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martes, 26 de febrero de 2019

CRISTO EN THOMAS MERTON

"Al hacerse hombre, Dios se convirtió no solo en Jesucristo, sino también, potencialmente, en cada hombre y mujer que han existido. En Cristo, Dios no se convirtió tan solo en este hombre, sino también, en un sentido más amplio y más místico, aunque no por ello menos verdadero, en todo hombre".

La concepción de Merton acerca de Dios es fuertemente apofática, pero puede decirse que su cristología es claramente catafática: Cristo es el revelador y la manifestación del Dios escondido. La cristología de Merton es luminosa.

"Sin figura, sin belleza... Cristo vino a la tierra no para revestirse de la fría belleza de una santa imagen, sino para ser contado entre los malhechores, para morir como uno de ellos, condenado por los puros... Si Cristo no fuera realmente mi hermano con todas mis penas, con todas mis cargas sobre sus hombros y toda mi pobreza y tristeza en su corazón, entonces no habría habido redención".

lunes, 25 de febrero de 2019

CELEBRAR COMO PERSONAS LIBRES Y MADURAS

"Si la liturgia no es la actividad de unas personas libres y maduras que participan inteligentemente reunidas en el culto corporativo que expresa y constituye su sociedad espiritual visible, no puede tener un verdadero significado espiritual. Esto equivale a decir, por supuesto, que desde el momento en que el culto corporativo deja de ser genuinamente comunitario y se convierte, en cambio, en meramente colectivo, tan pronto como deja de ser la colaboración de personas libres ofreciendo cada cual su contribución insustituible, y se convierte en el funcionamiento mecánico de unidades anónimas cuya identidad y contribución individual no tienen especial valor, entonces pierde su derecho a llamarse «liturgia» o «culto cristiano». Ya no es el testimonio público de unas personas libres y responsables, sino que se ha convertido en una demostración realizada por hombres-masa o esclavos.

Es cierto que en el Evangelio habla el Señor de sus fieles como «ovejas», pero ello no nos da derecho a suponer que la liturgia sea meramente el balar organizado de animales irracionales reunidos en manada mediante coerción y amaestrados mediante una ingeniosa disciplina hasta que sepan realizar acciones aparentemente humanas que no son capaces de comprender".

Thomas Merton
Tiempos de celebración

sábado, 23 de febrero de 2019

HNO.PATRICK HART, OCSB.

Patrick Hart, de la Orden Cisterciense de la Estrica Observancia , ingresó en la abadía de Gethsemani en junio de 1951. Fue secretario del abad Dom James Fox desde 1957 hasta 1966, y luego pasó dos años en la casa generalicia de la Orden de la Trapa en Roma.  Al volver en 1968, se convierte en secretario de Thomas Merton, y realizaba ese cometido cuando Merton viajó a Asia. De él recibió muchas cartas, ya publicadas. El Hno Patrick Hart editó muchos libros de Merton y publicó otros sobre él, haciendo aportes importantes al conocimiento de este maestro espiritual católico del siglo XX. Se encargó de la edición general de los siete volúmenes de los diarios de Thomas Merton, y se encargó directamente de la edición del primer y el séptimo volumen. Durante mucho tiempo fue el portavoz de todo lo relacionado con Merton en la abadía de Gethsemaní. Ahora nos hemos enterado de su fallecimiento, y agradecemos sus aportes y dedicación a un tema que nos apasiona. Que descanse en paz, tiene nuestras oraciones. 

jueves, 21 de febrero de 2019

LA INDIVIDUALIDAD NO ES IMPERFECCIÓN

Un árbol da gloria a Dios, ante todo, siendo un árbol. Porque al ser lo que Dios quiere que sea está imitando una idea que está en Dios y que no es distinta de la esencia de Dios, y por lo tanto un árbol imita a Dios siendo un árbol. Cuanto más un árbol se realiza a sí mismo, tanto más se acerca a Dios. Si intentara ser otra cosa, algo que nunca estuvo destinado a ser, sería menos semejante a Dios y por ende Le daría menos gloria.


No hay dos seres creados exactamente iguales. Y su individualidad no es imperfección. Al contrario: la perfección de una cosa creada no está meramente en su conformidad con un tipo abstracto, sino en su identidad individual consigo misma. Este determinado árbol dará gloria a Dios extendiendo sus raíces en la tierra y alzando sus ramas hacia el aire y hacia la luz de un modo que antes no siguió, ni seguirá después, ningún otro árbol.

¿Imaginas que todas las cosas individuales creadas en el mundo son imperfectas tentativas de reproducir un tipo ideal que el Creador nunca logró realizar en la tierra? Si ello es así, no le dan gloria, sino que proclaman que Él no es un Creador perfecto.

Por lo tanto, todo ser particular, en su individualidad, su naturaleza y entidad concretas, con todas sus características cualidades particulares, y su inviolable identidad, da gloria a Dios al ser precisamente lo que Él quiere que sea aquí y ahora, en las circunstancias ordenadas para él por Su Amor y Su Arte infinitos.


Thomas Merton
Semillas de Contemplación

miércoles, 13 de febrero de 2019

DOM BEDA GRIFFITHS: MONJE Y SANNYASI

"Dios me hizo caer de rodillas y permitió que fuera consciente de mi propia insignificancia, y a partir de ese conocimiento pude nacer de nuevo. ya no era yo el centro de mi vida y por lo tanto podía ver a Dios en todas las cosas"


Alan Richard Bede Griffiths —también conocido como Swami Dayananda (‘bienaventuranza de la compasión’)— fue un monje y místico benedictino que vivió en áshrams en el sur de India.

Nació en Walton-on-Thames (Inglaterra) el 17 de diciembre de 1906 y falleció en Murió en Shantivanam Āshram (Tamil Nadu, India) el 13 de mayo de 1993.

Estudió literatura en la Universidad de Oxford bajo el profesor y apologista del cristianismo C. S. Lewis quien se volvió en un amigo de por vida. En su autobiografía The Golden String, Griffiths cuenta la historia de su conversión en 1931 al catolicismo mientras era todavía estudiante en Oxford.


En diciembre de 1932 se unió a la Abadía de Prinknash (cerca de Gloucester) un monasterio benedictino, donde en 1940 fue ordenado sacerdote. Griffiths paso un tiempo en la abadía de Escocia, pero luego de dos décadas de vida en comunidad, se mudó a Kengeri (Bangalore, India) en 1955 con la meta de construir un monasterio allí.

Ese proyecto no logró realizarse, pero en 1958 ayudó a establecer Kurisumala Áshram (Montaña de la Cruz), un monasterio de rito católico griego en Kerala. En 1968 se trasladó a Shantivanam Áshram (Bosque de la Paz) en Tamil Nadú.

Aunque se mantuvo como monje católico adoptó algunas ideas hinduistas acerca de la vida monástica.

Griffiths escribió doce libros sobre diálogo entre el cristianismo y el hinduismo. Explicó la doctrina hindú del Vedānta con inspiración en el cristianismo, llamada Sabiduría Cristiana.

Murió en Shantivanam en 1994, a los ochenta y ocho años. 

En una época de "diálogo interreligioso", Griffiths se hallaba en una categoría propia. Representaba la imagen del monje como hombre santo, puente viviente entre culturas y caminos diferentes.  Arraigado en la tradición cristiana, daba testimonio de la Verdad, que según creía, era el objetivo de todo esfuerzo religioso. Para Oriente, representaba el rostro de un cristianismo despojado del ropaje de la cultura occidental. Para Occidente, planteaba el desafío de recobrar las dimensiones místicas y contemplativas de la fe cristiana.

Tomado de TODOS LOS SANTOS (Robert Ellsberg) y d Facebook (José Luis Navarro).

lunes, 11 de febrero de 2019

CUANDO CANTA EL ESPÍRITU EN EL AMANECER...

"Cuando los salmos me sorprenden con su música 
y las antífonas llegan a embriagarme, 
el Espíritu canta: se desprende el fondo de mi alma. 

Y de mi más profundo centro, Amor, 
más estruendoso que el trueno, 
se abre un cielo de aire impoluto. 
Nuevos ojos se despiertan. 
Envío al mundo el nombre alado del Amor 
y los cánticos crecen en torno a mí como una jungla. 

Los coros de todas las criaturas interpretan 
las melodías que Tu Espíritu entonaba en el Edén".

Thomas Merton
El libro de las horas

miércoles, 6 de febrero de 2019

SER PERSONA

"Ser una persona: esa es la idea que es preciso enfatizar. Nosotros mismos, aquí, recibimos la resaca de esa mística contemplativa: somos monjes de clausura, tenemos que ser misteriosos, tenemos que ser pasivos y almas bellas; estamos en un atolladero muy semejante al de ustedes. No nos está permitido ser personas. Un contemplativo es supuestamente alguien que estará más consagrado que cualquier otro a una vida impersonal. Todos nosotros tenemos que luchar contra esa idea. Necesitamos una nueva antropología teológica, una nueva comprensión de lo que significa ser un ser humano, qué es una mujer y qué es un hombre"

(Thomas Merton, diálogo con religiosas contemplativas)


martes, 5 de febrero de 2019

SANTOS EN CRISTO


Para TM en el centro del ideal cristiano de santidad está Cristo, el Santo, que vivo en nosotros, nos hace santos. Su santidad es nuestra santidad[1]. “La santidad no la constituyen, en primer lugar,  las buenas obras, ni siquiera el heroísmo moral, sino sobre todo la unión ontológica con Dios en Cristo”[2]:  
“La perfección no es un embellecimiento moral que adquirimos al margen de Cristo, con el fin de hacer méritos para llegar a la unión con Él. La perfección es la obra de Cristo en persona que vive en nosotros por la fe”[3].

Merton sigue a San Pablo y a San Juan para hablar de un “nuevo ser”, un nuevo nacimiento, una nueva vida; estos tienen su origen en la unión con Cristo, en  nuestra integración a su cuerpo místico, según la parábola de la Vid y los sarmientos. De nuestra transformación en hombres nuevos nacen las buenas  y nuevas obras, según el actuar del Espíritu en nosotros[4]. No es que sean insignificantes las virtudes y las buenas obras, pero permanecen siempre, dice, como algo secundario, respecto a ese nuevo ser.  Nuestros esfuerzos han de ir dirigidos a eliminar los obstáculos del egoísmo, la desobediencia y cualquier clase de apego a todo aquello que contradiga el amor de Cristo; de eso se trata cuando hablamos de vida cristiana: “Estando unidos a Cristo, buscamos con todo el fervor posible que Él manifieste su virtud y su santidad en nuestras vidas”[5]. La santidad es de Cristo, y todo lo que es santo lo es en Cristo: “La santidad de Dios se comunica y se revela al mundo a través de Cristo. Si hemos de ser santos, Cristo debe ser santo en nosotros. Si hemos de ser santos, Él debe ser nuestra santidad”[6]. Por Cristo se conoce, y de Él se recibe, la oculta santidad del Padre Eterno, de ahí que la “perfección cristiana” no sea meramente una aventura ética o un logro del que podamos gloriarnos. Es siempre un don de Dios, que lleva al alma a conocer de algún modo su misterio, un abismo de amor, a través del Hijo, por  medio del Espíritu. La santidad es Trinitaria.



[1] No creo sea casualidad  el hecho de que el capítulo sobre Cristo, camino,  ocupara el centro de  “Vida y santidad”, libro que tomamos aquí como referencia. Además, a lo largo de todos sus diarios Merton expresa un profundo amor por la persona de Jesús, que tiene como punto de partida su experiencia romana, narrada en M7C, 168-169: “Fue en Roma donde mi comprensión de Cristo se formó. Allí fue donde vi por primera vez a Quien ahora sirvo como a mi Dios y a mi Rey y que posee y gobierna mi vida”. Y luego añade: “Es el Cristo del Apocalipsis, el Cristo de los Mártires, el Cristo de los Padres. Es el Cristo de san Juan y de san Pablo, de san Agustín y san Jerónimo y de todos los Padres… y de los Padres del Desierto además. Es Cristo Dios, Cristo Rey, Él es imagen del Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. Él es también la Cabeza del Cuerpo de la Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que él sea el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la Plenitud, y reconciliar por él y para él todas las cosas. El Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos”. Toda una profesión de fe y de discipulado.
[2] VS,  71.
[3] VS, 67.
[4] CEC, 158: “La conversión a Cristo no es simplemente la conversión desde las malas costumbres a las buenas costumbres, sino nova creatura, convertirse en un hombre totalmente nuevo en Cristo y en el Espíritu. Evidentemente, las obras y hábitos de hombre nuevo han de corresponder a su nuevo ser”. VS, 72. “Hemos de transformarnos primero interiormente en hombres nuevos, y luego actuar de acuerdo con el Espíritu que nos ha sido dado por Dios... Nuestra santidad ontológica es nuestra unión vital con el Espíritu Santo. Nuestro esfuerzo por obedecer al Espíritu Santo constituye nuestra bondad moral”.
[5] VS,  72.
[6] VS,  73.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.