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lunes, 30 de septiembre de 2019

EN CAMINO...

"Es precisamente cuando se ha explorado cada esperanza terrenal, y se descubre que no hace sino menguar, cuando se han utilizado todos los recursos que ofrece este mundo, tanto morales como materiales, sin conseguir por ello efecto alguno… cuando en la más completa oscuridad parpadea finalmente un balbuceo de luz… Es entonces cuando Cristo tiende su mano hacia nosotros, segura y firme".

Malcolm Muggeridge



"Ante el apremio de tareas que sobrepasan nuestras fuerzas, tenemos que tornarnos hacia adentro y buscar la Fuente de toda fuerza. Nos desesperaremos si comparamos nuestras fuerzas humanas con el trabajo que tenemos por delante; fracasaremos si ponemos mano a la obra con tan pobres fuerzas…No hay lección más saludable que la de nuestras limitaciones, siempre y cuando renunciemos también a nuestras propias fuerzas y aprendamos a depender de la de Dios. Se destrozará la rueda de la vida a menos que sus rayos estén firmemente unidos al Centro. Corremos grave peligro cada vez que nos olvidamos de este principio, cada vez que nos precipitamos en alguna empresa sin detenernos para volvernos hacia dentro".

Philip Britts

miércoles, 25 de septiembre de 2019

UN DIOS LEJANO

"Colocar a Dios fuera de nosotros es otra imagen muy habitual de muchos creyentes. Dios está allá, lejos y fuera, distante y externo a nosotros. Este extrinsecismo o externismo de la figura de Dios tiene graves consecuencias para la relación con Dios. Permanece alejado y fuera de nosotros. De vez en cuando entramos en contacto con él por medio de personas, lugares, cosas, ritos, oraciones, que tienen un carácter sagrado. Pero Dios mismo está y aparece lejos. La consecuencia es que se vive distanciado de Dios y de todo lo que tiene que ver con él o, todo lo más, con contactos puntuales con él. La espiritualidad cambia mucho si Dios se viviera como el que nos envuelve y penetra, como la intimidad más íntima a nosotros mismos. Y conceptos un poco más difíciles como el de revelación o comunicación de Dios, que manejamos mucho, aun sin saberlo, se entenderían de una manera muy distinta". 


"Esta imagen es muy negativa. Coloca a Dios fuera del mundo, externo a los seres humanos; alejado de ellos, además de observador, vigilante y policía del mundo. Con esta imagen de Dios persiste la amenaza y tenemos a un Dios alejado, por encima del mundo, fuera de nuestra realidad mundana, muy soberano, pero muy poco implicado en las cosas humanas, que mira desde lejos. Este Dios distanciado y que distancia, externo y que se acerca en algunos momentos especiales de la vida, impone un tipo de trato: el de un señor, muy aristocrático, que hay que saludar a distancia, con guantes blancos muy finos y delicados. No es un Dios de trato diario y normal, sino para ocasiones festivas".


"Consecuentemente, la relación con Dios será de quien va a hacer una visita importante. Voy a hablar con Dios. Y, frecuentemente, en el templo, en los sacramentos, en la «visita al Santísimo». En este momento recuerdo a Dios y me encuentro con él. En el resto de los momentos de mi existencia, Dios corre el peligro de permanecer fuera, exterior a mi vida. Incluso, cuando mirando desde el lado de Dios se dice que me visita, viene a mí, etc., parecería que lo hace desde lejos, desde fuera, y «entra» en mí. Una forma de hablar, sin duda, que refleja este «imaginario» del «viene», «llega», «se va», que sugiere que antes no estaba y ahora sí. En el fondo de este «imaginario» acerca de Dios se detecta una concepción objetivista de lo sagrado. Es decir, Dios aparece localizado, aunque sea vagamente, como «fuera» de mí, del mundo, de la vida. O bien, puntual y precisamente localizado en determinados lugares, generalmente «sagrados»: templos, sagrario, copón; en determinados momentos o tiempos: el domingo, las fiestas, la Semana Santa, Navidad, la misa. Debemos corregir esta imagen de Dios. Y ya que de «imaginario» se trata, tenemos que meterlo dentro de nuestra vida y en el centro de nuestra existencia".

José María Mardones
"Matar a nuestros dioses"
PPC

viernes, 20 de septiembre de 2019

LAS TRES PASIONES DE THOMAS MERTON

"Poeta, pensador, viajero, activista social, pionero del diálogo entre culturas y religiones: todo eso y más fue el monje trapense norteamericano Thomas Merton.  La mejor obra de Thomas Merton (Prades, Francia, 1915-Bangkok, 1968) fue su propia biografía. Cualquier aficionado a la novela recordará al menos uno o dos títulos de la producción literaria de Milan Kundera, por poner un ejemplo. Nadie, o casi nadie, por contrapartida, podrá dar algún dato de la biografía del escritor checo, más allá del régimen policial que le tocó sufrir en su país y de su consecuente exilio. Kundera está en las antípodas de Merton, es el otro modelo de escritor. Del famoso autor trapense, por el contrario, cualquier aficionado a la espiritualidad tendrá alguna información sobre su vida, pero desconocerá, seguramente, el título de cualquiera de sus obras. Claro que todo escritor escribe, libro a libro, su propia autobiografía, pero hay casos, y el de Merton es de los más emblemáticos, en que la vida es a fin de cuentas el mejor de los libros. La razón es clara: Merton no fue sólo un escritor, sino un arquetipo. De ahí su fama. 

En la vida de Merton hubo claramente dos pasiones: la contemplación y la escritura o, por decirlo más categóricamente, el silencio y la palabra. Desde muy joven, Merton experimentó la pasión por callar y, más que eso, por silenciarse y escuchar; y desde muy joven, también, antes aún, la pasión por escribir y comunicar, por explorarse a sí mismo y al mundo por medio de la prosa, por arrancar a las palabras, frase a frase, su verdad. 

Hay muchos autores en quienes la pasión mística y la literaria se cruzan. Ahí están Novalis, por ejemplo, o Tolstói, Stifter, Hesse, Kafka, Lindgren, mi querida Simone Weil o nuestro Unamuno… La lista es casi infinita, y en alguna ocasión he jugado a confeccionarla. Pero esta conjugación del arquetipo espiritual con el artístico, tan sanjuanista, esta confluencia de la experiencia estética con la extática es particularmente elocuente en el caso de Merton, como demuestra su patente actualidad y la continua reedición de sus libros. La pregunta es por qué. 

Dice Evelyn Underhill que el silencio «no envuelve a sus iniciados en una calma aislada y sobrenatural, ni los aísla del dolor y el esfuerzo de la vida cotidiana», sino que «más bien les otorga una renovada vitalidad, administrando al espíritu humano no -como algunos suponen- un bálsamo sedante, sino el más poderoso de los estimulantes». Valga esto para casi todos los contemplativos, pero muy en especial para Merton, quien desarrolló en los últimos años de su vida, junto a la pasión por el silencio y la palabra -y claramente derivada de ellas-, una pasión por el gesto y la acción. 

En efecto, Merton no fue ni mucho menos sólo un orante que, a fuerza de contarnos y de contarse su relación con el misterio, logró enseñarnos a valorar la esfera de lo religioso. Merton fue un entusiasta del diálogo, un pionero del encuentro intermonástico y un profeta de la meditación en el mundo contemporáneo. Quiso por ello encontrarse con todos los que en su tiempo compartían sus pasiones y podían aportarle algo. 

Estudió a fondo, se carteó o se entrevistó con León Bloy, Paul Claudel, Peter Van der Meer, Rilke, Thoreau, Julien Green, Matsuo Basho, Raissa Maritain, Albert Camus, D. T. Suzuki, Pessoa… Y en los últimos años de su vida, y eso que había hecho voto de estabilidad monástica, viajó como el más impenitente de los viajeros, pasando buena parte de las noches, por no decir la mayoría, fuera de su celda y a miles de kilómetros de su monasterio. 

Un monje viajero es una contradicción en sí misma, Merton lo fue. Tan contradictoria fue su fiebre viajera y su apología de la quietud como su defensa del silencio en medio de la más exuberante grafomanía. Pero Merton sintió la llamada, no simplemente el deseo, de verificar en la historia todo lo que había contemplado y escrito, todos sus hallazgos y búsquedas. 

En la parábola vital de este monje literato y peregrino veo, admirado, un itinerario ejemplar. Como Teresa de Jesús -y el suyo fue uno de los poquísimos casos en su siglo-, Merton fue un apasionado del silencio, de la palabra y de la acción, alcanzando en cada uno de estos ámbitos algo parecido a la plenitud. La pasión mística, poética y fundadora de la santa de Ávila la vivió Merton a su modo en el pasado siglo. Por eso su biografía es su mejor obra, por eso resulta evidente que su figura es un arquetipo. 

Salvando todas las distancias, en el espejo de Merton no puedo por menos de ver un reflejo de mí mismo. Pero yo no soy un escritor tan insigne como él, aunque ya me gustaría; ni un místico tan profundo y agudo, lo que aún me gustaría más; tampoco un pontífice del diálogo, como él lo fue, o un apóstol de la meditación, sino sólo un aprendiz. Pero en la parábola vital de este monje literato y peregrino veo, admirado y agradecido, un itinerario ejemplar. Saber que él ya ha recorrido la senda a la que yo mismo he sido llamado, y que la ha transitado de forma tan cabal, hace que mi propio camino sea más llano y más ligera y llevadera mi aventura vital".

Pablo d´Ors
(ABC Cultural 19 de noviembre de 2015)

FUNDAMENTALISMOS

El fundamentalismo es probablemente una de las manifestaciones religiosas más inquietantes de nuestro tiempo. Pero la oposición a los logros y valores de la modernidad, la interpretación literal de los dogmas de fe o el recurso a la violencia y a la intolerancia no son exclusivos de una sola religión o una sola época. Karen Armstrong, reconocida especialista en historia de la cultura y de las religiones, explora en este apasionante estudio las raíces y el desarrollo del fundamentalismo y los rasgos que adopta en el judaísmo, el cristianismo y el islam. Les comparto algo de este libro:

"Uno de los acontecimientos más alarmantes de finales del siglo XX ha sido el surgimiento, dentro de las tradiciones religiosas más importantes, de movimientos militantes conocidos como «fundamentalismos». A veces, sus manifestaciones pueden ser terribles. Los fundamentalistas han disparado contra los fieles en una mezquita, han asesinado a médicos y enfermeras que trabajaban en clínicas donde se practican abortos, han atentado contra sus propios presidentes e incluso han derrocado a un gobierno poderoso. Quienes cometen estos actos de terror son sólo una minoría, pero aun los fundamentalistas más pacíficos y respetuosos de la ley son desconcertantes porque parecen obstinadamente opuestos a muchos de los valores más positivos de la sociedad moderna. A estos grupos no les interesa la democracia, el pluralismo, la tolerancia religiosa, el mantenimiento de la paz, la libertad de expresión o la separación de la Iglesia y el Estado. Los fundamentalistas cristianos rechazan los descubrimientos de la biología y la física acerca de los orígenes de la vida e insisten en que el Génesis es científicamente correcto en cada uno de sus detalles. En una época en la que muchos se están liberando de las ligaduras del pasado, los fundamentalistas judíos observan más estrictamente que nunca su ley revelada y las mujeres musulmanas se cubren todo el cuerpo, y a veces el rostro, repudiando las libertades de las mujeres occidentales. Los movimientos musulmán y judío interpretan el conflicto árabe-israelí, que se inició como un asunto laico, de una manera exclusivamente religiosa. Además, el fundamentalismo no está limitado a los grandes monoteísmos. Hay otros grupos, como el budista, el hindú e incluso el confuciano, que también rechazan muchos conocimientos de la cultura liberal tan laboriosamente adquiridos, combaten y matan en nombre de la religión y tratan de incorporar lo sagrado en el ámbito de la lucha política y nacional. 

Este resurgimiento religioso ha sorprendido a muchos observadores. A mediados del siglo XX, la mayoría había asumido que el laicismo era una tendencia irreversible y que la fe jamás volvería a desempeñar un papel importante en la historia mundial. Se suponía que los seres humanos habían llegado a ser más racionales, que ya no tenían ninguna necesidad de religión o que la confinaban al área privada de sus vidas. Pero, a finales de los años setenta, los fundamentalistas comenzaron a rebelarse contra esta hegemonía laicista y empezaron a sacar a la religión de esa posición marginal y a devolverle su protagonismo. En esto, al menos, han tenido un éxito notable. La religión ha llegado a ser otra vez una fuerza que ningún gobierno puede desoír sin arriesgar su seguridad. El fundamentalismo ha sufrido reveses, pero en ningún caso ha sido inmovilizado. Ahora es una parte esencial de la escena moderna y seguramente desempeñará una función destacable en los acontecimientos nacionales e internacionales del futuro. 

Por lo tanto, es crucial que tratemos de entender qué significa este tipo de religiosidad, cómo y por qué razones se ha desarrollado, qué nos puede decir acerca de nuestra cultura y cómo deberíamos tratarlo".

jueves, 12 de septiembre de 2019

EN CAMINO...

"Las tareas y ocupaciones del día se acumulan cuando nos despertamos cada mañana—si es que no han disipado ya nuestro descanso nocturno. ¿Cómo se puede acomodar todo en un día? ¿Cuándo haré esto, y cuándo eso? ¿Cómo se logrará hacer todo? Turbados así, estamos tentados a andar a la carrera y apurados. Por lo tanto, deberíamos tomar las riendas y recordar a nosotros mismos: Dejar a un lado los planes. La primera hora de la mañana es para Dios. Aborda el trabajo diario que él te encomienda, y él te dará la fuerza para lograrlo".
(Edith Stein)


"Ningún cristiano debe sentirse sólo en su caminar, ninguna familia tiene que sentirse desamparada, ningún pueblo debe ser pesimista aún en medio de las crisis que parecen insolubles, como la de nuestro país. Dios está en medio de nosotros. Tengamos fe en esta verdad central de la sagrada revelación. Dios está presente, no duerme, está activo, observa, ayuda y a su tiempo actúa oportunamente. Por eso la presencia de Dios despierta en el corazón la verdadera alegría: ¡Alegraos en el Señor! De nuevo os repito: ¡Alegraos porque Dios está cerca!"
(Oscar Romero)


"A primera vista, frente a la situación de los mundos, no cabría más solución que la desesperación. Pero, para el cristiano, la última palabra es siempre la de la esperanza. Es verdad que no nos interesa una esperanza mentirosa o alienante, que sólo presenta soluciones para la vida eterna, como si la eternidad no empezase ahora y aquí. Aquí y ahora es cuando construimos la vida eterna".
(Helder Cámara)


sábado, 7 de septiembre de 2019

UN ENCUENTRO CON LA REINA DE CUBA...

En uno de esos ómnibus locos que recorrían la geografía cubana en la década del 40, del pasado siglo XX, Merton se dirige a Oriente, la última provincia cubana en aquel entonces, para atravesar la Sierra Maestra y vislumbrar desde lejos “la basílica amarilla de Nuestra Señora del Cobre, de pie en una prominencia, sobre los tejados metálicos del pueblo minero”. En su autobiografía nos cuenta Merton que, luego de estar unos días en Santiago, la semana siguiente fue a visitar el santuario:

Subí por la senda que contorneaba el montículo en que se asienta la basílica. Entrando por la puerta quedé sorprendido de que el suelo fuera tan reluciente y la casa tan limpia… Estaba en el fondo de la Iglesia, junto al ábside, en una especie de oratorio detrás del altar mayor, y allí, encarándose conmigo, en una pequeña capilla, estaba la Caridad, la virgencita alegre y negra, cubierta con una corona y vestida con magníficos ropajes, que es la Reina de Cuba

Allí, en el santuario, Merton se arrodilló, oró e hizo su promesa a la Virgen en relación con su sacerdocio, tal vez similar a las mismas palabras que aparecen un poco antes en su autobiografía, en el momento en que, desde el ómnibus divisaba el santuario:

¡Ahí estás, Caridad del Cobre! Es a tí a quien he venido a ver; tú pedirás a Cristo que me haga su sacerdote y yo te daré mi corazón, Señora; si quieres alcanzarme este sacerdocio, yo te recordaré en mi primera misa de tal modo que la misa será para tí y ofrecida a través de tus manos, en gratitud a la Santísima Trinidad, que se ha servido de tu amor para ganarme esta gran gracia”.

Luego Merton intentó estar un rato en silencio y soledad haciendo su oración, pero la insistencia de una buena señora que intentaba venderle unas medallas le hizo salir pronto del lugar, sin tener ocasión de decir todo lo que quería a la Virgen, ni conocer mucho sobre ella. De hecho, nunca supo el día en que celebrábamos su fiesta. Cuenta que luego allí, en el poblado minero, compró una botella de gaseosa y se detuvo bajo el techo metálico de la tienda del pueblo para refugiarse con toda seguridad del sol y el calor del lugar, mientras en alguna casa cercana un armonio tocaba el Kyrie Eleison

lunes, 2 de septiembre de 2019

LO QUE DA GLORIA A DIOS

"La oración no es lo único que le da gloria a Dios, también el trabajo. Golpear un yunque, serrar un madero, pintar una pared, manejar caballos, barrer, fregar, todo le da gloria a Dios si, estando en su gracia, lo haces como tu deber. Comulgar dignamente glorifica a Dios de gran manera; pero comer con agradecimiento y templanza también. Levantar las manos en oración glorifica a Dios. Pero el hombre con la horquilla llena de estiércol y la mujer con un cubo lleno de comida para los cerdos también le glorifican. Tan grande es Dios que todo le glorifica si se hace con esa intención. Vive así, pues, hermano mío".

Gerard Manley Hopkins

PERSONA Y NATURALEZA

En la Colección Sinergia, editada por el Instituto Emmanuel Mounier, el profesor Federico Velázquez de Castro González ha publicado una obra pequeña de tamaño, mas enjundiosa de contenido. Su título: "Persona y naturaleza".

En su Introducción, señala que vivimos una crisis con muchas facetas: ambiental, económica, de valores, alimentaria… Esto puede llevarnos a un colapso, si no reaccionamos ante las evidentes señales de alerta. Urge despertar, individual y colectivamente. Con tres ejes: Unidad, Espiritualidad y Compromiso.

Sigue diciendo que “la paz no es tanto un valor a conseguir, sino un fruto que procede del espíritu y de la comprensión de la realidad. En nuestra experiencia diaria observamos cómo la paz es inestable, cómo hay momentos en los que, a través de ella, nos sentimos unificados y otros en los que la perdemos, bien por agitación interior o por los estímulos externos”.

Sólo desde la serenidad, podemos conseguir paz, pues es fruto de la confianza. ¿Confianza en qué, en Quién? En que la vida -a pesar de sus sinsabores- tiene un sentido. Somos amados, por eso y para eso existimos. Enseña el profesor que para la resolución de los problemas, el método de las tres "I". puede servirnos de ayuda.

La primera "I" es la Impregnación: el examen de los problemas desde todos los ángulos. La siguiente es la Incubación, en ella parece que descansamos del agobio, durante ella el cerebro coloca cada pieza en su sitio. La tercera "I" es la Iluminación, el momento crucial en que nos aparece súbitamente la solución.

La meditación y la atención generan importantes cambios personales que nos sitúan en el camino hacia la paz. Pues, si no la hemos interiorizado, difícilmente podremos laborar por la paz en el mundo.

¿Cuándo somos instrumentos de la consecución de la paz?:

"Cada vez que ofrecemos sentido a la vida, transmitiendo valores y esperanza. Cuando somos instrumentos de conversión.
Cada vez que intervinimos constructivamente en los conflictos de la vida. Cuando no avasallamos, ni somos desconsiderados, respetamos y escuchamos. Cuando sabemos absorber la violencia, frenándola, deteniéndola. En el amor y en el perdón".

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.