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martes, 29 de diciembre de 2020

COMO PEZ EN EL AGUA...

“Hoy le dije a Merton que me costaba mucho hacer el examen de conciencia, los 5 minutos de examen que tenemos al medio día y los 15 en la noche. Y me dijo que no los hiciera, que eso eran inventos de los jesuitas, que los antiguos padres no los tenían. Que el monje vivía siempre bajo la luz de un examen general. Y que no se debía tener ningún ejercicio artificial, sino simplemente vivir. Vivir la vida de los hijos de Dios. Y como el pez dentro del agua no necesita nada para recibir el mar, así no tenemos sino vivir a Dios que nos envuelve por todas partes y dentro del cual nos movemos. Y si no era esta espiritualidad nueva, sino una espiritualidad semijesuitica la que predicaríamos en América Latina, la misma que se predica siempre, no valía la pena ir allá a hacer una fundación. Pero que esta era la razón de hacer una fundación allí: ¿Hay algo más sencillo que un pez en el agua? Me dijo”.

“Vida Perdida”
Ernesto Cardenal

lunes, 28 de diciembre de 2020

CUANDO SE SUFRE BIEN...

“Todo pesar, cuando se le sufre bien, marca el umbral de una nueva etapa. La forma justa de tratar el sufrimiento es, por tanto, hacer lo contrario a como actúa el hombre natural. Este intenta rechazar el sufrimiento, distraerse, evadirse en otra cosa que le permita olvidar su mal. Sin embargo, desde el dolor físico hasta la miseria psíquica o los sufrimientos que causan una situación insoportable o la pérdida de un ser querido, todo sufrimiento aparece para aquel que se compromete en el camino, firmemente decidido a encontrarse a sí mismo, como un don y como una tarea a llevar a cabo para avanzar un paso en el camino interior. Desde el punto de vista iniciático, una vida totalmente exenta de sufrimiento, preservada de penas o dificultades, es siempre vida estéril” 

K.G. Dürckheim

LA LUZ QUE VIENE, EL AMOR QUE NACE...

Esta fiesta (NAVIDAD) no es meramente el recuerdo de un acontecimiento pasado, sino que nos acerca a una dimensión fundamental de nuestra propia vida. Celebramos nuestro propio comienzo, que es al mismo tiempo una posibilidad abierta siempre, el comenzar de nuevo. Es una invitación a la alegría por el regalo de la vida: que es el nacer, el crecer, el vivir, y también el morir para renacer en el Cristo Total. Es celebrar nuestra dignidad de hijos de Dios, a la que debemos aferrarnos en tiempos de pesadumbre y oscuridad; porque el nacimiento de Cristo tiene un efecto sobre nosotros, nos alcanza y nos diviniza. Y es el recuerdo permanente de que hay un amor tal que no conoce frontera alguna, un paraíso en el que podemos vivir para siempre, que es el corazón de Dios, y una luz que ahuyentará cualquier tiniebla y frialdad que nos aceche en el camino. 

Los símbolos de este tiempo (los más religiosos y también los más paganos) son una invitación a la alegría y a la esperanza, y sobre todo a seguir asombrándonos y emocionándonos, a ser espontáneos, veraces, vitales, auténticos, y a cantar, cantar siempre la canción de la vida en medio de la noche. Me gusta la idea de un místico cristiano que afirmó que todos los dolores de esta vida no son más que la puja del amor que quiere nacer en nosotros, y también la del psicólogo místico que afirmó que el nacimiento de Dios en el ser humano es la meta definitiva, porque cuando Dios nace en el hombre este se libera de su pequeño yo y alcanza el verdadero ser

Finalmente nos recuerda Grün que somos solamente el establo en el que Dios elige nacer; no somos un palacio preparado para recibirle, y faltamos siempre que pretendamos serlo. En Dios somos dignificados, colmados de belleza, a pesar de las pajas secas y el estiércol, y eso es lo que la NAVIDAD nos recuerda, y es la invitación, a esas partes menos delicadas y distinguidas de nosotros, a venir a adorar al que ha nacido. Ayer estuve buena parte del día tarareando una melodía que me vino a la mente, y cuyo estribillo decía algo así como esto: 
Sólo en Belén quiere nacer el hijo, hazte pesebre para recibirlo, no te extrañe si es un lugar oscuro, dónde si no podría nacer la luz.

Fray Manuel de Jesús, ocd

lunes, 21 de diciembre de 2020

LA GOZOSA EXPECTATIVA DE LA FE (2007)

Todos esperamos algo. Nuestra existencia humana está signada por la espera. Nos ponemos metas temporales, y las vamos alcanzando y superando, para encontrar entonces nuevos propósitos. Pero el cristiano llena toda su vida de una gozosa expectativa, de una “espera” que, convertida en ESPERANZA, ilumina toda su existencia, hasta darle un sentido trascendente. Es lo que llamamos “escatología”, y que consiste en la expectante espera de la segunda venida de Cristo. El Señor Jesús vino una vez en la plenitud del tiempo, y vendrá de nuevo para consumar la historia, y entonces aparecerá ante nosotros “un cielo nuevo y una tierra nueva”. 

Nuestro quehacer cotidiano se sustenta en la confianza que hemos puesto en una promesa. En la certeza que tenemos de que la historia tendrá su final en un juicio de gracia y justicia, de verdad y de amor. Entonces todas las preguntas encontrarán respuesta, y seremos consolados, y nuestros anhelos serán finalmente resueltos. No es esto un motivo para escaparnos de la realidad que nos rodea, para la conformidad o el pesimismo frente a lo que sucede hoy a nuestro alrededor; no supone un cruzarnos de brazos y esperar pasivamente. La nuestra es una “espera activa”, un trabajar para que “venga pronto”, un hacerle presente con nuestras propias obras, “para que el mundo crea”. De ahí el compromiso histórico que tenemos los creyentes para que nuestro mundo sea cada vez más justo, más fraterno, más libre, sin dejarnos arrastrar por “utopías” que con promesas temporales acaban robándole el alma al ser humano. 

Casi al final del año litúrgico, podemos decir: “Nosotros hemos creído en el amor de Dios y esperamos en él”. No nos asusta el presente, porque sabemos que en él también está Cristo trabajando, y en él nosotros estamos madurando para el momento de la siega. No nos asusta que el mundo no entienda nuestro mensaje, ya el Señor nos habló de persecuciones. Queremos perseverar a pesar de todo, y aun a pesar de nosotros mismos. Queremos ser testigos desde nuestra pobreza y nuestra pequeñez humana, pero también desde nuestros anhelos y nuestros sueños. En ellos Dios nos habla, por ellos su Reino llega a nosotros. Por eso le pedimos, como los apóstoles: “Auméntanos la fe”. 

Una gozosa expectativa ha de llenar siempre nuestra vida. “El Señor viene”. Entre tantas esperas humanas, justas también, y necesarias, una “espera” diferente que las envuelve a todas nos permite a nosotros, discípulos de Cristo, mirar más allá y no perder la fuerza ni el ánimo. “No tengan miedo”, nos dice Jesús a cada instante. “Todo esto tiene que pasar”, es parte de la historia humana, de la historia personal de cada uno. Pero, “a los que honran mi nombre, los iluminará un sol de justicia, que lleva la salud en las alas”. 

Así, pues, “trabajemos con tranquilidad para ganarnos el pan”, que el Señor viene. Su día está cerca, su hora es ahora, y es siempre. No hay porque temerle a ese momento, no hay que asustarse ante los que presagian calamidades sin cuento, todo está en las manos de un Padre que nos ama; sólo el mal teme la llegada del bien. Nuestro anuncio no es amenaza para nadie, no puede serlo, salvo para aquellos que egoístamente buscan sólo su propia ganancia, para quienes, creyéndose dioses, ignoran que Dios es solamente uno. Esta es nuestra fe, es nuestra esperanza, nuestra certeza, nuestra fuerza, nuestra gloria. “El Señor llega para regir la tierra con justicia”. Está con nosotros. Vendrá de nuevo. Apuremos el final que aguardamos, diciendo, no sólo con palabras, sino con la vida y con la obra: “Ven, Señor Jesús”.

Fray Manuel de Jesús
(Este artículo fue publicado en uno de mis blogs en el año 2007)

domingo, 20 de diciembre de 2020

ALÉGRATE... TODO ESTARÁ BIEN

 

"En el nivel de lo relativo, de la apariencia, todo es variable, impermanente e inexorablemente polar; en lo profundo, todo está pleno de sentido. Si vivimos en la superficie (en el nivel de lo relativo, en la creencia de que somos el yo individual), nos sentiremos víctimas del oleaje incesante; si, por el contrario, nos reconocemos en la Consciencia donde todo ocurre, permaneceremos en la ecuanimidad. Las olas no son otra cosa que el juego del agua. La clave radica en no creer que somos una ola, sino en reconocernos como el Agua misma y única, ilimitada y atemporal, que simplemente adopta infinidad de formas, entre ellas la que llamamos yo". 

"La dicha nace de la fe, entendida esta no como una creencia a la que asentir mentalmente, sino como la certeza experimentada de que el Fondo de lo real es fuente de confianza. TODO ESTARÁ BIEN, repetía Juliana de Norwich. "La alegría es la señal inequívoca de que la vida triunfa", escribía Henri Bergson. El gozo es el signo de lo verdaderamente real. Por eso no necesitas nada para ser feliz, en cambio, necesitas algo para estar triste. La tristeza nace porque nos resistimos a lo que es; al aceptar, dejándonos fluir con lo que es, se manifiesta el gozo".

Enrique Martínez Lozano

miércoles, 16 de diciembre de 2020

OTRO AÑO DEL SEÑOR

 

"Para el hombre en Cristo, el ciclo de las estaciones es algo enteramente nuevo. Se ha convertido en un ciclo de salvación. El año no es simplemente un año más, es el año del Señor, un año en que el paso del tiempo mismo no sólo nos trae la natural renovación de la primavera y la fecundidad de un verano terrenal, sino también la fecundidad espiritual e interior de la gracia.

La liturgia hace que el mismo paso del tiempo santifique nuestras vidas, pues cada nueva estación renueva un aspecto del gran Misterio de Cristo vivo y presente en su Iglesia. Cada nueva fiesta nos llama la atención hacia la gran verdad de Su presencia en medio de nosotros. El ciclo litúrgico renueva nuestra redención en Cristo, y nos muestra que aunque estemos captados en una batalla entre carne y espíritu, la victoria ya es nuestra

 Para el creyente que vive en Cristo cada día nuevo renueva su participación en el misterio de Cristo. Cada día es un nuevo amanecer de esa lumen Christi, la luz de Cristo que no conoce poniente. Por eso, cada año litúrgico es un año de salvación, pero también un año de iluminación y de transformación.

 La liturgia es la gran escuela de vida cristiana y la fuerza transformadora que vuelve a dar forma a nuestras almas y a nuestros caracteres en la semejanza de Cristo".

Thomas Merton

Tiempos de celebración

jueves, 10 de diciembre de 2020

MORIR Y RENACER EN CRISTO: Thomas Merton (1915-1968)

 Thomas Merton ingresó en Gethsemani el 10 de diciembre de 1941; muere accidentalmente cuando asistía a una conferencia monástica en Bangkok, Tailandia, también un 10 de diciembre de 1968.

"Yo me entrego por completo a Dios. Él me atrae más y más a hacerlo. No puedo saber lo que me espera, lo que nos espera, en adelante, pero cada vez soy más consciente de que Dios quiere que me ponga en Sus manos y le deje llevarme a través de las cosas que están por venir, y debo aprender a confiar en Él sin miedo ni preguntas ni vacilaciones ni pasos atrás". 

(Diarios, diciembre de 1947).

lunes, 7 de diciembre de 2020

HEMOS DE CONVERTIRNOS EN LO QUE YA SOMOS

"En palabras de Thomas Merton: hemos de convertirnos en lo que ya somos. La venida de Cristo en nuestras vidas nos ayuda a darnos cuenta de que Él es como si dijéramos nuestro auténtico Yo, la realidad profunda dentro de todos y cada uno de nosotros. Una vez que Dios entra en la condición humana, todos nos convertimos en seres potencialmente divinos. Por medio de la encarnación de su Hijo, Dios se incorpora a la humanidad entera, pasada, presente y futura, con su propia majestad, dignidad y gracia. Cristo mora dentro de nosotros de una manera misteriosa, pero muy real. El propósito principal de toda la liturgia, de la oración y de los ritos es conducirnos a esa percepción de Su presencia y unión con nosotros"

 (Thomas Keating, El misterio de Cristo).

domingo, 6 de diciembre de 2020

DIOS ES VULNERABLE

Registrando en nuestra biblioteca, encuentro un viejo libro de Luis Evely que me vale para acompañar algunos momentos de meditación. De él comparto el siguiente texto


"Dios es amor. Pero el amor es vulnerable. Amar a un ser es inevitablemente depender de él, darle poder sobre nosotros. Dios nos ha dado poder sobre él. Dios ha querido tener necesidad de nosotros. La pasión de Jesucristo es la revelación del poder tan terrible que tenemos contra Dios. Se ha entregado a nosotros, lo hemos tenido a nuestra disposición, hemos hecho con él lo que hemos querido.

 En uno de los grabados que colocan sobre la pared en Normandía, leí esta frase cínica y cruel: El que ama menos es siempre el más fuerte. Siempre es el que menos ama el que obliga a caminar al otro, el que conserva la cabeza fría y el que controla la situación.

Dios será siempre más débil que nosotros, porque nos ama más

Podemos negar a Dios, olvidarnos de él. Pero él no nos puede negar ni olvidarse de nosotros. Podemos estar sin Dios; pero él no puede estar sin nosotros. Podemos dejar de ser sus hijos, pero él no puede dejar de ser nuestro Padre. 

 El hombre que se rebela contra Dios es como un pájaro que, en medio de la tempestad se tira contra la roca escarpada. Pero Dios, en su piedad, se hace carne para que la violencia del golpe sea soportada por él y no por nosotros. 

Dios será siempre el más débil, porque nos ama

Nosotros somos todos de la raza de Jacob, somos el verdadero Israel, que luchó durante toda la noche contra el ángel que mereció de este modo su nombre: Fuerte contra Dios". 

Louis Evely

Dios en tu prójimo

sábado, 5 de diciembre de 2020

LO QUE ES EN REALIDAD LA NAVIDAD...

Lo sucedido en una conferencia celebrada en la Casa Blanca sobre la relación existente entre fe y etnia en los Estados Unidos no fue lo que yo había esperado, pero gracias aquella reunión empecé a comprender lo que es en realidad la Navidad. Allí había negros, blancos y morenos, musulmanes, hindúes, cristianos, bahaistas y nativos americanos, reunidos para hablar de las relaciones de la religión con la raza. Por paradójico que pueda parecer, fue el jefe indio quien me enseñó el significado del texto del Profeta Isaías. En medio de las elucubraciones teológicas de aquellos de nosotros que deseaban redactar otra ponencia, celebrar otra reunión, realizar otro taller para combatir el racismo, el jefe indio citó de nuevo el mensaje de Isaías. Se puso en pie lentamente, juntó las manos sobre el pecho, miró por encima de nuestras cabezas y dijo apaciblemente: "Me he pasado la vida enseñando a nuestros niños a decir gracias: gracias por la hierba, gracias por la lluvia, gracias por los extraños, gracias por el fuego, gracias por toda la gente del mundo. Pienso que, si aprendemos a decir gracias por todas las cosas, llegaremos a comprender su valor, a respetarlas, a verlas como algo sagrado".

Fueron unas palabras sencillas, pero que produjeron el efecto de una especie de cataclismo en mi alma. Me hicieron reflexionar. Suscitaron en mí una vez más el espectro de Isaías. Me hicieron pensar de nuevo en lo que realmente quiere decir la escritura cuando nos recomienda que rectifiquemos el camino del Señor. De pronto comprendí que la Navidad es tiempo para gritar: gracias.


La Navidad es el compromiso con la vida que se ha encarnado. Es una llamada a ver a Dios en todas partes, y especialmente en aquellos lugares donde no esperaríamos encontrar Gloria y gracia. Es una llamada a exaltar la vida
.

La Navidad es la obligación de ver que todo nos conduce directamente a Dios, de comprender que no hay nada ni nadie en la tierra que no sea para mi camino hacia Dios. Yo supe al instante que en el momento en que empezáramos a celebrar de verdad de la Navidad, a mirar todo y a todos como una revelación de Dios, a dar las gracias por ellos, se acabaría el racismo, no habría más guerras, desaparecería el hambre en el mundo, todo sería un don, y cada persona sería sagrada.

En realidad es muy sencillo y muy claro: todo lo que tenemos que hacer para rectificar el camino del Señor es decir gracias, aprender a vivir intensamente, a entusiasmarnos por la vida, a desarrollar la pasión de vivir".


Joan Chittister  
El Evangelio, día a día

LA ESPERANZA CRISTIANA

La espera de la venida de Cristo al final de los tiempos no hace de los cristianos unos holgazanes que duermen el sueño beatífico de la evasión, sino que hace de ellos los seres más activos y operantes de la construcción del mundo. De aquí la exhortación primordial de Jesús: Velen. ¡Cuidado con el sueño religioso!

 La esperanza cristiana está reñida con los cálculos. Los cálculos hay que hacerlos fatigosamente con todos los demás seres humanos. El Espíritu Santo no ha garantizado a la Iglesia ninguna ciencia infusa, sobre todo la economía, la sociología o la política. Sólo le ha garantizado la fe y la esperanza, sin más soporte que la promesa de Dios. 

La esperanza cristiana sobrenada por encima de todas las tragedias humanas. Los cristianos deberían saber interpretar los momentos más negros de la historia como signos de liberación. Y tras esta interpretación optimista, deberían buscar afanosamente la manera concreta de insertarse en el que resulte ser el más eficaz y honesto proceso de liberación humana. 

Las promesas mesiánicas se cumplirán; se van cumpliendo a través de nuestro compromiso temporal: luchamos paciente y esperanzadamente para que toda justicia sea implantada. Y un primer paso es solidarizarse con los sufrimientos de los que son víctimas de la injusticia, unirnos a sus reclamos

(Misal de la comunidad)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.