Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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viernes, 30 de noviembre de 2018
EL CUERPO: COMO UN CRISTAL DE LUZ...
miércoles, 28 de noviembre de 2018
MONJE Y ESCRITOR
lunes, 26 de noviembre de 2018
EL AMOR DE DIOS
Fray Manuel de Jesús, ocd.
martes, 20 de noviembre de 2018
PREPARANDO EL CERCANO ADVIENTO...
(Fray Manuel de Jesús, ocd).
domingo, 18 de noviembre de 2018
BUSCANDO AL DIOS VIVO (2).
viernes, 16 de noviembre de 2018
MOMENTOS DE LUZ
miércoles, 14 de noviembre de 2018
BUSCANDO AL DIOS VIVO... (1)
viernes, 9 de noviembre de 2018
DESPERTANDO AL VERDADERO YO
sábado, 3 de noviembre de 2018
PARA LLENAR UN CORAZÓN VACÍO
viernes, 2 de noviembre de 2018
LA FALSA LLAMA (4).
ESPIRITUALIDAD: ACCIÓN, AMOR, CONOCIMIENTO
Podemos diferenciar tres formas de espiritualidad: de acción, de amor y de conocimiento, o, expresado en otros términos, espiritualidades centradas en la iconolatría, el personalismo y el misticismo.
1. Alguien puede intentar que su condición humana se desarrolle y perfeccione adoptando como modelo una imagen, un ídolo, un icono, que está al mismo tiempo fuera (atrayendo), dentro (inspirando) y arriba (dirigiendo). Es esto lo que da a la vida humana, a su carácter moral, pensamiento y aspiraciones, una orientación propia y un estímulo para la acción.
2. También se podría tratar de establecer otra clase de relación en lo que podemos denominar lo Absoluto, por llamarlo de algún modo. Puede considerárselo como el misterio oculto en lo más profundo del alma humana, misterio que sólo puede descubrirse y hacerse efectivo por el amor, por una íntima relación personal, por el diálogo. En este caso, Dios no sólo es, por decirlo así, el polo esencial que orienta la personalidad humana, sino también su elemento constitutivo, pues no se puede vivir o ser sin amor y no se puede amar sin esta dimensión de verticalidad que únicamente se realiza en el descubrimiento de la persona divina.
3. La tercera forma de espiritualidad subraya los derechos del pensamiento y las exigencias de la razón, o más bien, del intelecto o intuición; rechaza un Dios más o menos construido a la medida y necesidades del hombre y pretende penetrar en el análisis último del ser para encontrar allí una visión que dé al hombre la posibilidad de vivir en la plena aceptación de su propia humanidad".
jueves, 1 de noviembre de 2018
SANTIDAD CRISTIANA
El término “santidad” aparece generalmente vinculado a otros términos afines: discipulado, seguimiento, imitación, filiación, unión, vida espiritual, vida que tiene su fuente en Cristo, o a lo que el tratado de la gracia denomina “participación”. Así, podemos afirmar que el concepto de santidad implica, por tanto, en lo concreto, vitalidad y dinamismo en la práctica de la fe.
Me parece que ilumina el tema las distinciones que hace Luis Aróstegui, carmelita descalzo, para entender de lo que hablamos cuando tratamos acerca de la santidad:
Primero, para la fe Bíblica y cristiana, el Santo es ante todo Dios, que merece adoración; es decir, el reconocimiento de lo santo como santo, de Dios como Dios.
Luego, en segundo lugar, lo Santo santifica o reserva especialmente para sí realidades terrenas, lugares, personas tiempos, acciones, relacionadas especialmente con el Santo, que funcionan como mediaciones para entrar en comunicación con los humanos. Son realidades “santas” por participación, que resultan accesibles y que pueden ser profanadas, pero el Santo no, en el sentido de que por ello sufra detrimento su santidad.
Y en tercer lugar estarían las personas llamadas “santas” en el devenir histórico cristiano, distinguibles de las que anteriormente señalábamos porque en ellas la presencia de Dios (del Santo) se realiza a través de lo ético.
Así también, dice el mismo autor, en la aplicación del calificativo “santo”, se pueden distinguir varios niveles:
a. los santos en el sentido del Nuevo Testamento, es decir, los cristianos que viven cristianamente, que han recibido la fe en el bautismo, y con ella la filiación, el Espíritu Santo. Son santos, no sólo consagrados al culto divino, sino consagrados interiormente, en su propio ser.
b. Luego, en un sentido más restringido, santos son los cristianos que viven plenamente la vida cristiana, los que han alcanzado su madurez en Cristo, y lo viven con sencillez y libertad, con naturalidad. Casi nunca empleamos con ellos la palabra “santa”, por parecernos demasiado grandes; les llamamos “buenos”.
c. Y finalmente, están los santos canonizados o canonizables, una santidad con signos “extraordinarios”, que funcionan como “modelos” eclesiales e incluso humanos.
Estas distinciones ayudan en la comprensión de la santidad cristiana, pero por supuesto que no agotan el ámbito del que tratamos, que permite siempre nuevas maneras de vida y relaciones humanas, como expresión del actuar de Dios en el mundo.
Son muchos los frutos que la llamada a la santidad ha dejado en
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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