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viernes, 11 de agosto de 2023

EL CRISTIANISMO NO PUEDE RECHAZAR LA HISTORIA

 

"La vida contemplativa no es ni puede ser un mero apartamiento, una pura negación, el volver la espalda al mundo con sus sufrimientos, sus crisis, sus confusiones y sus errores. Ante todo, aun el intentarlo ya sería ilusorio. Nadie puede apartarse completamente de la compañía de sus semejantes: y la comunidad monástica, para bien o para mal, está profundamente implicada en las estructuras económicas, políticas y sociales del mundo contemporáneo. Olvidarlo o ignorarlo no absuelve al monje de su responsabilidad por la participación en los acontecimientos en que su mismo silencio y su mismo "no saber" pueden constituir una forma de complicidad. El mero hecho de "ignorar" lo que pasa puede convertirse en una decisión política". 

"La vida contemplativa del cristiano no es una vida de abstracción, de apartamiento, para concentrarse solamente en esencias ideales, en absolutos, en la eternidad nada más. El cristianismo no puede rechazar la historia. No puede ser una negación del tiempo". 

Thomas Merton

Semillas de destrucción

EL TRABAJO TAMBIÉN ES ORACIÓN

 "Si uno se lleva bien con su trabajo y lo hace con tranquilidad, está orando todo el tiempo. Es importante recuperar este equilibrio, y comprender que el trabajo realizado como es debido no impide orar. El trabajo hecho como es debido es oración. Como es debido: lo cual no quiere decir que tengas que regodearte con él, ni que debas empeñarte en hacerlo a la perfección; es hacerlo como instrumento de Dios. Hay en esta actitud un sustrato de profundo misticismo. No es una mística. Es misticismo, una forma de estar unido a Dios. Nuestra voluntad puede no estar en perfecta consonancia con la voluntad de Dios. Pero la idea hindú conlleva verdad: es Dios y solo Dios quien hace el trabajo a través de nosotros".

Thomas Merton

Los manantiales de la contemplación

lunes, 7 de agosto de 2023

HALLAR EN EL FIN NUESTRO COMIENZO...

"Hay una sola cosa importante sobre todas: el «retorno al Padre». 
El Hijo vino al mundo y murió por nosotros, resucitó y subió al Padre; nos envió Su Espíritu, para que en Él y con Él podamos volver al Padre. 

Para que podamos salir limpiamente de en medio de todo lo transitorio e inconcluso: volver a lo Inmenso, a lo Primordial, a la Fuente, al Desconocido, a Aquel que ama y sabe, al Silencioso, al Misericordioso, al Sagrado, a Aquel que lo es todo. 

Buscar algo, preocuparse de algo que no sea esto, es solo locura y enfermedad, pues ese es el entero significado y el núcleo de toda existencia, y en eso toman su justa significación todos los asuntos de la vida, todas las necesidades del mundo y de los hombres: todos apuntan a ese único gran regreso a la Fuente. 

Todas las metas que no sean definitivas, todos los «términos de la línea» que podemos ver y planear como «términos», son sencillamente absurdos, porque ni siquiera empiezan. El «regreso» es el fin más allá de todos los fines, y el comienzo de los comienzos. 

El «regreso al Padre» no es «retroceder» en el tiempo, enrollar el rollo de la historia, ni volver del revés nada. Es ir adelante, ir más allá, pues volver sobre los propios pasos sería una vanidad encima de la vanidad, una repetición del mismo absurdo al revés. 

Nuestro destino es ir más allá de todo, dejarlo todo, apremiar adelante, hacia el Fin, y hallar en el Fin nuestro Comienzo, el Comienzo siempre nuevo que no tiene fin

Obedecerle por el camino, para alcanzar a Aquel en quien he comenzado, y que es la clave y el fin, porque es el Comienzo".

Thomas Merton
Conjeturas...

jueves, 13 de julio de 2023

"CUANDO EL AMOR ESTÁ EN MÍ, SOY UNO CON EL AMOR" (Rumi)

 

"El amor del que hablamos, el que buscamos, cuya voz resuena en la parte más recóndita de nuestro ser, no es un un objeto que puede ser adquirido, una recompensa a nuestros logros, ni un adorno para nuestro espíritu. No es algo que está allí afuera llamándonos y ni siquiera algo aquí adentro que responde. No es una cosa. Es una persona, una realidad que debemos recibir en nuestras vidas, abrazarla y convertirnos en ella

Recibir el Amor en nuestras vidas es convertirnos en uno con el Amor, es decir, convertirnos en uno con Dios y en Dios ejercitar la unidad del Amor.

 Cuando nos hacemos uno con el Amor, amamos como Dios ama, todo lo que Dios ama, a todos aquellos a quienes Dios ama. Amamos a quienes amamos con el mismo Amor con el que Dios ama.

 No hay otro Amor, ni grados de amor. Sólo hay un Amor en el que nos hemos convertido, que se ha convertido en nosotros".

John Kirvan, Anhelo de Dios


martes, 11 de julio de 2023

UN LIBRO SOBRE THOMAS MERTON

"Este precioso libro de María Luisa López Laguna tiene la cualidad única de ser un documento testimonial en el que se dan la mano sus propias vivencias y la escucha atenta de las palabras de sabiduría de Merton. Sirviéndose de los diarios de Merton, de sus cartas, libros de meditaciones y conferencias, ella misma ha compartido una conversación abierta construyendo un juego de espejos con el que abismarnos en nuestra propia interioridad. Para ello se ha hecho eco, de manera creativa, de los mismos géneros que Merton cultivara -epistolar, autobiográfico, académico, e incluso poético-, y ha trazado de ese modo un mapa del corazón que a su vez encuentra reflejo externo en un rico itinerario geográfico que pasa por distintos lugares de Asia, Estados Unidos, Brasil, Francia, España... Con palabras de aprecio se dirige a su querido maestro, un "místico de nuestro tiempo" que no fue "ni ángel ni estatua", resumiendo de manera atinada el sentido sustancial de su existencia, "una vida con horizonte", y le escribe: "Fuiste un instrumento de Dios. Él obró en ti, por ti, cosas grandes -como en María". 
Fernando Beltrán Llavador
Asesor internacional de la International Thomas Merton Society


"En las páginas de este libro de María Luisa descubrí pronto la frescura y la novedad de la comunión espiritual que nos aporta la Resurrección de Cristo a todos los bautizados, a los consagrados, a todos los hombres. A su amistad espiritual con Thomas Merton ni se le puede dar otro fundamento ni buscar otra perspectiva más que ésta. Por eso su libro es a la vez original y profundo, como toda buena amistad. Nos muestra a Merton y a ella disfrutando de la vida consagrada a Dios y a los hombres.

Francisco Rafael de Pascual, ocso.
Abadía Cisterciense de Viaceli. Cóbreces (Cantabria)

viernes, 7 de julio de 2023

LA EPIFANÍA DE DIOS EN NUESTRA POBREZA

"Dios no es un «problema» y nosotros, que vivimos la vida contemplativa, hemos aprendido por experiencia que nadie puede conocer a Dios mientras esté intentando resolver «el problema de Dios». Tratar de resolver el problema de Dios es tratar de verse los ojos. Uno no puede verse los ojos porque son aquello con lo que ve, y Dios es la luz por la que vemos —por la que vemos, no un «objeto» claramente definido llamado Dios, sino todo lo demás en el Único invisible—. 

Dios es entonces Aquel que ve y la Visión, pero Él no es visto en la tierra. En el cielo, Él es Aquel que ve, la Visión y el Visto. Dios se busca a Sí mismo en nosotros, y la aridez y aflicción de nuestro corazón es la aflicción de Dios que no es conocido en nosotros, que no puede encontrarse a Sí mismo en nosotros, porque no nos atrevemos a creer o confiar en la increíble verdad de que El puede vivir en nosotros, y puede morar en nuestro ser porque lo elige, porque lo prefiere

En efecto, existimos solo para esto, para ser el lugar que El ha elegido para Su presencia, Su manifestación en el mundo, Su epifanía. Pero nosotros oscurecemos todo esto y lo hacemos vergonzoso porque no lo creemos, porque nos negamos a creerlo. No es que odiemos a Dios, sino mas bien que nos odiamos a nosotros mismos y hemos perdido la esperanza en nosotros mismos

Si empezáramos a reconocer, humilde pero verdaderamente, el verdadero valor de nuestro yo, veríamos que este valor es el signo de Dios en nuestro ser, la firma de Dios sobre nuestro ser. Por suerte, el amor del prójimo se nos da como el camino para comprender esto, pues el amor de nuestro hermano, de nuestra hermana, de la persona amada, de nuestra esposa, de nuestro hijo, esta ahí para que veamos con la claridad de Dios mismo que somos buenos. Es el amor de quien me ama, de mis hermanos o de mi hijo, lo que ve a Dios en ml, lo que hace a Dios creíble para mi mismo en mi. Y es mi amor a la persona que amo, a mi hijo, a mi hermano, lo que me permite mostrarles que Dios esta en ellos. El amor es la epifanía de Dios en nuestra pobreza".

Thomas Merton

The Hidden Ground of Love

lunes, 3 de julio de 2023

NUEVO LIBRO DE THOMAS MERTON

"El mundo nos persigue hasta el interior del desierto con intención de reconquistarnos y hacernos volver. Si tenemos algo suyo, el mundo lo aprovechará para reclamarnos (Lección 15). La vocación monástica se alimenta de la espiritualidad cristiana más antigua, de las aguas vivas aún no canalizadas por espiritualidades posteriores que, con el paso del tiempo, han ido incorporando adherencias. Pero también debe sintonizar con los hombres y mujeres de cada época, con sus anhelos y temores. Ha de vivir en el presente bajo la guía del Espíritu, que abre horizontes siempre nuevos. El maestro de novicios Thomas Merton explica los secretos que, desde el principio, han ayudado a seguir al Señor Jesús".

viernes, 30 de junio de 2023

PARA SER DISCÍPULO...

"Con gran ingenuidad pensamos que el camino espiritual es transitado por «los buenos». Nada de eso: no necesitan de salud los sanos – asegura Jesús – , sino precisamente los enfermos. Nadie emprendería un camino de búsqueda espiritual si no fuera consciente, al menos en parte, de que su alma está afligida por alguna enfermedad. ¿Enfermedad? (Yo diría también: alguna carencia, algún anhelo) ¿Qué enfermedad? Nuestro cuerpo y nuestra mente nos revelan que hay algo que no funciona: nos falta espíritu. Para ser discípulo basta tomar consciencia de esta carencia, escuchar la llamada a crecer y, en fin, ponerse a caminar ("Sal de tu tierra... "Conviértete"). Ningún fallo es un verdadero obstáculo si existe el deseo honesto de superarlo (La "determinada determinación" de Santa Teresa) .

Un camino espiritual es un conjunto de pautas o consignas que orientan la transición desde un origen oscuro, o al menos insatisfactorio, hasta una meta luminosa, enseñando cómo superar las dificultades o trabas que se puedan presentar. Un camino espiritual es bueno si nunca pierde de vista ni el horizonte último al que tiende ni el paso siguiente que debe darse para ir a él: ambos polos deben permanecer siempre unidos, pues sólo esta unión es la que conforma un camino. La función del maestro espiritual es mostrar al discípulo que ese horizonte lo tiene dentro (que es su verdadera identidad) y que el siguiente paso que debe dar para alcanzarlo lo tiene ante sus ojos, al alcance de la mano".

Pablo de Ors

Biografía de la luz.

(Con algunos añadidos)

miércoles, 28 de junio de 2023

MEDITAR (ESPÍRITU DE PRINCIPIANTE)

"Comencé a sentarme a meditar en silencio y quietud por mi cuenta y riesgo, sin nadie que me diera algunas nociones básicas o que me acompañara en el proceso. La simplicidad del método —sentarse, respirar, acallar los pensamientos…— y, sobre todo, la simplicidad de su pretensión —reconciliar al hombre con lo que es— me sedujeron desde el principio. Como soy de temperamento tenaz, me he mantenido fiel durante varios años a esta disciplina de, sencillamente, sentarse y recogerse; y enseguida comprendí que se trataba de aceptar con buen talante lo que viniera, fuera lo que fuese.

Durante los primeros meses meditaba mal, muy mal; tener la espalda recta y las rodillas dobladas no me resultaba nada fácil y, por si esto fuera poco, respiraba con cierta agitación. Me daba perfecta cuenta de que eso de sentarse sin hacer nada más era algo tan ajeno a mi formación y experiencia como, por contradictorio que parezca, connatural a lo que en el fondo yo era. Sin embargo, había algo muy poderoso que tiraba de mí: la intuición de que el camino de la meditación silenciosa me conduciría al encuentro conmigo mismo tanto o más que la literatura, a la que siempre he sido muy aficionado.

Para bien o para mal, desde mi más temprana adolescencia he sido alguien muy interesado en profundizar en mi propia identidad. Por eso he sido un ávido lector. Por eso cursé Filosofía y Teología en mi juventud. El peligro de una inclinación de este género es, por supuesto, el egocentrismo; pero gracias al sentarse, respirar y nada más, comencé a percatarme de que esta tendencia podía erradicarse no ya por la vía de la lucha y la renuncia, como se me había enseñado en la tradición cristiana, a la que pertenezco, sino por la del ridículo y la extenuación. Porque todo egocentrismo, también el mío, llevado a su extremo más radical, muestra su ridiculez e inviabilidad. De pronto, gracias a la meditación, incluso el narcisismo mostraba un lado positivo: gracias a él, podía perseverar yo en la práctica del silencio y de la quietud. Y es que hasta para el progreso espiritual es preciso tener una buena imagen de sí mismo".

Es el primer capítulo de Biografía del silencio, de Pablo de Ors; disposición exterior e interior para iniciar la meditación. 

lunes, 26 de junio de 2023

EL PODER DEL GESTO PURO

 

"Un día una mujer me preguntó: ¿cómo se ha de orar? A mi vez, yo la interpelé: ¿puede usted ponerse de rodillas? Esta pregunta tocó en ella alguna fibra sensible y me repuso un tanto irritada: ¿qué quiere decirme con eso?. Es muy simple -respondí- para orar, arodíllese ante su cama y abandónese. Visiblemente sobresaltada, se levantó y salió sin siquiera despedirse. 

 Al día siguiente vino a verme y me contó que cuando se marchó, después de haber recibido una especie de choque destructor, echó a correr y correr, cada vez más deprisa. Que al llegar al hotel subió la escalera de dos en dos y que al entrar en su habitación echó el cerrojo y se arodilló. "En ese mismo instante -me contaba- un algo se apoderó de mí".

 No sabía "lo" que le había sucedido ni como "aquello" le había llegado, pero lo que estaba muy claro es que en aquella postura ella se había sentido como totalmente abandonada, liberada, cobijada. Sí, aquella mujer ahora comprendía. Ese es el poder del gesto puro".

Karlfried Graf Dürckheim

Práctica del camino interior

viernes, 23 de junio de 2023

CARNE Y ESPÍRITU

Puede ser sugerente para comprender la visión de la santidad de TM su explicación acerca de los términos “carne” y “espíritu
[1]

La carne es un término genérico no solo para referirse a la vida corporal (pues de hecho, el Espíritu santifica alma y cuerpo), sino sobre todo para la vida “mundana”. La “carne” incluye no sólo la sensualidad y el libertinaje, sino también el conformismo, las acciones fundadas en el mero respeto humano, o en el convencionalismo social. Obedecemos a la “carne” cuando seguimos las normas del prejuicio, la complacencia, el fanatismo, el orgullo de casta, la superstición, la ambición o la codicia. También la santidad aparente, basada en la hipocresía y no en la sinceridad del corazón. Cuando incluso, acciones heroicas, van más a conseguir la admiración de otros que a alabar a Dios y buscar el bien. 

 Actuar según las leyes del “espíritu” es otra cosa: es ir por los caminos de la paz y la vida; por los caminos de la humildad y del amor. El espíritu habla desde un recóndito lugar interior, inaccesible a la “carne”. La “carne” es nuestro falso yo, lo más externo; el “espíritu”, nuestro yo verdadero, nuestro ser más íntimo, que está unido a Dios en Cristo. En ese santuario interior coinciden nuestra voz interior, la voz de la conciencia y la voz del Espíritu. 

Así, nuestra vida cristiana es vida de unión con el Espíritu Santo y de fidelidad a la voluntad divina en las profundidades de nuestro ser. Aceptar lo que somos, porque es lo que Cristo ha querido asumir, para transformar y santificar según su propia imagen y semejanza[2].


[1] Terminología paulina. El apóstol nos pide que “caminemos no según la carne, sino según el espíritu”.


[2]Resistir a la carne” significa por tanto: entender la presencia del mal dentro de nosotros, y estar tranquilos, afrontándolo con objetividad y paciencia, confiados en la gracia de Cristo. Cuando estamos unidos a Cristo, aunque pueda haber tendencias perversas en acción (semillas y raíces de muerte de nuestra vida pasada) el Espíritu Santo nos concede la gracia de resistir, y nuestra voluntad de amar y servir a Dios, a pesar de esas tendencias, ratifica su acción vivificadora.

(Tesina sobre la santidad en Thomas Merton)
Fray Manuel de Jesús, ocd

jueves, 22 de junio de 2023

DESCUBRIR NUESTRA IDENTIDAD EN DIOS

"Nuestra vocación no consiste simplemente en ser, sino en trabajar junto con Dios en la creación de nuestra vida, nuestra identidad, nuestro destino. Esto significa que no debemos existir pasivamente, sino participar activamente en Su libertad creadora, en nuestra vida y en la vida de los otros, eligiendo la verdad. 

O, mejor dicho, somos llamados incluso a compartir con Dios la obra de crear la verdad de nuestra identidad. Podemos eludir esta responsabilidad jugando con máscaras, y esto nos agrada, porque a veces puede parecer una manera libre y creadora de vivir. Resulta muy fácil, según parece, agradar a todos. Pero, a largo plazo, el precio que debemos pagar y el sufrimiento son muy elevados.

 Descubrir nuestra identidad en Dios o, como dice la Biblia, «trabajar por nuestra salvación», es una tarea que requiere sacrificio y angustia, riesgo y muchas lágrimas. Exige una atención constante a la realidad en todo momento y una gran fidelidad a Dios cuando se revela, oscuramente, en el misterio de cada nueva situación

Nosotros no conocemos con claridad y de antemano cuál será el resultado de este trabajo. El secreto de mi plena identidad está escondido en Dios. Sólo él puede hacer de mí la persona que yo soy o, mejor, la que seré cuando al fin comience a ser plenamente. Pero si no deseo esta identidad y no trabajo con Él y en Él para encontrarla, la obra nunca será realizada. La manera de hacerlo es un secreto que sólo Dios puede enseñarme. No hay forma alguna de conocer este secreto sin fe. Mas la contemplación es el don mayor y más precioso, ya que me permite ver y comprender la obra que Dios quiere que haga".

Thomas Merton

viernes, 16 de junio de 2023

COSAS DE MUJERES

"El hombre norteamericano es la mitad de un ser humano, con su masculinidad sobrevalorada. Piensen ustedes en las cosas que un hombre no puede permitirse hacer porque son cosas de mujeres. No se le permite tener sentimientos tiernos o bondadosos. Tiene que tratar de no parecer puntilloso con la limpieza. A un hombre, supuestamente, no le importa mucho la vida de los animales o de las plantas: esas son preocupaciones sentimentales. Un árbol vale tantos dólares; así que se tala y se vende. Y los animales solo existen para la caza. Para ser un hombre hay que ser un poco destructivo e insensible, no dejarse llevar por los sentimientos, porque son cosas de mujeres".

Thomas Merton
Los manantiales de la contemplación

CONOCER A DIOS

"Dios no es alguien a quien hemos de conocer por medio del análisis o el razonamiento. Si consideramos que la esencia de la realidad es una cosa personal, hallaremos a Dios como lo más personal del conjunto. Sólo podemos conocer a Dios por la intuición del amor o la fe. Por lo tanto, quienes decimos que no conocemos a Dios, sino que tan sólo lo amamos y creemos en El somos los que más cerca estamos de conocerlo".

Kitaro Nishida
(Citado por Thomas Merton en : El zen y los pájaros del deseo".

viernes, 2 de junio de 2023

ANTE EL CRISTIANISMO CULTURAL

 
"A mí, como creyente en Cristo, me desconcierta la afirmación de que los ateos, los musulmanes y los budistas deberían aceptar sin problemas la cruz porque forma parte de nuestra cultura. Me desconcierta casi tanto como ver a políticos no creyentes en una celebración eucarística –por ejemplo con motivo de los llamados «funerales de Estado» o de las fiestas patronales– y, para mayor oprobio, ocupando un lugar de honor. En mi humilde opinión, la secularización interna de la Iglesia –que los obispos critican con toda razón– no es consecuencia solamente del reduccionismo ético de la fe o de las propuestas teológicas deficientes, sino también de esa complacencia ante el cristianismo cultural.

Es sabido que los primeros cristianos, practicando la llamada «ley del arcano», ocultaron los sacramentos a la mirada de quienes eran incapaces de venerarlos. Incluso los catecúmenos, una vez terminada la liturgia de la Palabra, debían abandonar el templo. Me gustaría que los cristianos actuales sintiéramos, como ellos, un poco de «pudor metafísico». Como decía Metz, «la misma sociedad profana conoce algo denominado protección de datos. Al parecer, la Iglesia no conoce algo así como protección del misterio».

En todo caso, yo estaría dispuesto a admitir –un poco a regañadientes– la presencia del crucifijo entre los incrédulos poscristianos cuando evoque para ellos valores humanos. Pero lo que ya me resulta absolutamente incomprensible es que queramos mantenerlo entre quienes provoca resonancias negativas y piden expresamente su retirada. En tales casos deberíamos más bien preguntarnos con preocupación qué hemos hecho los cristianos para que el crucifijo provoque en ellos semejante repulsa".

Luis González-Carvajal
Cristianos sin Iglesia
(Revista Concilium 340 (abril 2011)

jueves, 11 de mayo de 2023

USTED SE CONVIERTE EN AQUELLO MISMO CONTRA LO QUE COMBATE

"Usted se convierte en aquello mismo contra lo que combate, no hay duda [...]. Si yo estoy furioso y usted me enfrenta con furia, ¿cuál es el resultado? Más furia. Usted se ha convertido en aquello que soy yo. Si soy malo y usted me combate con el mal, significa que también usted se vuelve malo, por justo que pueda sentirse. Si soy brutal y usted usa métodos brutales para vencerme, entonces se ha vuelto tan brutal como yo. Y esto es lo que hemos hecho durante miles de años. Por cierto, hay una manera de abordar esto, distinta a la de enfrentarse con odio al odio. Si uso métodos violentos para calmar la furia que hay en mí, entonces estoy usando malos medios para un buen fin y, debido a eso, el buen fin deja de ser tal. De este modo no hay comprensión, no trasciende la furia. La furia debe ser estudiada con tolerancia y comprendida; no puede ser vencida por medios violentos. Ella puede ser el resultado de muchas causas y, sin comprenderlas, no hay manera de escapar de la furia.

Nosotros hemos creado al enemigo, al bandido, y el hecho de convertirnos nosotros mismos en el enemigo, de ninguna manera origina el fin de la hostilidad. Tenemos que comprender la causa de la hostilidad y dejar de alimentarla con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Esta es una tarea ardua que requiere constante percepción alerta de nosotros mismos y una inteligente flexibilidad, porque aquello que somos, eso es la sociedad, el Estado. 
El enemigo y el amigo son el resultado de nuestro pensamiento y nuestra acción. Somos los responsables de crear enemistad; por eso es más importante darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y actos que interesarnos en el enemigo y el amigo, porque cl recto pensar pone fin a la división. El amor trasciende al amigo y al enemigo".

 Obras Completas de J. Krishnamurti Vol. III

miércoles, 3 de mayo de 2023

LA VIDA EN CRISTO

"La vida cristiana se presenta claramente en el Nuevo Testamento, de forma primordial, como una participación en la vida de Cristo. Somos llamados a «morir con Él», «muriendo al pecado», para poder «resucitar con Él». La vida en Cristo no comienza, pues, con la muerte biológica sino que, por el contrario, comienza ahora con una muerte del yo, con una conversión, una metánoia, en la que «nos revestimos con la mente de Cristo» y vivimos a través de Cristo en el Espíritu. Así, Pablo dice que «el que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo» (2 Cor 5,17). 

Esta realidad se hace sacramentalmente presente a la comunidad creyente por medio del rito de iniciación del bautismo. La temprana práctica cristiana del bautismo adulto mediante la inmersión imprimía una gráfica expresión simbólica a esta participación en la muerte y resurrección de Cristo. Los escritos de los Padres hablan de las aguas del bautismo como de un útero y de una tumba. La persona que está siendo bautizada se sumerge en el agua al igual que Cristo descendió al interior de la tierra en la muerte. Emerger del agua representa a Cristo resucitando en gloria, habiendo salido victorioso sobre la muerte. En el bautismo, el Espíritu, a Quien damos entrada a través de la fe, incorpora al cristiano a la vida de Cristo. La vida de Cristo pasa a ser nuestra propia vida y así podemos decir con Pablo, «para mí, vivir es Cristo»

Con todo, la vida diaria y nuestra oración rápidamente nos muestran que nuestra vida en Cristo es una vida en proceso. Cristo es la puerta que lleva a la vida, pero somos nosotros quienes hemos de atravesar ese umbral siendo partícipes de su muerte para compartir su vida. Eso exige una lucha diaria, que con frecuencia es ardua, y cargar con nuestra cruz que es, sobre todo, nuestra propia rebeldía contra Dios, de muy hondo arraigo, y de la que se deriva nuestra tendencia a la muerte. Esta tendencia hacia el pecado y la muerte es en sí un misterio. Es la oscuridad que ha sido redimida por Cristo pero que constantemente y con esfuerzo tenemos que exponer a su mirada sanadora. Es el pecado. Es lo que Merton llama el falso yo".

James Finley

El Palacio del Vacío de Thomas Merton

viernes, 28 de abril de 2023

VIVIR ES ACEPTAR, ADMITIR, ESPERAR...

"Me confronto con todo cuanto se cruza en mi camino y me hace a veces sentirme maltratada. Es como si me dejara estrellarme contra mí misma, dejándome maltrecha y llena de arañazos. Pero imagino que tiene que ser así. A veces siento que estoy en un abrasador purgatorio y que estoy siendo forjada en otra cosa. Pero ¿en qué? Solamente puedo ser pasiva, dejar que me suceda. Pero entonces también siento que todos los problemas de nuestra época y de la humanidad en general tienen que ser combatidos dentro de mi pequeña cabeza. Y esto significa ser activa... Una vida dura me está reservada. A veces no siento ganas de continuar. En los momentos en que siento que sé exactamente lo que me va a suceder, a qué se parece la vida, me canso muchísimo y no siento la necesidad de experimentar las cosas tal como vienen. Pero la vida siempre lleva ventaja, y entonces encuentro de nuevo todo interesante y emocionante y me lleno de valentía y de ideas. Uno debe admitir sus propias pausas, pero yo me pongo mustia en estas pausas, o así me lo parece".

Etty Hillesum

Diarios

martes, 25 de abril de 2023

"ME ENTREGO A TU AMOR" (Oración de Thomas Merton)

"Señor, no he vivido como un contemplativo. Me falta lo esencial. Me limito a decir que confio en Ti, pero mis obras demuestran que en realidad solo confio en mi, y que aun tengo miedo de Ti. Toma mi vida en Tus manos de una vez, y haz con ella lo que quieras. Me entrego a Tu amor, y quiero seguir entregandome a Tu amor, sin rechazar ninguna de las realidades duras o agradables que tengas reservadas para mí. Me basta con que Tú recibas gloria. Todo cuanto Tú hayas previsto está bien. Todo es amor. El camino que Tú has abierto ante mí es un camino fácil, comparado con el arduo camino de mi propia voluntad, que me conduce de nuevo hacia Egipto y los adobes sin paja. Si permites que la gente me alabe, no me importará. Y menos todavía si permites que me censuren; por el contrario, estaré alegre. Si me envías trabajo, lo aceptaré con alegría, y será un descanso para mí, porque es Tu voluntad. Y si me envías descanso, descansaré en Ti. Sólo te ruego que me salves de mí mismo. Sálvame de mi egoísta y ponzoñoso afán de cambiarlo todo, de actuar sin motivo, de moverme por el placer de hacerlo, de alterar todo lo que Tú has ordenado. Permíteme descansar en Tu voluntad y vivir en silencio. Así, la luz de Tu alegría caldeará mi vida. Su fuego arderá en mi corazón y brillará para gloria Tuya. Para eso es para lo que vivo. Amén, amén".

Thomas Merton

miércoles, 12 de abril de 2023

RESURRECCIÓN... ¡LA ÚNICA LUZ!

 "La vida está de nuestro lado. Sabemos que el silencio y la cruz son fuerzas que no deben ser rechazadas. En el silencio y el sufrimiento, en el esfuerzo desgarrador para ser  honestos en medio de la deshonestidad (la mayoría de las vec es nuestra propia deshonestidad), en todo ello hay victoria. Es Cristo dentro de nosotros el que nos conduce a través de la oscuridad a una luz de la cual no tenemos idea y que solo puede ser hallada atravesando la aparente desesperación. Todo tiene que ser sometido a prueba. Todas las elecciones tienen que ser examinadas. Todas las lealtades tienen que pasar a través del fuego. Mucho se ha de perder. Mucho de lo que hay en nosotros. Pero la victoria es cierta. La Resurrección es la única luz, y con esa luz no hay error".

Thomas Merton, carta a Czeslaw Milosz.

jueves, 30 de marzo de 2023

LA MISA ES EL CENTRO DE TODA VIDA ESPIRITUAL Y DE TODA CONTEMPLACIÓN

 

"El centro de toda vida espiritual es Cristo en Su Misa, Cristo nuestra Pascua, que es sacrificado y "ya no muere más", sino que "atrae todas las cosas hacia Sí", para que los que somos bautizados en Su muerte, crucificando nuestra carne y sus deseos, podamos vivir Su vida, con una vida oculta en Cristo en Dios. Y el corazón de toda vida no es meramente la presencia estática del Santísimo Sacramento, aunque Cristo está verdaderamente vivo en nuestros tabernáculos, sino por encima de todo en la acción de la Misa, que es el centro de toda contemplación, una acción en la que la familia cristiana se reune en torno a Cristo y en la que Cristo en Su Cuerpo glorifica a Su Padre. Sacramento de unidad viva en el que el Amor que es Dios une a los hombres Él y unos a otros en Cristo. Cuando la Misa recobra su significado, entonces la devoción al Santísimo Sacramento reservado en el tabernáculo adquiere su auténtico sentido y comienza a vivir. Entonces la vida interior entera se ve unificada y vitalizada, y cada departamento de ella fluye con vida. De hecho, los "departamentos" y las "secciones" de la vida dejan de existor aislados y todo funciona conjuntamente".

Thomas Merton, Diarios

25 de marzo de 1948

viernes, 17 de marzo de 2023

PROFETISMO Y OBEDIENCIA

"Durante siglos la Iglesia se ha involucrado en el poder de este mundo. La Iglesia misma es, en verdad, un poder terrenal. El gran problema de la vida contemplativa, de la vida religiosa, del sacerdocio y de cada uno de nosotros es que hemos sido corrompidos por ese poder. Hemos sido utilizados por esa estructura para justificar una política de poder en el seno de la Iglesia. Cualquiera de los argumentos en torno a la esencia de la vida contemplativa provenientes del sector conservador apunta en esa dirección. Los contemplativos son considerados, por excelencia, como personas que aceptan sin cuestionar todo cuanto viene de la jerarquía. Nos han convertido en el grupo religioso que venera y justifica a ese poder. «Ved a esas criaturas humildes, santas. Ellas saben que nuestro poder proviene de Dios». Podríamos estar involucrándonos en una de las grandes formas de la idolatría. No deliberadamente, pero podría interpretarse que esa es nuestra actitud. 

Está claro que las cosas que hacemos de buena fe, las que hemos hecho en nombre de la obediencia y los sacrificios que hemos realizado no están perdidos para nosotros, como individuos. Dios lo toma todo en cuenta. Pero eso a la Iglesia no le hace ningún favor; puede incluso ser un escollo en su camino. Tenemos que reflexionar sobre eso. Si hemos de tomar en serio nuestra vocación profética, no podemos dejar de examinar este aspecto. Dios protegerá, sin duda, a la persona que obedece de buena voluntad. Pero eso no significa que le esté haciendo a la Iglesia ningún bien".

Thomas Merton
Los manantiales de las contemplación

domingo, 5 de marzo de 2023

SIMONE WEIL: "FUERA DE LA IGLESIA"

Todos conocemos la máxima teológica que dice: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Pero el Espíritu, que es libre, suscita caminos  admirables que manifiestan que Dios y su amor son infinitos. El siguiente texto es una prueba de ello: 

"Creo que la voluntad de Dios no es que yo entre en este momento en la Iglesia. Pues, como ya le dije antes, y sigue siendo verdad, la inhibición que me retiene no se deja sentir con menos fuerza en los momentos de atención, de amor y de oración que en los restantes. Y, no obstante, he experimentado una gran alegría oyéndole decir que mis pensamientos, tal como se los he expuesto, no son incompatibles con la pertenencia a la Iglesia y que, por consiguiente, no le soy extraña en espíritu

No puedo dejar de preguntarme si, en estos tiempos en que una parte tan considerable de la humanidad se encuentra sumida en el materialismo, no querrá Dios que existan hombres y mujeres que, entregados a él y a Cristo, permanezcan sin embargo fuera de la Iglesia

En todo caso, cuando me imagino concretamente y como algo que podría estar próximo el acto por el cual entraría en la Iglesia, ningún pensamiento me apena más que el de separarme de la masa inmensa y desdichada de los no creyentes. Tengo la necesidad esencial, la vocación —pues creo que puedo llamarla así— de moverme entre los hombres y vivir en diferentes medios humanos fundiéndome con ellos, adoptando su mismo color, en la medida al menos en que la conciencia no se oponga, desapareciendo en ellos, a fin de que se muestren tal como son sin que tengan que disfrazarse para mí. Quiero conocerlos para amarlos tal como son. Pues si no los amo tal como son, no es a ellos a quienes amo y mi amor no es verdadero. No hablo de ayudarles, pues hasta ahora, desgraciadamente, soy completamente incapaz de hacerlo. Creo que de ningún modo entraría nunca en una orden religiosa para no separarme por un hábito del común de los mortales. Hay seres humanos para los que esta separación no ofrece inconvenientes graves, pues están ya separados del conjunto de los hombres por la pureza natural de su alma. En cuanto a mí, por el contrario —como creo haberle dicho ya—, llevo en mi misma el germen de todos los crímenes o poco menos. Me hice especialmente consciente de ello en el curso de un viaje, en circunstancias que ya le he relatado. Los crímenes me producían terror, mas no me sorprendían; sentía su posibilidad dentro de mí y, precisamente por sentir en mí misma esa posibilidad, me horrorizaban. Esta disposición natural es peligrosa y muy dolorosa, pero como toda disposición natural puede ponerse al servicio del bien si se sabe hacer un uso adecuado de ella con el auxilio de la gracia. Implica una vocación, la de mantenerse de alguna manera en el anonimato, dispuesto a mezclarse en cualquier momento con la masa común de la humanidad. Ahora bien, en nuestros días, el estado de los espíritus es tal que hay una barrera más marcada, una separación más tajante, entre un católico practicante y un no creyente que entre un religioso y un laico. 

Conozco las palabras de Cristo: «De aquél que se avergonzare de mí delante de los hombres, me avergonzaré yo delante de mi Padre». Pero avergonzarse de Cristo quizá no signifique para todos y en todos los casos no adherirse a la Iglesia. Para algunos puede significar solamente no ejecutar los preceptos de Cristo, no irradiar su espíritu, no honrar su nombre cuando se presenta la ocasión, no estar dispuesto a morir por fidelidad a él. 

Debo decirle la verdad, aun a riesgo de contrariarle y por más que contrariarle me resulte extremadamente penoso. Amo a Dios, a Cristo y la fe católica tanto como a un ser tan miserablemente insuficiente le sea dado amarles. Amo a los santos a través de sus textos y de los escritos relativos a sus vidas —a excepción de algunos a los que me es imposible amar plenamente o considerar como santos—. Amo a los seis o siete católicos de espiritualidad auténtica que el azar me ha llevado a encontrar en el curso de mi vida. Amo la liturgia, los cánticos, la arquitectura, los ritos y las ceremonias católicas. Pero no siento en modo alguno amor por la Iglesia propiamente dicha, al margen de su relación con todas esas cosas a las que amo. Puedo simpatizar con quienes sienten ese amor, pero yo no lo experimento. Sé muy bien que todos los santos lo experimentaron. Pero también casi todos ellos nacieron y crecieron en el seno de la Iglesia. Sea como fuere, el amor no surge por propia voluntad. Todo lo que puedo decir es que, si ese amor constituye una condición del progreso espiritual —cosa que ignoro— o forma parte de mi vocación, deseo que algún día me sea concedido. 

Bien podría ser que una parte de los pensamientos que acabo de exponerle sea ilusoria y mala. Pero, en cierto sentido, poco importa; no quiero analizar más; después de todas estas reflexiones he llegado a una conclusión, que es la resolución pura y simple de no volver a pensar en la cuestión de mi eventual entrada en la Iglesia

Es muy posible que después de haber estado sin reflexionar sobre ello durante semanas, meses o años, sienta un día el impulso irresistible de solicitar inmediatamente el bautismo y vaya corriendo a pedirlo. Pues oculto y silencioso es el camino por el que la gracia se adentra en los corazones

Puede ocurrir que mi vida llegue a su término sin haber experimentado jamás ese impulso. Pero una cosa es absolutamente cierta: si llega el día en que yo ame a Dios lo suficiente para merecer la gracia del bautismo, recibiré esa gracia ese mismo día, indefectiblemente, bajo la forma que Dios quiera, sea por medio del bautismo propiamente dicho, sea de cualquier otra forma. ¿Por qué, entonces, preocuparse? No es en mí en quien debo pensar, sino en Dios. Es Dios quien debe pensar en mí".

Simone Weil, carta a un sacerdote
19 de enero de 1942

martes, 28 de febrero de 2023

THOMAS MERTON HABLA DEL TIEMPO Y LA LITURGIA

"Para comprender la actitud del cristiano y de la Liturgia respecto al tiempo debemos tener una profunda comprensión de la esperanza cristiana y la confianza cristiana. Fundamentalmente, el cristiano está en paz con el tiempo porque está en paz con Dios.

El tiempo para el cristiano es la esfera de su espontaneidad, un don sacramental que puede permitir a su libertad que se despliegue en alegría, en el virtuosismo creativo de elección que siempre tiene la bendición de la plena conciencia de que Dios quiere que sus hijos sean libres, de que se siente glorificado porque sean libres.

Para el cristiano, el tiempo ya no es el devorador de todas las cosas. El culto cristiano está en paz con el tiempo porque el transcurso de tiempo ya no le importa al cristiano, cuya vida está “escondida con Cristo en Dios”.

La liturgia acepta la imagen arquetípica y natural de un “tiempo sagrado”, un tiempo primordial que se reitera misteriosamente y que está presente en el mismo corazón del tiempo secular. Donde quiera que se proclama el Evangelio en la Liturgia, empieza con la fórmula “en aquel tiempo”, y la formula, de hecho, destruye el paso del tiempo, anula todo el tiempo que ha pasado desde entonces, pues en la liturgia el entonces de las acciones salvíficas de Cristo es “ahora” en el misterio redentor de la oración de la Iglesia. El tiempo es transformado por la bendición y la oración de la Iglesia.

El tiempo, que ahora está encerrado entre los dos advenimientos de Cristo, ha sido reclamado por Dios como Suyo. La redención es una realidad siempre presente, viva y eficaz, que penetra las profundidades más íntimas de nuestro ser por la palabra de salvación y el misterio de fe.

Cristo ha aferrado el tiempo y lo ha santificado, dándole un carácter sacramental, haciéndolo signo eficaz de nuestra unión con Dios. Para el hombre en Cristo el ciclo de las estaciones es algo enteramente nuevo. Se ha convertido en un ciclo de salvación. El año no es simplemente un año más, es el año del Señor, un año en que el paso del tiempo mismo no sólo nos trae la natural renovación de la primavera y la fecundidad de un verano terrenal, sino también la fecundidad espiritual e interior de la gracia.

La liturgia hace que el mismo paso del tiempo santifique nuestras vidas, pues cada nueva estación renueva un aspecto del gran Misterio de Cristo vivo y presente en Su Iglesia. Cada nueva fiesta nos llama la atención hacia la gran verdad de su presencia en medio de nosotros, y nos muestra un aspecto diferente del misterio Pascual en nuestro mundo.

El ciclo litúrgico renueva nuestra redención en Cristo, y nos muestra que, aunque estemos captados en una batalla entre carne y espíritu, aunque seamos la Iglesia combatiente, la victoria ya es nuestra.

Para el creyente que vive en Cristo cada día nuevo renueva su participación en el misterio de Cristo. Cada día es un nuevo amanecer de la Luz de Cristo que no conoce poniente. Cada año es un año de salvación, un año de iluminación, un año de transformación.

La liturgia es la gran escuela de vida cristiana y la fuerza transformadora que vuelve a dar forma nuestras almas y a nuestros caracteres en la semejanza de Cristo.

Entrar en el ciclo litúrgico es participar en la gran obra de redención efectuada por el Hijo. “Liturgia” es “obra común”, una obra sagrada en que la Iglesia coopera con el divino Redentor reviviendo Sus misterios y aplicando sus frutos a toda la humanidad.

Es una obra en que la Iglesia colabora con el divino Redentor, renovando en sus altares los misterios sagrados que son la vida y la salvación del ser humano, pronunciando otra vez las palabras de vida que son capaces de salvar y transformar nuestras almas, volviendo a bendecir a los enfermos y a los poseídos, y predicando Su Evangelio a los pobres.

En la liturgia la Iglesia quiere que nos demos cuenta de que encontramos al mismo Cristo que iba por todas partes haciendo el bien, y que sigue presente en medio de nosotros dondequiera que nos reunamos dos o tres en Su nombre. Y nos encontramos con Él compartiendo Su vida y Su redención. Nos encontramos con Cristo para SER Cristo, y, con Él, salvar al mundo.

En cada misterio litúrgico, la Iglesia abraza la historia entera de la salvación, mientras que concentra su atención, por ahora, en un momento determinado de esa historia.

En todo misterio litúrgico tenemos esa superposición del tiempo y la eternidad, de lo universal y lo personal. Cristo, en Su infinita grandeza, abraza todas las cosas, las divinas y las humanas, las espirituales y las materiales, las antiguas y las nuevas, las grandes y las pequeñas, y en la liturgia se hace Él mismo todas las cosas para todos los hombres y se hace todo en todo".

Tomado de: Tiempos de celebración
(Resumen del capítulo: El tiempo y la liturgia)

THOMAS MERTON Y MARÍA (2)

 

"En las páginas finales de su diario premonástico escribe haber dedicado el Adviento de 1941 a la Santísima Virgen para pedirlre que le ayudara a entrar en Gethsemani, y  los diarios monásticos de la década siguiente están llenos de oraciones y reflexiones que expresan la intensidad sostenida de su devoción a María

Por ejemplo, en la festividad de la Visitación de 1947 comenta que María le visita, aportando a su vida salud y luz. Tras ser ordenado diácono en 1949, escribe que "María a tomado posesión de mi corazón... Ella me fue dada con el libro de los evangelios, que, como ella, da al mundo a Cristo. Me pregunto qué he hecho toda mi vida sin descansar en su corazón, que es el Corazón de toda sencillez". Aunque la intensidad y la frecuencia de las referencias a María en su diario decrecen con los años, siguen presentes y mantienen su relevancia. 

En diciembre de 1959, en medio de sus recurrentes crisis de vocación, escribe: "Esperanza en Nuestra Señora. Hoy en misa he pensado:Si tengo a María, lo demás no importa. Pero sí importa, porque este deseo de soledades parte de mi amor a ella, de su voluntad para mí". 

A principios de 1965, año en que pasará a vivir de modo permanente en la ermita  llamada Our Lady of Carmel (Nuestra Señora del Carmelo), escribe sobre la presencia importante pero inaprensible de María en la ermita, añadiendo: "La necesito y ahí está. Quizás debería pensar en ello de forma más explícita y más a menudo". Un año después, al día siguiente de la fiesta de la Presentación, escribe acerca de rezar a María tras la misa, de reconocer la "enorme importancia" que ella tiene en su vida y de volver a consagrarse a ella: "Tengo gran necesidad de pertenecer a ella", escribe, declaración que es un eco de declaraciones muy anteriores, si bien ahora se centra en el misterio de lo que significa realmente esta autoentrega. 

En medio de su intensa relación con la enfermera, incluso agradece a María "la pura gratuidad de este amor. Casi un año después, en la vigilia de Pentecostés de 1967, habla de este "sentimiento de la cercanía y misericordia de María" en el contexto de las noticias de apariciones (de la Virgen) en Garabandal (España), que considera "verdaderas en su mayor parte" y llamadas que se le hacen para un arrepentimiento más profundo".

Tomado de: Diccionario de Thomas Merton

lunes, 20 de febrero de 2023

TRANSFIGURACIÓN: SOMOS UN MISTERIO DE LUZ

El siguiente texto forma parte de la reflexión de Pablo de Ors (Biografía de la luz) sobre el pasaje de la Transfiguración, en Mt 17, 1-9; Lc 9, 28b-36.

"Lo primero es la llamada de Jesús, quien en su día escogió a Pedro, Juan y Santiago, entre sus discípulos, y que ahora sigue llamando a otros, quizá también a ti. La vocación es personal, única e intransferible: resuena en la propia conciencia e invita a una relación. Que sea personal no significa, desde luego, que no sea también universal. Que Dios llame a algunos en particular no significa que no estemos todos llamados a contemplar y a compartir, a experimentar y a expresar. Cada cual según su capacidad, pero nadie queda excluido de la llamada de la Montaña; basta escuchar su voz y secundarla

Esta llamada al Tabor (nombre que no aparece en el evangelio, pues se trata de una localización posterior de la tradición) es para llevar a los discípulos aparte. Jesús les separa del resto. Se trata, en principio, de una segregación, si bien con vistas a una posterior congregación. Jesús les conduce a un monte alto, que es en todas las religiones el lugar por excelencia de la presencia de Dios: la geografía espiritual por antonomasia. Si el desierto es el ámbito de la prueba o tentación – el lugar en que se lucha contra los propios demonios – , la montaña – a la que hay que subir para apartarse de lo terrenal y para respirar un aire más puro – es el de la revelación. ¿Y cómo es esa revelación o encuentro con Dios? Es una transfiguración. Es un encuentro que sucede mientras (Jesús) oraba, es decir, que la transfiguración es lo que acontece en la oración. Gracias a la oración, esta experiencia de Dios llega ahora al cuerpo y al corazón. Lo divino no interviene sin nuestra colaboración: pide nuestra disposición de apertura para poder entrar. 

Pero no es que Jesús se transfigurase sólo en ese momento concreto. La transfiguración es más bien el estado habitual de su ser, es sólo que ahora, en ese monte del Tabor, los discípulos lo pueden ver. Se hacen cargo por fin de lo que tienen delante. Como todos los milagros, también éste de la transfiguración tiene algunos signos que lo acreditan: el rostro de Jesús cambió – se nos dice – , y sus vestidos empezaron a brillar: lo que nos sucede por dentro se manifiesta por fuera. No se trata, evidentemente, de un espectáculo de luz y sonido, a modo de demostración: lo espiritual nunca es amigo de lo espectacular. Se trata, más bien, de cómo el espíritu incide en la carne, de cómo la estigmatiza. Como es visible en los grandes santos, la práctica espiritual reblandece las facciones, las dulcifica y hasta las ilumina. No en vano el término «Dios» significa luz. La transfiguración, por tanto, no alude a un cambio de sustancia, sino de figura: en Jesús no se ha producido aquí una transformación en lo esencial, sino sólo en lo aparente. Lo que se quiere resaltar es que es en la carne de Jesús donde se manifiesta la gloria de Cristo. Que es en lo profano donde, paradójicamente, podemos hallar lo sagrado. Que nuestra naturaleza original es un diamante, y que hay ocasiones – místicas – en las que se nos concede poder verlo. 

Una persona transfigurada es alguien que ha «visto» y que, por eso, ha comprendido. La comprensión es fruto de una visión, es la visión la que te transfigura. Pero esto no es un privilegio de unos cuantos iluminados, sino que todos participamos de esta identidad transfigurada. Nosotros somos un misterio de luz; es sólo que no lo vemos, que necesitamos escuchar la llamada al monte para descubrirlo. Descubrirlo supone superar la pesadilla de la separación en que vivimos, darnos cuenta de que formamos un todo y de que estamos a su servicio. Así que la llamada a la montaña es a descubrir nuestra naturaleza original, nuestro verdadero ser. Esa naturaleza, ese Ser, se refleja en Jesucristo de manera excepcional. Él es para sus discípulos el mejor espejo de su propia identidad. Él les recuerda quiénes son ellos mismos y les invita a que sean «un espejo del ser» para los demás. 

De modo que lo que se llama «gloria de Dios» nada tiene que ver con lo que se entiende por gloria humana: cetros, coronas, fama, honores, poderío… Todo eso no es más que la gran tentación, la gran tergiversación. Nuestras ideas religiosas en general y, en particular, la de un Dios omnipotente, son casi siempre lo que mayormente nos impide comprender a Jesús. Lo que él enseñó, por el contrario, es que hemos de deshacernos de la escoria de nuestro falso yo para descubrir el oro puro de nuestro verdadero ser. Tantas veces, sin embargo, seguimos esperando que Dios recubra de oropel o de purpurina la escoria que a menudo somos, confiando en que así todos caerán rendidos ante nuestro esplendor. La gran pregunta que el Tabor presenta es si aceptamos que es en la carne, débil y enfermiza, donde acaece el milagro de la luz. O si más bien preferimos seguir soñando con luces falsas y refulgentes, ajenas a nuestra condición humana, necesariamente frágil y mortal".

Pablo de Ors, Biografía de la luz

viernes, 17 de febrero de 2023

CUANDO LA MODERNIDAD LLEGA AL MONASTERIO...

"Mañana, revolución en Gethsemani. Por primera vez en un siglo va a introducirse la costumbre de que cada uno se afeite individualmente. El padre prior ha de darnos brochas, maquinillas de afeitar, barritas de jabón y (¡horror!) espejos. El padre abad ha recibido una carta de Our Lady of the Valley explicando todo lo relativo al afeitado. Se establece que nos rasuremos dos veces por semana. ¡Qué afeminamiento! Rascaremos y raparemos nuestras miserables barbillas, con lo que al fin tendremos una penitencia mayor, pero más rápida que la del afeitado con un aparato eléctrico común. Por lo menos no tendremos que estar sin hacer nada mientras esperaremos turno. 
Al parecer, en Europa los monjes se afeitan. A Dom Gabriel le sorprendió vernos tan peludos".

Thomas Merton, El signo de Jonás
14 de diciembre de 1948

LITÚRGIA Y CONTEMPLACIÓN

"La tradición cristiana primitiva y los escritores espirituales de la Edad Media no conocían ningún conflicto entre la oración «pública» y «privada», o entre la liturgia y la contemplación. Este es un problema moderno. Tal vez sería más preciso decir que es un pseudoproblema. La liturgia, por su propia naturaleza, tiende a prolongarse en la oración contemplativa individual, y la oración mental, a su vez, nos dispone al "culto litúrgico y a buscar la plenitud en él".

Thomas Merton, El clima de la oración monástica

viernes, 10 de febrero de 2023

SAN JUAN DE LA CRUZ EN THOMAS MERTON

En sus diarios de 1946 a 1952, publicados por Thomas Merton bajo el título de EL SIGNO DE JONÁS, se aprecia su cercanía a la espiritualidad carmelitana. Comparto algunos pasajes de ese libro: 

"Leo y releo a san Juan de la Cruz y me parece comprenderle, aunque las más elementales nociones que enseña no han arraigado en mi vida. Pero no importa, porque poco a poco penetrarán en ella. Y ese hecho –me refiero a mi ceguera– forma parte de esa pobreza que quiero amar para gloria de Dios. No debo actuar como si de alguna manera pudiera poseer el secreto de algún conocimiento o de alguna técnica para llegar a la posesión de Dios" (6 de junio de 1948).

"La semana pasada leí pasajes sobre Elías en el tercer Libro de los Reyes, cómo ocultó la cabeza y se cubrió el semblante cuando oyó que Dios le hablaba en un susurro. Profunda tranquilidad. Pero no soy pobre. Cuando leo el principio de la Subida del Monte Carmelo, comprendo que mi vida espiritual ni siquiera ha empezado aún. Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada... Para venir a serlo todo no quieras ser algo en nada... Para venir a lo que no gustas has de ir por donde no gustas... La vida comienza de nuevo a cada momento. Amén" (24 de junio de 1948).

"Me parece que el paisaje es importante para la contemplación; en cualquier caso, no siento escrúpulos de que me guste. ¿No se escondía san Juan de la Cruz en una estancia de la torre de una iglesia, en la que había una pequeña ventana por la que podía ver el campo?" (2 de julio de 1948).


"Leo en las Cautelas de san Juan de la Cruz sus observaciones sobre la obediencia, y no deseo otra cosa que seguirlas y dejar que Dios me guíe por mediación de aquel a quien Él elija" (22 de agosto de 1948).

"En una carta de san Juan de la Cruz a las carmelitas de Beas (carta V), se hallan estas hermosas palabras: «Pues yo iré allá y verán cómo no me olvidaba, y veremos las riquezas ganadas en el amor puro y sendas de la vida eterna y los pasos hermosos que dan en Cristo, cuyos deleites y corona son sus esposas: cosa digna de no andar por el suelo rodando, sino de ser tomada en las manos de los ángeles y serafines, y con reverencia y aprecio la pongan en la cabeza de su Señor». Nadie nos ha escrito nunca a los trapenses una carta como ésa" (31 de octubre de 1948).

"El doctor Law habló a un grupo de monjes, en su mayoría confesores, y a los maestros de novicios. Los únicos no sacerdotes allí presentes éramos el hermano Zeno y yo. Las charlas versaron sobre psiquiatría y concluyeron en una discusión general acerca de si un novicio de inteligencia media podía leer a san Juan de la Cruz con provecho o, al menos, sin daño. No supe qué responder. Precisamente ahora los novicios están entregados a sus cantos y ya han empezado a decorar el monasterio para las Navidades. De todos modos, ¿quién dice que quieran leer a san Juan de la Cruz?" (30 de noviembre de 1948).

Tomado de: Thomas Merton, El signo de Jonás, DDB 2007




 

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.