hablar sobre el centenario del nacimiento de Thomas Merton. Fox dice que muchos de los problemas en los que se ha metido, como ser expulsado de la Orden Dominicana en 1993, después de treinta y cuatro años, por el cardenal Ratzinger (que más tarde se convirtió en el Papa Benedicto), se debió a Merton, quien impulsó a Fox a asistir a la Institut Catholique de París para realizar un programa de doctorado en espiritualidad.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.