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miércoles, 21 de febrero de 2024

OBEDIENCIA RELIGIOSA: LO QUE SÍ Y LO QUE NO

"El propósito de la obediencia religiosa no es mantener la rutina y la disciplina en el seno de una institución. Es inculcarnos la obediencia al Espíritu Santo, hacernos capaces de obedecer al Espíritu. No implica una subordinación de por vida a la autoridad. Nosotros mismos hemos desvirtuado la idea de obediencia porque siempre la hemos visto en el contexto de la autoridad, o de la institución. En este contexto tiene alguna validez, pero se la ha llevado demasiado lejos. También se ha asociado la obediencia con una suerte de alienación, la noción de que debemos, lisa y llanamente, obedecer y de que eso es lo único que cuenta. 

La obediencia tiene por finalidad flexibilizar a una persona, liberarla del apego a su voluntad propia. Pero no hay que suponer que es sometiéndose a la autoridad como uno se convierte en santo. Si dejas que la autoridad quiebre tu voluntad, puedes convertirte en un bicho raro o en un robot. El sentimiento de autarquía es un problema y tenemos que renunciar a él, de eso no cabe duda. En la muerte y la resurrección de Cristo hay una verdad absolutamente válida e inmutable: el hecho de que tenemos que morir a nuestra propia voluntad, pero no de la forma en que esa muerte ha sido presentada, como una especie de sadismo jurídico e incluso a veces sistemático. Si un superior sabía que no te gustaba hacer una cosa, era esa cosa la que tenías que hacer. Hasta podía haber en ello cierta complacencia morbosa. Esas prácticas eran perniciosas y a causa de ellas la obediencia religiosa ha caído en descrédito. 

La obediencia religiosa es importante porque libera
. Cuando libera, cumple su función. Libera si el Espíritu nos libera. Así pues, es posible ser libre, inclusive cuando hay abuso, si uno ve las cosas correctamente. Pero ahora, a partir del Concilio, es preciso modificar la situación. Hay ocasiones en las que uno no puede permanecer absolutamente pasivo ante la autoridad, situaciones en las que uno debe respetuosamente explicar las razones por las que no está dispuesto a obedecer. Y ver qué dice entonces la autoridad. En otras palabras, poner el problema sobre la mesa y discutirlo."

Thomas Merton
Los manantiales de la contemplación

MÍSTICA DEL TRABAJO

 

"Si uno se lleva bien con su trabajo y lo hace con tranquilidad, está orando todo el tiempo. Es importante recuperar este equilibrio, y comprender que el trabajo realizado como es debido no impide orar. El trabajo hecho como es debido es oración. Como es debido: lo cual no quiere decir que tengas que regodearte con él, ni que debas empeñarte en hacerlo a la perfección; es hacerlo como instrumento de Dios. Hay en esta actitud un sustrato de profundo misticismo. No es una mística. Es misticismo, una forma de estar unido a Dios." 

Thomas Merton

lunes, 19 de febrero de 2024

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO (Textos para meditar en Cuaresma)

Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!” (EG 3).

DIOS: “Como un centro luminoso de fiesta y de alegría que quiere comunicar a su pueblo ese gozo salvífico”, para hacerse presente “en la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana” (EG 4).

NO a una Cuaresma sin Pascua: Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias: «Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha […] Pero algo traigo a la memoria, algo que me hace esperar. Que el amor del Señor no se ha acabado, no se ha agotado su ternura. Mañana tras mañana se renuevan. ¡Grande es su fidelidad! […] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3,17.21-23.26).

¿Cuál es la fuente de esa alegría?: conservar un corazón creyente, desprendido y sencillo… esas alegrías beben en la fuente del amor siempre más grande de Dios que se nos manifestó en Jesucristo. No me cansaré de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro del Evangelio: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». (EG 7).

“Sólo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?” (EG 8). El bien tiende siempre a comunicarse. “Quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia» (2 Co 5,14); «¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!» (1 Co 9,16)” (EG 9). Testimoniar la alegría del Evangelio. Ofrecer la novedad de Cristo, que no es repetir fórmulas, sino reconocer su Presencia en el presente que vivimos.

Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina” (EG 11).

1. Si bien esta misión nos reclama una entrega generosa, sería un error entenderla como una heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él, más allá de lo que podamos descubrir y entender. Jesús es «el primero y el más grande evangelizador». En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu. La verdadera novedad es la que Dios mismo misteriosamente quiere producir, la que Él inspira, la que Él provoca, la que Él orienta y acompaña de mil maneras. En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que «Él nos amó primero» (1 Jn 4,19) y que «es Dios quien hace crecer» (1 Co 3,7). Esta convicción nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan exigente y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero al mismo tiempo nos ofrece todo.

2. Tampoco deberíamos entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvido de la historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante. La memoria es una dimensión de nuestra fe… Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de la Iglesia, que nos introduce cada vez más en la Pascua (cf. Lc 22,19). La alegría evangelizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir. Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón… Junto con Jesús, la memoria nos hace presente «una verdadera nube de testigos» (Hb 12,1). Entre ellos, se destacan algunas personas que incidieron de manera especial para hacer brotar nuestro gozo creyente… El creyente es fundamentalmente «memorioso».

“Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción” (EG 14).

ASÍ: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).

FRANCISCO
La alegría del Evangelio

viernes, 9 de febrero de 2024

ITINERARIO PARA LA CUARESMA

Como cada año, y tomando como punto de partida la idea central de la oración colecta del miércoles de ceniza, y de los 5 domingos de Cuaresma podemos preparar un itinerario espiritual para esta Cuaresma 2024, a la que luego cada uno puede aportarle su propia mirada y complemento.

Ceniza: “Que nos mantengamos en espíritu de conversión”. (CONVERSIÓN). Conversión, entendido como crecimiento, transformación; como estar en camino. Recuperar el ritmo de la auténtica vida espiritual. Contamos con la Gracia, se pide nuestra respuesta: “mantengamos”, nosotros; que la gracia no se desaproveche, no caiga en saco roto.

Domingo 1: “Avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en plenitud”. (MISTERIO). Dios es misterio, exige búsqueda, conocimiento e inteligencia espiritual; no academicismo, sino sabiduría que brota de la experiencia, del camino, de la vida. Conocer a Cristo para vivir a Cristo. Experimentar la eterna novedad de Dios.

Domingo 2: “Alimenta nuestro espíritu con tu Palabra”. (PALABRA) Abiertos a la escucha, Dios habla en todo: en Cristo, en la Escritura, en la Creación, en la Historia, en la cotidianeidad. La lectura diaria del evangelio es fuente de vida. Palabra que alimenta y fortalece. “Tu palabra me da vida”; “Habla, que tu hijo escucha”. “Tú tienes palabras de vida eterna”. Jesús, la Palabra de Dios. Ir a la Escritura para encontrar al Cristo vivo.

Domingo 3: “Restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso del pecado”. (MISERICORDIA). El peso del pecado: el egoísmo y la injusticia que aplastan al ser humano, generadores de violencia, desigualdad, pobreza, marginación. Ir más allá de una comprensión del pecado como mancha, suciedad; más que un cuerpo puro, Jesús habla de un corazón puro. La paciencia y la misericordia de Dios sanan, restauran y liberan. Nos hacen al mismo tiempo restauradores y liberadores de nuestros hermanos/as.

Domingo 4: “Haz que el pueblo cristiano se apresure con fe viva y entrega generosa a celebrar las próximas fiestas pascuales”. (GENEROSIDAD CELEBRATIVA). Aquí se habla de un estilo espiritual: vida, generosidad; preparación, disposición. Ya no caminamos, sino que corremos, queremos alcanzar la meta, el gozo que se nos promete. Palabra clave aquí: celebrar. La prisa, la urgencia, es para la fiesta.

Domingo 5: “Que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a Cristo a entregarse a la muerte para salvar el mundo”. (AMOR). Preparados, listo, para el amor. Todo el camino cuaresmal es para esto: para abrirnos al amor que Dios nos regala en Cristo: infinito, gratuito e incondicional.


A manera de resumen de este camino:

Las claves de este camino son: Llamados a la CONVERSIÓN para adentrarnos en el MISTERIO que nos revela a CRISTO, PALABRA; él nos comunica la buena noticia de la MISERICORDIA del Padre, y nosotros nos APRESURAMOS para entregarnos en brazos del AMOR.

Fray Manuel de Jesús, ocd

SOBRE EL AYUNO DE CUARESMA

“No es que el alimento sea un mal, ni que las satisfacciones naturales sean algo que Dios nos concede de mala gana, prefiriendo privarnos de ellas cuando puede. Ayunar es bueno porque el mismo alimento es bueno. Pero las cosas buenas de este mundo tienen eso, que son buenas en su momento y no fuera de él. El alimento es bueno, pero comer constantemente es malo, y en realidad ni siquiera es agradable. El hombre que se atiborra de alimento y de bebida disfruta con su hartura mucho menos que quien ayuna con su frugal colación.

Aun el ayuno mismo, en moderación y conforme a la voluntad de Dios, es cosa agradable. Hay saludables goces naturales en la contención de sí mismo: goces del espíritu, que comparte su ligereza aun con la carne. Feliz el hombre cuya carne no carga a su espíritu sino que sólo se apoya ligeramente en su brazo como graciosa compañera.

Por eso hay sabiduría en ayunar. La cabeza clara y el andar ligero de quien no come en exceso le permiten ver su camino y caminar por la vida con una alegría más sabia. Incluso hay una profunda justicia natural en este ayuno en primavera.

Estas razones son verdaderas en lo que pueden valer, pero no son por sí mismas una explicación suficiente del ayuno cuaresmal. Ayunar no es meramente una disciplina natural y ética para el cristiano. Es cierto que San Pablo evoca la comparación clásica del atleta que se entrena, pero el propósito del ayuno cristiano no es sencillamente tonificar su sistema, quitarse grasas inútiles y poner en forma el cuerpo, igual que el alma, para la Pascua. El significado religioso de la Cuaresma llega más hondo que eso. Nuestro ayuno ha de verse en el contexto de la vida y la muerte, y San Pablo puso en claro que él sometía al cuerpo a sujeción no sólo por el bien del alma, sino para que el hombre entero no fuese arrojado fuera.

Dicho de otro modo, el ayuno cristiano es algo esencialmente diferente de una disciplina filosófica y ética para el bien del ánimo. Tiene parte en la obra de la salvación, y por tanto en el misterio pascual. El cristiano debe negarse a sí mismo, sea con el ayuno o de algún otro modo, para poner en claro su participación en el misterio de nuestra sepultura con Cristo para resucitar con Él a una nueva vida. Eso no puede ser meramente cuestión de actos interiores y buenas intenciones. No se entiende que haya de ser algo puramente mental y subjetivo. Por eso el ayuno le está propuesto al cristiano por una larga tradición y por la Biblia misma, como un modo concreto de expresar la negación de sí mismo imitando a Cristo y participando de sus misterios.

Es cierto que la actual disciplina de la Iglesia, por serias razones, ha aliviado la obligación de ayunar, y en algunos países, la ha suprimido del todo. Pero, ciertamente, el cristianismo debería desear, si es capaz de ello, participar en esa antigua observancia cuaresmal, tan necesaria para una autentica comprensión del significado del Misterio Pascual”.

Thomas Merton 
Tiempos de Celebración
(Pág. 127-128)

miércoles, 7 de febrero de 2024

SIN CONTEMPLACIÓN, LA ACCIÓN SE TORNA PELIGROSA

"No, la contemplación sola no construye un nuevo mundo. La contemplación sola no da de comer al hambriento, no viste al desnudo, no educa al ignorante, ni devuelve al desdichado pecador a la paz, la verdad y la unión con su Dios. 

Pero sin contemplación no tenemos la perspectiva para ver lo que hacemos en nuestro apostolado. Sin contemplación no podemos comprender el íntimo significado del mundo en el cual tenemos que actuar. Sin contemplación, permanecemos pequeños, limitados, divididos, parciales: nos aferramos a lo insuficiente, permanecemos unidos a nuestro limitado grupo y a sus intereses, perdemos de vista la justicia y la caridad universales, nos dejamos llevar por las pasiones de facción y, finalmente, traicionamos a Cristo. 

Sí, sin contemplación, sin la íntima, silenciosa, secreta búsqueda de la verdad mediante el amor, nuestra acción se pierde en el mundo y se hace peligrosa. Más aún, si nuestra contemplación es fanática y falsa, nuestra acción será tanto más peligrosa. No, debemos perdernos con el fin de ganar el mundo, debemos sumirnos en las profundidades de nuestra humildad con el fin de hallar a Cristo en todas partes y amarle en todas las criaturas: de lo contrario, le traicionaremos, al no verle en aquellos a quienes dañamos inconscientemente mientras le rezamos en nuestra «inocencia»".

Thomas Merton

La voz secreta

sábado, 3 de febrero de 2024

LO QUE HACE FALTA ES AMOR

 "En un tiempo como este hay que tener fe en la Iglesia, y el hecho de que suframos por las cosas que nos hacen sufrir, el hecho de que no podamos encontrar salida al sufrimiento, quizá sea un signo de esperanza. No pretendo entender la situación ni analizar nada... Lo que hace falta es amor. Pero el amor está sepultado en palabras, ruidos, planes, proyectos, sistemas y exhibiciones apostólicas. Y cuando abrimos la boca para hacer algo, añadimos más palabras, ruidos, planes, etc. Sufrimos la enfermedad de hablar constantemente sin casi nada que decir".

Thomas Merton, Semillas de destrucción

(Carta a Catherine de Hueck)

LA CULTURA CRISTIANA PLANTEA UNA CUESTIÓN...

 

"Es importante darse cuenta de que la cultura cristiana plantea una cuestión, y constituye un problema. Demasiadas veces partimos del supuesto de que todas las respuestas están muy claras, y que, por supuesto, nosotros somos quienes las sabemos: que todos los demás son malintencionados ignorantes, y que lo único que se le pide a cada cual es que esté de acuerdo con nosotros, en todo, desde la fe hasta los modales de la mesa y el gusto en arte. Entonces el mundo irá bien. 

 Supone que la "cristiandad" sigue siendo tanta realidad hoy como en el siglo XIII, o en cualquier caso después del Concilio de Trento, y que la cultura católica es la cultura de los que son evidente y agresivamente "católicos" en el sentido norteamericano de la palabra. No hemos sido capaces de ver que en ese sentido de la palabra, hemos llegado a ser contradicciones vivas. El "católico" que es ejemplar agresivo de una cultura católica de ghetto, limitada, rígida, llena de prejuicios, negativa, es precisamente un no-católico en el sentido cultural y quizá incluso religiosamente de algún modo, sin darse cuenta".

Thomas Merton, Semillas de destrucción

(A un profesor de humanidades)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.