"La vida contemplativa no es ni puede ser un mero apartamiento, una pura negación, el volver la espalda al mundo con sus sufrimientos, sus crisis, sus confusiones y sus errores. Ante todo, aun el intentarlo ya sería ilusorio. Nadie puede apartarse completamente de la compañía de sus semejantes: y la comunidad monástica, para bien o para mal, está profundamente implicada en las estructuras económicas, políticas y sociales del mundo contemporáneo. Olvidarlo o ignorarlo no absuelve al monje de su responsabilidad por la participación en los acontecimientos en que su mismo silencio y su mismo "no saber" pueden constituir una forma de complicidad. El mero hecho de "ignorar" lo que pasa puede convertirse en una decisión política".
"La vida contemplativa del cristiano no es una vida de abstracción, de apartamiento, para concentrarse solamente en esencias ideales, en absolutos, en la eternidad nada más. El cristianismo no puede rechazar la historia. No puede ser una negación del tiempo".
Thomas Merton
Semillas de destrucción