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sábado, 19 de julio de 2025

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD ES EL ESPÍRITU DE LA NO VIOLENCIA

"Una de las reflexiones más profundas de Thomas Merton, que aparece en su libro Gandhi y la no violencia, es que el espíritu de la verdad es el espíritu de la no violencia. El espíritu de la verdad nos revela que nuestra actual situación no es definitiva, sino que lleva dentro de sí la posibilidad de la conversión al bien. Merton escribió:


"Por lo tanto, la no violencia implica una clase de valor muy diferente al de la violencia. En el uso de la fuerza, uno simplifica la situación al asumir que el mal que se derrota es conciso, definido e irreversible. De ese modo, sólo queda algo por hacer: eliminarlo. Cualquier diálogo con el pecador, cualquier pregunta acerca de la irreversibilidad de su acto, sólo significan falla y fracaso. El fracaso al eliminar el mal es una derrota en sí misma... La más grande tiranía se basa, por lo tanto, en el postulado de que no debe existir ningún pecado".


Aquí Merton toca el núcleo de la no violencia. Esta se levanta o cae de acuerdo con la visión del mal. Si el mal se ve como un tumor irreversible, claramente visible y demarcado, entonces sólo hay una posibilidad: extirparlo. Pero si el mal es reversible y puede transformarse en bien a través del perdón, entonces la no violencia es una posibilidad. Ya que Merton experimentó en su propia vida que el perdón es posible en Cristo, la no violencia se convierte no sólo en una posibilidad sino en un requisito para ser cristiano".

Henri Nouwen

miércoles, 10 de marzo de 2021

UNA VENTANA PARA VER A DIOS (Henri Nouwen habla de Thomas Merton)

"La única vez que me encontré con Thomas Merton me impresionó su actitud llana, propia de alguien con los pies bien puestos en la tierra. Durante un retiro en la Abadía de Getsemaní, dos estudiantes de la Universidad de Notre Dame que habían concertado un encuentro con Merton a orillas del lago me pidieron que me sumara al mismo. La conversación fue muy animada. Hablamos un poco sobre los abades, otro tanto sobre Camus, y todavía un poco más sobre la escritura. Tomamos cerveza, contemplamos el agua y dejamos transcurrir momentos de silencio; nada muy especial, profundo ni «espiritual». De hecho, fue un poco decepcionante. Probablemente hubiera esperado algo fuera de lo usual, algo que pudiera comentar con otras personas o que pudiera contar cuando escribiera a casa. Sin embargo, Thomas Merton se comportó como un ser humano cabal, sano, alguien que no estaba dispuesto a actuar para satisfacer nuestra curiosidad. Era uno más entre nosotros.

Más tarde, cuando estudié los libros de Merton y pude impartir un curso sobre su vida y sus escritos y escribir una pequeña introducción a su pensamiento, agradecí mucho ese encuentro que no había tenido nada de espectacular. Me di cuenta de que cada vez que me sentía tentado a dejarme llevar por ideas sublimes o aspiraciones etéreas, me bastaba con acordarme de aquella tarde para volver a pisar tierra. Siempre que traía de nuevo a mi mente la imagen de aquel hombre sencillo, de vaqueros gastados, abierto, expansivo, risueño, amistoso y natural, me daba cuenta de que Merton no fue y no es sino una ventana a través de la cual quizás podamos captar un atisbo de Aquel que le había llamado a una vida de oración y soledad. Cualquier intento de ponerlo en un pedestal no solo le horrorizaría sino que está en las antípodas de lo que Merton representaba. El mismo Merton lo expresó de forma inequívoca cuando, después de veinte años de vida monacal, escribió: «Mi monasterio… es un lugar en el que desaparezco del mundo como un objeto de interés a fin de estar en todas partes por medio del ocultamiento y la compasión» (Prefacio a la edición japonesa de La Montaña de los Siete Círculos). 


Volver a hacer de Merton un objeto de interés sería como usurparle póstumamente su vocación. Pertenecía a la esencia de su vocación dejar morir a su «interesado e interesante» viejo yo para recibir un nuevo yo que se halla oculto en Dios".

Henri Nouwen
(Fragmento de su prólogo a El Palacio del Vacío de Thomas Merton, de James Finley)

lunes, 16 de julio de 2018

UN AUTÉNTICO MINISTRO.


“La influencia de Thomas Merton parece haber aumentado desde que murió en diciembre de 1968. Muchos están escribiendo tesis doctorales sobre él, así como tesinas. Siguen apareciendo libros y artículos sobre Merton. Desde que estoy aquí, han salido al menos tres libros. 

 Una de las cosas que me llaman la atención es que Merton es como la Biblia: puede servir para casi todo. El conservador y el progresista, el liberal y el radical, los que luchan por los cambios y los que se quejan de los mismos, los políticos activistas y los utópicos apolíticos, todos citan a Merton para expresar sus ideas y convicciones. Está considerado como el hombre que inspiro a Dan Berrigan, a Jim Forest y a Jim Douglas, pero también se utiliza como lectura espiritual segura en los refectorios de muchas casas religiosas. Los monjes dicen que no se puede entender a Merton si no se le ve, en primer lugar, como contemplativo, mientras que muchos que no son monjes prefieren verlo como un crítico social, un hombre que vive en la periferia del monasterio y que está profundamente implicado en la lucha por la paz y la justicia. Los admiradores cristianos destacan la ortodoxia de Merton, pero muchos no cristianos que miran al Lejano Oriente en busca de una nueva fuerza espiritual le consideran su modelo y apoyo. Y aunque Merton, durante sus últimos días en Asia, escribiera en términos inequívocos que él era y siempre sería un monje cristiano, los hay que incluso pretenden que tenía intención de hacerse budista.
¿Qué pensar de todo esto? ¿Quién está en lo cierto y quien está equivocado? Merton nunca intento ser sistemático, ni se preocupó por ser congruente. Articulaba hábilmente y con arte los diferentes escenarios de sus propios pensamientos y experiencias y buscaba nuevos descubrimientos sin preocuparse de lo que la gente hacia con los antiguos. Ahora está muerto. Ya no puede contestar a la pregunta: ¿Qué era lo que querías decir en realidad? Probablemente una pregunta así le habría irritado. Pero su muerte, ha hecho de él un catalizador aún más fuerte de lo que ha sido en vida. En efecto, él ha entregado su vida a los otros para ayudarles a encontrar su camino, no el de él. En este sentido, ha sido y sigue siendo un auténtico ministro, creando el espacio libre donde otros puedan encontrar o descubrir la voz de Dios en sus vidas”.

Henri Nouwen, Mi diario en la abadía de Genesee, PPC 1999, páginas 218 y 219.
 (Este libro fue publicado originalmente en 1975, y el diario que recoge es de 1974).

domingo, 10 de diciembre de 2017

MERTON: DE SUS PALABRAS FINALES.

        En fecha como la de hoy, Merton pronunció en Bangkok la conferencia Marxismo y perspectivas monásticas, que aparece en el Apéndice VII de su Diario de Asia. No imaginaba que era el último día de su vida y algunas de sus últimas palabras. Las traemos hoy, casi escogidas al azar, para recordar su muerte y sobre todo su fructífera vida, pidiéndole su cercanía y ayuda.  





"A partir de ahora, hermano, cada cual se tiene por sus propios pies.
Creo que es a eso a lo que apuntan el budismo, el cristianismo...y el monacato, si se entiende en términos de gracia (...)
Ya no podemos confiar en el respaldo de unas estructuras que pueden ser destruídas en cualquier momento (...) En el zen hay un dicho (...) que, en cierto sentido, es análogo: 
" ¿A dónde vas desde lo alto de un poste de treinta pies?"

  THOMAS MERTON, 10 de diciembre de 1968



"A los cincuenta y tres años, en 1968, obtuvo el permiso para viajar al Lejano Oriente. Al participar de una conferencia de abades de monasterios contemplativos cristianos de toda Asia, buscaba acercarse más íntimamente a la espiritualidad oriental. Visitó diferentes monasterios budistas, habló muchas veces con el Dalai Lama, dirigió debates y dio una charla para los monjes y las monjas reunidos en la conferencia.
El 10 de diciembre de 1968, poco después de la conferencia, lo encontraron muerto en su habitación. Se había electrocutado con un ventilador averiado. Su cuerpo fue llevado de regreso a su monasterio de Getsemaní  (Ky, E.U), donde fue enterrado 
el 17 de diciembre."

HENRI NOUWEN. Encuentros con Thomas Merton.

Imagen:  Ofrendas 3. Óleo de Silvia Rodríguez Rivero



  

miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL AHORA VS LO ETERNO: UNA OPINIÓN.

"En los últimos años de su vida, el famoso monje americano Thomas Merton vivió solitario, en una ermita, intentando encontrar mayor soledad en su vida. Pero la soledad es una cosa muy elusiva y Merton descubrió que se le estaba escabullendo constantemente.

Sin embargo, una mañana sintió que la había encontrado, en ese momento al menos. Pero lo que experimentó fue, de alguna manera,  una sorpresa  para él. Resulta que la soledad no es un cierto estado alterado de la conciencia o incluso una cierta sensación intensificada de Dios o de lo transcendente en nuestras vidas. La soledad, tal como él la experimentó, era estar totalmente dentro de su propia piel, al interior del momento actual, consciente con gratitud de la inmensa riqueza encerrada dentro de la ordinaria experiencia humana. La soledad consiste en estar suficientemente dentro de tu propia vida, de forma que puedas experimentar realmente lo que allí se esconde.
Pero eso no es fácil. Es raro que nos encontremos a nosotros mismos dentro del momento actual. ¿Por qué? Por la manera como estamos construidos. Estamos sobrecargados para este mundo. Cuando Dios nos puso en este mundo, como nos dice el autor del Libro del Eclesiastés, puso “eternidad” en nuestros corazones y por eso no vivimos fácilmente en paz en nuestra vida.

Leemos esto en la Sagrada Escritura, Libro del Eclesiastés, en el famoso pasaje sobre el ritmo de los momentos oportunos de la vida. Allí se nos dice que hay un tiempo y un momento oportuno para cada cosa: Un tiempo de nacer y un tiempo de morir; un tiempo de plantar, y un tiempo de cosechar lo plantado; un tiempo de matar, y un tiempo de sanar… y así sucesivamente. Pero, después de enumerar este ritmo natural del tiempo y de los momentos oportunos, el autor acaba con estas palabras. Dios ha hecho todo adecuado al tiempo propio de cada cosa, pero en el corazón humano ha sembrado eternidad, de forma que los seres humanos no sincronizan con los ritmos de este mundo desde el principio hasta el fin.


El vocablo hebreo usado para expresar “eternidad” es “Ha olam”, una palabra que indica “eternidad” y “transcendencia”. Algunas traducciones inglesas lo expresan de esta manera: Dios ha puesto un sentido del pasado y del futuro en nuestros corazones. Tal vez esa traducción lo plasma de la forma mejor, al menos en cuando al modo cómo nosotros experimentamos esto, por lo general, en nuestras vidas.

Sabemos por experiencia lo difícil que es estar dentro del momento
actual, ya que ni el pasado ni el futuro nos dejarán solos. Están siempre influyendo en el presente. El pasado nos ronda con canciones de cuna  medio-olvidadas y con melodías que provocan memorias pasadas, con amores encontrados y perdidos, con heridas que nunca cicatrizaron, y con sentimientos incipientes de nostalgia, pesar,  y con necesidad de aferrarse a algo que pasó en otro tiempo. El pasado está siempre sembrando inquietud en el momento presente.

Y el futuro igualmente se abre paso a sí mismo al interior del presente, vislumbrándose como promesa y amenaza, exigiendo siempre nuestra atención, sembrando siempre ansiedad en nuestras vidas y despojándonos siempre de la capacidad de saborear realmente el presente. El  presente está influenciado siempre por obsesiones, angustias, quebraderos de cabeza y ansiedades que poco tienen que ver  con la gente con la que nos sentamos a la mesa.

Los filósofos y poetas dan a este fenómeno diversos nombres: Platón lo llamó “locura procedente de los dioses”; los poetas hindúes lo han llamado “nostalgia del infinito”; Shakespeare habla de “anhelos inmortales” y San Agustín lo llamó, con el nombre más conocido y famoso de todos, “incurable inquietud”. Inquietud que Dios ha colocado en el corazón humano para que se guarde de encontrarse a gusto y estable en algo que es menos que infinito y eterno: “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”.

Así pues, resulta muy difícil estar presente de modo pacífico en nuestras vidas, sintiéndonos relajados dentro de nuestra piel. Pero este “tormento” -así lo llamó alguna vez el famoso poeta y dramaturgo anglo-estadounidense T.S. Eliot-, tiene su finalidad. El escritor espiritual Henri Nouwen, en un pasaje extraordinario que a la vez da nombre a esa lucha interior e indica para qué sirve finalmente, lo formula de este modo: Nuestra vida es un tiempo breve vivido en expectación, un tiempo en el que la tristeza y la alegría se besan mutuamente en cada momento. La tristeza tiene una cualidad que domina todos los momentos de nuestra vida. Parece que no existe algo así como una alegría pura y bien definida, sino que, aun en los momentos más felices de nuestra existencia, sentimos un dejo de tristeza. En cada satisfacción hay una conciencia de limitaciones. En cada éxito hay un temor de envidia. Detrás de cada sonrisa hay una lágrima. En cada abrazo hay soledad. En cada amistad, distancia. Y en todas formas de luz aparece la conciencia de la oscuridad circundante. Pero esta experiencia íntima, en la que cada pequeña porción de vida queda afectada por una pequeña porción de muerte, hace posible que nos asomemos más allá de los límites de nuestra existencia.

Esta experiencia íntima puede obrar así haciéndonos anhelar con expectación el día en que nuestros corazones se colmen de perfecta alegría, una alegría que nadie nos podrá arrebatar. "

RON ROLHEISER. "Lidiando para vivir con intensidad el momento presente". (Artículo publicado en ciudadredonda.org)

jueves, 30 de julio de 2009

Thomas Merton y Henri Nouwen.


Thomas Merton era uno de los autores favoritos de Henri Nouwen, sobre todo por el modo en que Merton hablaba de los problemas y desafíos de la vida espiritual; entre sus libros favoritos escritos por Merton, podemos citar: Semillas de Contemplación, Conjeturas de un espectador culpable, El signo de Jonás, y El zen y los pájaros del deseo. Uno de los primeros libros que Nouwen escribió estuvo dedicado a Merton, y es evidente al repasar la vida y los escritos de Nouwen escuchar ecos de las palabras e ideas del monje trapense. Nouwen pasó algunas temporadas en monasterios trapenses, y se hizo acompañar espiritualmente de uno de los discípulos de Merton. Fue este mismo, John Eudes Bamberger, quien ripostó la afirmación de que Merton y Nouwen estaban cortados por un mismo patrón; según él, ambos se hubieran entendido, pero eran dos personas absolutamente diferentes, escribían para públicos distintos y desde diversos niveles de experiencia. Henri era básicamente un profesor, que comunicaba a un nivel más popular; Merton escribía para un público más especializado, y era un poeta, una figura literaria. Henri era alguien entregado, de inteligencia notable, pero Merton tenía una inteligencia extraordinaria. Creo que estas distinciones pecan siempre de subjetividad, y para mí ambos han tenido una peculiar experiencia espiritual que han querido y sabido comunicar. En ambos, Merton y Nouwen, parece que la escritura fue parte esencial de su itinerario de crecimiento y su santidad; necesitan escribir para experimentar plenamente el encuentro con Dios; ambos escribieron diarios que fueron publicados, y ambos escribieron abundantemente. En uno de sus libros Nouwen relata un sueño que tuvo con Merton y que le dejó un mensaje de sabiduría muy importante:
“Una noche, Nouwen tuvo un sueño acerca de Thomas Merton que le pareció significativo. Nouwen y un grupo de religiosas, sin hábito, estaban esperando una conferencia de Merton, y entonces, de repente, este apareció, “calvo y con un hábito completamente blanco”. Se marchó para buscar sus notas, y todas las religiosas se desvanecieron y después retornaron con inmaculados ropajes blancos a fin de escuchar al maestro. En el sueño, Nouwen salió de la sala para buscar a Merton, al que encontró con unos pantalones marrones y una camiseta amarilla. Estaba ocupado arreglando algo. Nouwen, haciendo preguntas sobre tornillos y destornilladores, trató de ayudarle, pero Merton no le respondió. Entonces empezó a lijar un viejo banco amarillo y a repintarlo. Nouwen le preguntó dónde podía conseguir papel de lija y pintura; pero de nuevo no le respondió, aunque sí le invitó con un gesto a ayudarle. Las religiosas estaban esperando la conferencia en el fondo de la sala, pero no tenía sentido decírselo. Justamente cuando Nouwen empezó a pintar, se despertó. Su interpretación del sueño fue que la vida espiritual no consiste en pensamientos, ideas o sentimientos especiales, sino que subyace a las experiencias más sencillas de la vida cotidiana”.[1]
[1] M. FORD, Henri Nouwen. El profeta herido, Santander, Sal Terrae, 1999, 177.

martes, 18 de marzo de 2008

La oración "inútil".

“¿Por qué debo pasar una hora en oración, cuando no hago durante ese tiempo más que pensar en la gente con la que estoy enojado, en la gente que está enojada conmigo, en los libros que tendría que leer… y miles de cosas tontas que se apoderan de mi mente instantáneamente?
La respuesta es porque Dios es más grande que mi mente y mi corazón, y lo que realmente está pasando en la casa de oración no se puede medir en términos de éxito o fracaso humanos.
Lo que debo hacer primero es ser fiel. Si creo que el primer mandamiento es amar a Dios con todo mi corazón, mente y alma, entonces, debería, por lo menos, pasar una hora al día sólo con Dios. La pregunta sobre si es útil, si ayuda, si es práctico o fructífero, es completamente irrelevante, ya que la sola razón para amar es el amor mismo. Todo lo demás es secundario.
Lo extraordinario es, sin embargo, que sentándome en la presencia de Dios durante una hora cada mañana, día a día, semana tras semana, mes tras mes, en total confusión y con una miríada de distracciones, cambia radicalmente mi vida. Dios, que me ama tanto que mandó a su único hijo no a condenarme sino a salvarme, no me deja esperando en la oscuridad por mucho tiempo. Podría pensar que cada hora es inútil pero, después de treinta o sesenta o noventa de esas inútiles horas, gradualmente me doy cuenta de que no estaba tan solo como pensaba: una voz muy pequeña y suave ha estado hablando conmigo, mucho más allá de mi lugar ruidoso.
Por lo tanto, ten confianza y espera en el Señor”.

Henri Nouwen.
“Camino a casa”

miércoles, 12 de marzo de 2008

La buena nueva de la pasión.


“El momento en que Jesús es entregado, a aquellos que hacen lo que quieren con Él, es un punto crucial del ministerio de Jesús. Es pasar de la acción a la pasión... Después de años de enseñar, predicar, sanar y desplazarse hacia donde quiera que quisiera ir, Jesús es entregado al capricho de sus enemigos. Ya las cosas no son hechas por Él, sino a Él. Es flagelado, coronado de espinas, escupido, ridiculizado, desnudado y clavado, desnudo, a una cruz. Es una víctima pasiva, sujeta a las acciones de los otros. Desde el momento en que Jesús es entregado, comienza su pasión y a través de esta pasión Él cumple con su vocación.
Es importante para mí darme cuenta de que Jesús cumple su misión no por lo que hace, sino por lo que le hacen. Como para todos, la mayor parte de mi vida está determinada por lo que se me hace y, por tanto, es pasión. Y porque la mayor parte de mi vida es pasión, cosas que se me hacen, sólo partes pequeñas de mi vida están determinadas por lo que pienso, digo o hago. Tiendo a protestar por esto y a querer que todo sea acción, originada por mí. Pero la verdad es que mi pasión es una parte mucho más grande de mi vida, que mi acción. No reconocerlo sería autoengaño, y no abrazar mi pasión con amor sería auto rechazo.
Es una buena nueva saber que Jesús es entregado a la pasión, y que a través de su pasión cumple su tarea divina en la tierra. Es una buena nueva para un mundo que busca con pasión su integridad. La transición de Jesús de la acción a la pasión también debe ser la nuestra, si queremos seguir su camino; También yo debo permitir ser”entregado” y, de esta forma, cumpliré mi vocación”.

Henri Nouwen.
“Camino a casa”.

Viajar a la otra orilla.


Sonrisas que despuntan entre lágrimas.

“Morir es un empequeñecerse gradual y la desaparición final sobre el horizonte de la vida. Cuando observamos un barco a vela que sale del puerto y se dirige hacia el horizonte, cada vez se va haciendo más pequeño, hasta que lo perdemos de vista. Pero podemos confiar en que hay alguien parado en alguna costa lejana que ve al mismo barco que se va haciendo más grande hasta que llega a su nuevo puerto. La muerte es una pérdida dolorosa. Cuando volvemos a nuestras casas después de un entierro, nuestros corazones están llenos de tristeza. Pero cuando pensemos en Aquel que está en la otra orilla, esperando con anticipación para dar la bienvenida a nuestro querido amigo a su nuevo hogar, una sonrisa podrá atravesar nuestras lágrimas”.

Henri Nouwen.

martes, 5 de febrero de 2008

Carta de Cuaresma.


Querido Señor Jesús:

Mañana comienza el tiempo de Cuaresma. Es un tiempo para estar contigo de una forma especial, un tiempo para orar, para ayunar y, de esta forma, seguirte en tu camino a Jerusalén, al Gólgota, y a la victoria final sobre la muerte.
Estoy, todavía, tan dividido. Verdaderamente quiero seguirte, pero también quiero seguir mis propios deseos, y prestar atención a las voces que hablan de prestigio, éxito, respeto humano, placer, poder e influencia. Ayúdame a ser sordo a estas voces y a estar más atento a tu voz que me llama a elegir el sendero angosto hacia la vida.
Sé que la Cuaresma va a ser un tiempo muy difícil para mí. La elección de tu camino debe hacerse en cada momento de mi vida. Tengo que elegir los pensamientos que sean tus pensamientos, las palabras que sean tus palabras y las acciones que sean tus acciones. No hay lugares ni momentos sin elecciones. Y sé cómo me resisto profundamente a elegirte.
Por favor, Señor, quédate conmigo en todo momento y en todo lugar. Dame la fuerza y el coraje de vivir esta temporada fielmente, de manera que, cuando llegue la Pascua, pueda experimentar, con alegría, la nueva vida que has preparado en mí.
Amén”.


Henri Nouwen, 11 de febrero de 1986.

domingo, 27 de enero de 2008

Libro de Henri Nouwen.



Un nuevo libro de Henri Nouwen aparece anunciado en la red; aquí les dejo algo de información sobre él.


COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO:
«Cuando tropecé por primera vez con la expresión de Nouwen "movilidad descendente" -dice Philip Yancey-, me impresionó por su radicalidad,por ir a contracorriente y por su profunda verdad. La rememoración del mensaje de Jesús que hace Nouwen va en contra de casi todo lo que supone la vida moderna, pero ignorarlo ha llevado a la mayor parte delos urgentes problemas que afrontamos: el calentamiento global, la pobreza y la profunda sensación de alienación. Puede que no sea demasiado tarde para cambiar, y Henri Nouwen ha mostrado el camino. Ilustrado con dibujos de Vincent van Gogh, el estilo desinteresado de Cristo es una inspiradora guía para todos cuantos siguen o desean seguir el camino del discipulado.


HENRI NOUWEN, fallecido en 1996, sigue siendo uno de los autores espirituales más populares e influyentes. Entre sus publicaciones en la Editorial Sal Terrae se cuentan: El camino hacia la paz; Escritos Esenciales; Con el corazón en ascuas y Dirección espiritual.

sábado, 26 de enero de 2008

Videntes.


“Estamos llamados a ser contemplativos, es decir, videntes, hombres y mujeres que ven la venida de Dios. En efecto, el día del Señor siempre está llegando. No es una venida que vaya a ocurrir en un futuro distante, sino una venida aquí y ahora entre nosotros….
¿Qué es lo que nos ciega? Merton dice que nuestras ilusiones. Si hay una palabra que Merton utiliza repetidamente y con una cierta predilección es la palabra ilusión. Podríamos decir que es un especialista en ilusiones, no porque tratara de sostenerlas, sino porque procuró desenmascararlas. Las ilusiones que Merton estudia se resumen perfectamente en las dos siguientes: la ilusión de que podemos conocernos a nosotros mismos y la ilusión de que podemos conocer a Dios.
La primera ilusión, que podemos conocernos a nosotros mismos, nos pone en camino hacia una búsqueda frenética de nuestro yo a través de la autosatisfacción, la autorrealización y la autoactualización. Es la ilusión en la que nos volvemos tan interesados por una identidad adquirida por nosotros mismos que nos preocupamos constantemente por cómo hacemos las cosas en comparación con otros, y nos obsesionamos por distinguirnos de los demás. Es la ilusión que nos pone en el camino de la competitividad, la rivalidad y, finalmente, la violencia. Es la ilusión que nos hace luchar por nuestro lugar en el mundo incluso a costa de los demás. Esta ilusión lleva a algunos de nosotros a un nervioso activismo, alimentado por la creencia de que somos el resultado de nuestro trabajo. Esta misma ilusión lleva a otros a la introspección morbosa que nace del supuesto de que somos nuestros sentimientos y emociones más profundos.
La segunda ilusión es que podemos conocer a Dios, que podemos decir con precisión quién es Dios y cuál es su voluntad para nosotros y para los demás. Esta es la gran ilusión que nos pone en camino hacia la autojustificación y la opresión. Es la ilusión que hace que los blancos piensen que saben qué es lo mejor para los negros, que los ricos piensen que saben qué es lo mejor para los pobres, y que los hombres piensen que saben qué es lo mejor para las mujeres. Es la ilusión del control, la ilusión de que somos dueños de nuestro propio destino, y que por tanto, podemos ejercer un poder ilimitado y exigir obediencia incondicional. Es la ilusión que lleva a Auschwitz, Hiroshima y Jonestown”.


“La llamada de Thomas Merton a la contemplación y a la acción”, sermón predicado por Henri Nouwen, en New York, 10 de diciembre de 1978, décimo aniversario de la muerte de Merton.

viernes, 25 de enero de 2008

Thomas Merton y Henri Nouwen.


El 24 de enero de 1932 nació Henri Nouwen; el 31 del mismo mes, pero de 1915 vino al mundo Thomas Merton. Ellos se encontraron en algún momento de sus vidas, pero el vínculo verdadero, que es espiritual, es más difícil de rastrear en un momento concreto de la historia; se hace evidente cuando nos acercamos a sus vidas, cuando nosotros nos encontramos espiritualmente con ellos, y se convierten ambos en nuestros maestros, en nuestros compañeros de camino. Entre mis rituales personales está el vivir durante estos días, entre el 24 y el 31 de enero, unas jornadas especiales, en las cuales renuevo mi compromiso de trabajar por difundir el mensaje de estos dos amigos de fe, por la sencilla razón de que creo que en él está contenido y encarnado el mensaje liberador de Jesucristo. Cada uno a su manera encontró a Jesús en el camino, Jesús entró en sus vidas y las transformó para que pudieran convertirse en fuente de sabiduría y esperanza para quienes a su vez se encontraran con ellos. Yo me he beneficiado muchísimo del encuentro con Thomas Merton y Henri Nouwen, a través de sus libros he podido conocerles en cierta medida, y aprovecharme además de su rica y honda experiencia espiritual. Ellos, instrumentos de la Gracia de Dios, me han ayudado a transformar el dolor en gozo, el pesimismo en esperanza, la debilidad en fortaleza. Mi acercamiento a ellos no tiene pretensiones académicas, sino espirituales. Quiero conocerlos mejor, leer lo que escribieron, para alimentar mi vida interior y compartir la riqueza de sus vidas en Cristo. Ese es el propósito de este blog, que pronto cumplirá un año de creado.

“Mientras reflexiono hoy sobre mi vida, me siento realmente, como el menor de todos los hombres santos de Dios. Mirando hacia el pasado, tomo conciencia de que todavía lucho con los mismos problemas que tenía el día de mi ordenación, hace veintinueve años. A pesar de mis muchas oraciones, mis períodos de retiro, y el consejo de muchos amigos, consejeros y confesores, he cambiado muy poco, si es que algo he cambiado, en mi búsqueda de paz y unidad interior. Soy la misma persona inquieta, nerviosa, intensa, distraída e impulsiva que era cuando comencé este viaje espiritual. A veces, esta obvia falta de madurez interna me deprime mientras estoy llegando a mis años “maduros”.
Pero tengo una fuente de consuelo. Más que nunca, deseo proclamar “las riquezas inconmensurables de Cristo” y echar luz “sobre el trabajo interno del misterio mantenido oculto en Dios, a través de los tiempos”. Este deseo se ha vuelto más intenso y urgente. Quiero hablar de las riquezas de Cristo mucho más que cuando fui ordenado en 1957. Quiero, realmente, hablar alto y claro acerca de las riquezas de Cristo. Lo quiero hacer simple, directa, claramente, y con una convicción profundamente personal. Aquí siento que algo ha crecido en mí. Aquí tengo la sensación de que no soy la misma persona que fui hace veintinueve años”.

Henri Nouwen. 24 de enero de 1986.
“Camino a casa. Un viaje espiritual”. Lumen.

jueves, 17 de enero de 2008

Mirar a los otros en Comunidad



Hace varias entradas comenzamos a presentar algunas ideas sobre dirección espiritual, y hablábamos de tres vías o disciplinas básicas, según Henri Nouwen. Ya comentamos dos de ellas: la disciplina del corazón y la disciplina del libro; ahora comentamos la tercera, la de la Iglesia o comunidad de fe. "Estas tres disciplinas (el corazón, el libro y la Iglesia) exigen discernimiento espiritual, cuenta de conciencia y dirección, en orden a superar nuestra sordera y nuestra resistencia y convertirnos en personas libres y obedientes que escuchamos la voz de Dios cuando nos llama a lugares desconocidos".


La tercera disciplina clave para la dirección espiritual es la disciplina de la Iglesia o comunidad de fe. Esta práctica espiritual exige de nosotros estar en relación con el pueblo de Dios, testimoniando la presencia activa de Dios en la historia y en la comunidad. (Mateo 18, 20).
La comunidad de fe nos recuerda continuamente lo que está sucediendo realmente en el mundo y en nuestra vida. La liturgia y el leccionario de la Iglesia (oraciones, ritos y pasajes de la Escritura utilizados habitualmente, así como el calendario que sigue la vida cristiana a lo largo del año) desarrollan para nosotros, por ejemplo, la plenitud del acontecimiento Cristo. Cristo va a llegar, Cristo ha nacido, Cristo se manifiesta al mundo, Cristo sufre, Cristo muere, Cristo es resucitado, Cristo asciende al cielo, Cristo envía el Espíritu.
No son acontecimientos que tuvieron meramente lugar hace mucho tiempo y que recordamos ahora con una cierta melancolía, sino que tienen lugar en la vida cotidiana de la comunidad cristiana. En la vida de Cristo y a través de ella, recordada en la comunidad y en el culto, Dios nos da a conocer su presencia activa. La Iglesia dirige nuestra atención a los acontecimientos divinos subyacentes a la Historia, permitiéndonos dar sentido a nuestra propia historia.
Escuchar a la Iglesia es escuchar al Señor de la Iglesia. Esto significa, en concreto, tomar parte en la vida litúrgica de la Iglesia. Cuanto más permitamos que nos informen los acontecimientos de la vida de Cristo, tanto más capaces seremos de conectar nuestra propia historia cotidiana con la gran historia de la presencia de Dios en nuestra vida.
La disciplina de la Iglesia como comunidad de fe funciona como nuestro director espiritual, dirigiendo nuestro corazón y nuestra mente a Aquel que hace nuestra vida verdaderamente plena de acontecimientos. Reunirse con un director espiritual proporciona una experiencia interpersonal de la comunidad cristiana y permite que la conversión verse acerca de cómo nuestra vida individual es parte de la gran historia evolutiva del pueblo de Dios.

Henri Nouwen.

miércoles, 2 de enero de 2008

La disciplina del corazón.

La memoria de los santos de este día, Basilio y Gregorio, me ha inspirado siempre a rezar por mis amigos y amigas, pidiendo para ellos lo mejor en este año que comienza. Basilio y Gregorio fueron grandes amigos, y esa amistad se hizo grande desde la fe. Que ellos también intercedan ahora por nosotros para que nuestro aprecio mutuo sea también luz de evangelio, luz de Cristo.
Mirar dentro del corazón.

La primera y más esencial práctica espiritual que un director espiritual debe recomendar es la Disciplina del corazón. La introspección y la oración contemplativa es la antigua disciplina por la que empezamos a ver a Dios en nuestro corazón. La oración interior es atención cuidadosa a Aquel que habita en el centro mismo de nuestro ser. Mediante la oración, nos despertamos al Dios que está en nosotros. Con práctica, permitimos a Dios entrar en nuestros latidos y nuestra respiración, en nuestros pensamientos y emociones, en nuestro oído, nuestra vista, nuestro tacto y nuestro gusto, y en cada partícula de nuestro cuerpo. Permaneciendo despiertos a Dios, podemos verlo cada vez mejor en el mundo que nos rodea.
La disciplina del corazón nos hace conscientes de que orar no consiste simplemente en escuchar, sino en escuchar con el corazón. La oración nos ayuda a estar en presencia de Dios con cuanto somos y tenemos: nuestros miedos y ansiedades, nuestra culpa y nuestra vergüenza; nuestras fantasías sexuales,; nuestra avaricia y nuestra ira; nuestras alegrías, éxitos, aspiraciones y esperanzas; nuestras reflexiones, sueños y vagabundeos mentales; y, sobre todo, nuestra familia, nuestros amigos y nuestros enemigos; en suma, todo cuanto hace de nosotros lo que somos. Con todo esto tenemos que escuchar la voz de Dios y permitirle hablarnos en cada rincón de nuestro ser.
“Cada rincón de nuestro ser” incluye, obviamente, el cuerpo físico. De hecho, el corazón no es un simple órgano espiritual, sino el lugar secreto de nuestro interior donde nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo se reúnen en la unidad del yo. El corazón espiritual desencarnado no existe. Estamos llamados a amar a Dios y al prójimo con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas (Lucas 10, 27)
Esto es difícil de hacer, dado lo temerosos e inseguros que somos. Nos ocultamos de Dios y de los demás. Tendemos a presentar a Dios y a los demás únicamente aquellos aspectos de nosotros con los que nos sentimos relativamente cómodos y que pensamos que suscitan una respuesta positiva. Por tanto, nuestra vida de oración se hace selectiva y limitada. Está claro que la disciplina del Corazón reclama una dirección que nos permita superar los temores, profundizar nuestra fe y comprender mejor quién es Dios para nosotros.
Preguntarse:
¿Cómo es tu vida de oración?
¿Cómo le concedes a Dios espacio en tu vida para que pueda hablarte?

Henri Nouwen, Dirección espiritual.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Dirección espiritual.


De la lectura del libro “Dirección espiritual. Sabiduría para la larga andadura de la fe”, escrito por Henri Nouwen, y desarrollado por sus editores Michael J. Christensen y Rebecca J. Laird, y publicado por Sal Terrae este mismo año, son estos textos que compartiré en los próximos días. Creo que pueden darnos coordenadas útiles para entender mejor el lugar del maestro, del acompañamiento o dirección espiritual para nuestro crecimiento humano y cristiano.

Dirección espiritual supone decidirse a dar cabida a Dios en nuestra vida, lo cual exige tiempo y compromiso. Cualquier práctica de la dirección espiritual proporciona la oportunidad de una amistad espiritual y el tiempo y la estructura, la sabiduría y la disciplina para crear en tu vida un espacio sagrado en el que Dios pueda actuar. Al crear un espacio sagrado, reservas una parte de ti e impides que tu vida se vea completamente repleta, ocupada o preocupada. La dirección espiritual proporciona la “dirección" de la casa de tu vida, a fin de que puedas ser “dirigido” por Dios en la oración. Cuando esto sucede, tu vida comienza a transformarse como jamás habías imaginado o previsto, porque Dios actúa de formas maravillosas y sorprendentes.
El propósito de la dirección espiritual es la formación espiritual, la capacidad cada vez mayor de vivir una vida espiritual desde el corazón. La vida espiritual no puede conformarse sin disciplina, práctica y cuenta de conciencia. Hay muchas disciplinas espirituales.
Prácticamente cualquier cosa que nos exija proceder con más calma y ordenar nuestro tiempo, así como nuestros deseos y pensamientos, con el fin de contrarrestar el egoísmo, la impulsividad o la confusión mental, puede ser una disciplina espiritual.

En mi opinión, al menos tres disciplinas o prácticas espirituales clásicas son particularmente útiles en la relación de dirección espiritual, porque pueden ayudar a dar cabida a Dios en nosotros:
1- la disciplina del corazón
2- la disciplina del Libro
3- la disciplina de la Iglesia o comunidad de fe.

Juntas, estas prácticas espirituales nos ayudarán a superar nuestras resistencias a la escucha contemplativa y la obediencia activa a Dios, liberándonos para vivir una vida espiritual encarnada y plena”.
Henri Nouwen.

Nota: Otras disciplinas espirituales clásicas se subsumen en las tres disciplinas mencionadas por Nouwen, incluidas la pobreza o sencillez, la castidad, la obediencia, la estabilidad, el ayuno, la meditación, la contemplación, la comunidad, el servicio, la generosidad y muchas formas de oración interior.

jueves, 29 de noviembre de 2007

El amado de Dios.


Entre los libros que recibí recién está “El amado de Dios. Biografía espiritual de Henri Nouwen”, de Michael O¨Laughlin, publicado por Desclée de Brouwer, en su colección “Testigos”. Tratándose de un libro sobre Henri Nouwen ya tiene interés por adelantado, sobre todo para todos los que seguimos la obra de este maestro espiritual, y que además hemos leído otros intentos anteriores de presentar en síntesis una visión completa de la propuesta espiritual de este conocido escritor católico. Hice un paréntesis en el libro que estaba leyendo sobre el castillo interior de Santa Teresa, y me dispuse a disfrutar de esta otra propuesta, y eso hago desde hace un par de días. Lo primero que ha llamado mi atención es que el autor cuestiona la imagen que otro libro ha dado de Henri; me refiero a “El profeta herido”, de Michael Ford, texto que disfruté muchísimo y que he leído además no menos de cuatro veces, y tengo todo marcado y subrayado. Estoy intentando escuchar los criterios e interpretaciones de Michael O´Laughlin sobre Nouwen, pero hasta el momento no ha conseguido despertar el interés y motivación que consiguió el libro de Ford en mí. Aun así no quiero dar un juicio definitivo hasta que llegue al final de esta lectura, y de cualquier modo esta nueva mirada nos permitirá conocer un poco más a Henri, renovar nuestra comunión espiritual con él, y adentrarnos en su mundo de fe. Quienes se interesan por Henri y han leído otras biografías seguramente no querrán perder la oportunidad de repasar esta propuesta que ahora aparece en español, y cuya publicación en inglés data del año 2004.

Otras propuestas biográficas sobre Henri Nouwen:
1-“Henri Nouwen: Una incansable búsqueda de Dios”, de Jurgen Beumer. Lumen.
2- Escritos Esenciales. Henri Nouwen. (Incluye “El fuego del amado”, de Robert A. Jonas, extenso resumen biográfico y espiritual sobre Nouwen)

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Gracias, Henri.2


“Dios nos deja elegir. Decir si o no al amor. Dejarme a mí la elección es respetar mi libertad de persona. Dios, que me ama en libertad, quiere mi amor en libertad. Esto significa que él no es una posibilidad. La vida eterna no es un hecho predeterminado. Es el fruto de nuestra respuesta humana”.

“Sólo tengo una cosa clara. Hay que vivir bien cada día. ¡Qué verdad tan simple! Tengo que confiar en que la pizca de amor que siembro ahora producirá muchos frutos, aquí en este mundo, y en la vida futura”.

“He de ver los sacramentos como la entrada a una experiencia nueva del poder sagrado de lo ordinario”.

“No dejo de sorprenderme ante el hecho de comprobar las muchísimas personas que hay y las pocas que conozco. De repente me acomete la sensación de soledad y me siento perdido en la multitud, como un forastero en tierra extraña”.

“Tan importante es vivir bien como recordar bien lo que se ha vivido”

“Llevar una vida espiritual significa llevar todo mi ser a la morada que le pertenece”

Henri Nouwen.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Gracias, Henri.


“La comunidad es mucho más que vivir y trabajar juntos. Es un vínculo del corazón que no tiene límites físicos. Son velas que arden en diferentes partes del mundo, todas ellas rezando la misma oración silenciosa de la amistad y del amor”.

“No creo que tengamos que reprimir nuestras energías eróticas para llevar una vida ordenada. Tampoco creo que debamos olvidar toda disciplina u orden para entrar en contacto con las fuerzas salvajes de nuestra existencia. Pero sí que hace falta una concentración de esfuerzo para encontrar la única manera de llegar a ser personas íntegras”.

“El valor de la vida no depende de las horas, días o años que se vivan, ni tampoco del número de personas con las que uno se relacione, ni de la influencia que se tenga en la historia. El valor de la vida es la vida en sí misma”.

“Nuestros dones, por pequeños que parezcan, se hacen grandes cuando se reconocen como dones de Dios para el pueblo de Dios. Cuando nos refrenamos en la entrega, con una mentalidad de escasez, lo poco que tengamos se hace aún menos. Cuando damos con generosidad, con una mentalidad de abundancia, lo que entregamos se multiplica”.

“Creo personalmente que Jesús se encarnó para abrirnos la puerta de la casa de Dios, y todos los hombres pueden pasar por esa puerta, conozcan o no a Jesús”.


Henri Nouwen.

miércoles, 31 de octubre de 2007

La oración"inútil". Henri Nouwen.


Oración "inútil"
Por Henry Nouwen
"Por qué debo pasar una hora en oración, cuando no hago durante ese tiempo más que pensar en la gente con la que estoy enojado, en la gente que está enojada conmigo, en los libros que tendría que leer, en los libros que tendría que escribir, y miles de cosas tontas que se apoderan de mi mente instantáneamente?
La respuesta es que Dios es más grande que mi mente y mi corazón, y lo que realmente está pasando en la casa de oración no se puede medir en términos de éxito o fracaso humanos.
Lo que debo hacer primero es ser fiel. Creo que el primer mandamiento es amar a Dios con todo mi corazón, mente y alma, entonces, debería, por lo menos, pasar una hora al día sólo con Dios. La pregunta sobre si es útil, si ayuda, si es práctico o fructífero, es completamente irrelevante, ya que la sola razón para amar es el amor mismo. Todo lo demás es secundario.
Lo extraordinario es, sin embargo, que sentándome en la presencia de Dios durante una hora a la mañana- día tras día, semana tras semana, mes tras mes -, en total confusión y con una miríada de distracciones, cambia radicalmente mi vida. Dios, que me ama tanto que mandó a su único Hijo no a condenarme sino a salvarme, no me deja esperando en la oscuridad por mucho tiempo. Podría pensar que cada hora es inútil pero, después de treinta o sesenta o noventa de esas inútiles horas, gradualmente me doy cuenta de que no estaba tan solo como pensaba: una voz muy pequeña y suave ha estado hablando conmigo, mucho más allá de mi lugar ruidoso.
Por lo tanto, ten confianza y confía en el Señor".
Henry Nouwen, "Camino a casa"

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.