NATURALEZA DEL ÍDOLO
"Un ídolo no es necesariamente un dios representado en forma de animal, un becerro de oro o una pequeña estatua sin respiración, que necesita ser transportada, tal como se describe en las Escrituras hebreas. Más bien comparte la naturaleza del ídolo cualquier representación de lo divino usada de tal modo que se pierda de vista su carácter simbólico y evocativo. Un ídolo hace acto de presencia siempre que una imagen o concepto de Dios ocupa el horizonte cerrando el paso a otros y siempre que este símbolo exclusivo acaba siendo literalizado hasta el punto de quedar suprimida la distancia entre él y la realidad divina. Entonces una imagen comprensible, en lugar de desvelar el misterio, lo que hace es distorsionar la realidad. El misterio divino queda cohibido en una imagen fija, petrificada. Al mismo tiempo, el impulso religioso es maniatado, conduciendo a la inhibición del crecimiento de los seres humanos mediante la prevención de ulteriores búsquedas y hallazgos. A lo largo de las tradiciones judía y cristiana los pensadores proféticos han desafiado la propensión del corazón humano a evitar al Dios vivo domesticando la libertad del misterio divino y convirtiéndolo en una divinidad más manejable. Profetas y pensadores religiosos han insistido desde antiguo en la necesidad de hacer pedazos los falsos ídolos y de escapar de su abrazo en busca del Dios vivo, aunque el lenguaje utilizado se convierte a su vez en candidato a la crítica si se examina de cerca. El proceso no acaba nunca, pues el misterio divino es insondable. En el lenguaje de la patriarquía C. S. Lewis capta el asunto con una claridad elocuente:
Mi idea de Dios no es una idea divina. Necesita ser destruida de vez en cuando Él mismo se hace pedazos. Él es el gran iconoclasta. ¿No podemos casi decir que esta destrucción es una de las señales de su presencia"
Elizabeth Johnson, La que es
Ser parte de todo...
¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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