Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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martes, 29 de diciembre de 2020
COMO PEZ EN EL AGUA...
lunes, 28 de diciembre de 2020
CUANDO SE SUFRE BIEN...
LA LUZ QUE VIENE, EL AMOR QUE NACE...
lunes, 21 de diciembre de 2020
LA GOZOSA EXPECTATIVA DE LA FE (2007)
domingo, 20 de diciembre de 2020
ALÉGRATE... TODO ESTARÁ BIEN
"En el nivel de lo relativo, de la apariencia, todo es variable, impermanente e inexorablemente polar; en lo profundo, todo está pleno de sentido. Si vivimos en la superficie (en el nivel de lo relativo, en la creencia de que somos el yo individual), nos sentiremos víctimas del oleaje incesante; si, por el contrario, nos reconocemos en la Consciencia donde todo ocurre, permaneceremos en la ecuanimidad. Las olas no son otra cosa que el juego del agua. La clave radica en no creer que somos una ola, sino en reconocernos como el Agua misma y única, ilimitada y atemporal, que simplemente adopta infinidad de formas, entre ellas la que llamamos yo".
"La dicha nace de la fe, entendida esta no como una creencia a la que asentir mentalmente, sino como la certeza experimentada de que el Fondo de lo real es fuente de confianza. TODO ESTARÁ BIEN, repetía Juliana de Norwich. "La alegría es la señal inequívoca de que la vida triunfa", escribía Henri Bergson. El gozo es el signo de lo verdaderamente real. Por eso no necesitas nada para ser feliz, en cambio, necesitas algo para estar triste. La tristeza nace porque nos resistimos a lo que es; al aceptar, dejándonos fluir con lo que es, se manifiesta el gozo".
Enrique Martínez Lozano
miércoles, 16 de diciembre de 2020
OTRO AÑO DEL SEÑOR
"Para el hombre en Cristo, el ciclo de las estaciones es algo enteramente nuevo. Se ha convertido en un ciclo de salvación. El año no es simplemente un año más, es el año del Señor, un año en que el paso del tiempo mismo no sólo nos trae la natural renovación de la primavera y la fecundidad de un verano terrenal, sino también la fecundidad espiritual e interior de la gracia.
La liturgia hace que el mismo paso del tiempo santifique nuestras vidas, pues cada nueva estación renueva un aspecto del gran Misterio de Cristo vivo y presente en su Iglesia. Cada nueva fiesta nos llama la atención hacia la gran verdad de Su presencia en medio de nosotros. El ciclo litúrgico renueva nuestra redención en Cristo, y nos muestra que aunque estemos captados en una batalla entre carne y espíritu, la victoria ya es nuestra.
Para el creyente que vive en Cristo cada día nuevo renueva su participación en el misterio de Cristo. Cada día es un nuevo amanecer de esa lumen Christi, la luz de Cristo que no conoce poniente. Por eso, cada año litúrgico es un año de salvación, pero también un año de iluminación y de transformación.
La liturgia es la gran escuela de vida cristiana y la fuerza transformadora que vuelve a dar forma a nuestras almas y a nuestros caracteres en la semejanza de Cristo".
Thomas Merton
Tiempos de celebración
jueves, 10 de diciembre de 2020
MORIR Y RENACER EN CRISTO: Thomas Merton (1915-1968)
Thomas Merton ingresó en Gethsemani el 10 de diciembre de 1941; muere accidentalmente cuando asistía a una conferencia monástica en Bangkok, Tailandia, también un 10 de diciembre de 1968.
"Yo me entrego por completo a Dios. Él me atrae más y más a hacerlo. No puedo saber lo que me espera, lo que nos espera, en adelante, pero cada vez soy más consciente de que Dios quiere que me ponga en Sus manos y le deje llevarme a través de las cosas que están por venir, y debo aprender a confiar en Él sin miedo ni preguntas ni vacilaciones ni pasos atrás".
(Diarios, diciembre de 1947).
lunes, 7 de diciembre de 2020
HEMOS DE CONVERTIRNOS EN LO QUE YA SOMOS
domingo, 6 de diciembre de 2020
DIOS ES VULNERABLE
Registrando en nuestra biblioteca, encuentro un viejo libro de Luis Evely que me vale para acompañar algunos momentos de meditación. De él comparto el siguiente texto:
"Dios es amor. Pero el amor es vulnerable. Amar a un ser es inevitablemente depender de él, darle poder sobre nosotros. Dios nos ha dado poder sobre él. Dios ha querido tener necesidad de nosotros. La pasión de Jesucristo es la revelación del poder tan terrible que tenemos contra Dios. Se ha entregado a nosotros, lo hemos tenido a nuestra disposición, hemos hecho con él lo que hemos querido.
En uno de los grabados que colocan sobre la pared en Normandía, leí esta frase cínica y cruel: El que ama menos es siempre el más fuerte. Siempre es el que menos ama el que obliga a caminar al otro, el que conserva la cabeza fría y el que controla la situación.
Dios será siempre más débil que nosotros, porque nos ama más.
Podemos negar a Dios, olvidarnos de él. Pero él no nos puede negar ni olvidarse de nosotros. Podemos estar sin Dios; pero él no puede estar sin nosotros. Podemos dejar de ser sus hijos, pero él no puede dejar de ser nuestro Padre.
El hombre que se rebela contra Dios es como un pájaro que, en medio de la tempestad se tira contra la roca escarpada. Pero Dios, en su piedad, se hace carne para que la violencia del golpe sea soportada por él y no por nosotros.
Dios será siempre el más débil, porque nos ama.
Nosotros somos todos de la raza de Jacob, somos el verdadero Israel, que luchó durante toda la noche contra el ángel que mereció de este modo su nombre: Fuerte contra Dios".
Louis Evely
Dios en tu prójimo
sábado, 5 de diciembre de 2020
LO QUE ES EN REALIDAD LA NAVIDAD...
La Navidad es el compromiso con la vida que se ha encarnado. Es una llamada a ver a Dios en todas partes, y especialmente en aquellos lugares donde no esperaríamos encontrar Gloria y gracia. Es una llamada a exaltar la vida.
LA ESPERANZA CRISTIANA
La espera de la venida de Cristo al final de los tiempos no hace de los cristianos unos holgazanes que duermen el sueño beatífico de la evasión, sino que hace de ellos los seres más activos y operantes de la construcción del mundo. De aquí la exhortación primordial de Jesús: Velen. ¡Cuidado con el sueño religioso!
La esperanza cristiana está reñida con los cálculos. Los cálculos hay que hacerlos fatigosamente con todos los demás seres humanos. El Espíritu Santo no ha garantizado a la Iglesia ninguna ciencia infusa, sobre todo la economía, la sociología o la política. Sólo le ha garantizado la fe y la esperanza, sin más soporte que la promesa de Dios.
La esperanza cristiana sobrenada por encima de todas las tragedias humanas. Los cristianos deberían saber interpretar los momentos más negros de la historia como signos de liberación. Y tras esta interpretación optimista, deberían buscar afanosamente la manera concreta de insertarse en el que resulte ser el más eficaz y honesto proceso de liberación humana.
(Misal de la comunidad)
sábado, 14 de noviembre de 2020
CUANDO EL MIEDO NOS PARALIZA...
En las comunidades de Mateo habría discípulos negligentes y perezosos como los sigue habiendo en nuestras comunidades. Hay cristianos dinámicos y emprendedores que se empeñan en dar un nuevo rostro a la catequesis, a la liturgia, a la pastoral, que se dedican con pasión al estudio de la palabra de Dios para captar su significado auténtico y profundo, que son generosos y activos, que, a veces, cometen errores por exceso de celo apostólico y no siempre aciertan con las decisiones justas que hay que tomar. Otros cristianos, por el contrario, son perezosos y tienen miedo de todo. Se limitan a repetir de manera monótona y tediosa los mismos gestos, las mismas frases hechas, no estudian, les da fastidio si alguien propone interpretaciones nuevas, ni siquiera se preguntan si ciertos cambios son queridos por el Espíritu; solamente se sienten seguros dentro de lo que siempre se ha dicho y hecho en el pasado; cualquier impuso hacia el futuro, cualquier conquista del hombre les aterroriza; no vibran con los grandes valores de la libertad y la fraternidad. Tienen miedo.
¿Qué tiene hacer quien reúsa el compromiso, quien no tiene el coraje de hacer fructificar los bienes del Señor? No debe continuar ocupando inútilmente un cargo o un puesto de responsabilidad, sino que debe entregar su ministerio al banco, es decir, a la comunidad para que ésta provea a confiar este servicio a otro que esté dispuesto a desarrollarlo con empeño, porque los hermanos necesitan que todos los ministerios se desarrollen.
jueves, 5 de noviembre de 2020
LA LUZ QUE ESTÁ ESCONDIDA
Un escritor —y pongo ejemplos que me son afines— no es solo escritor cuando crea su obra, sino siempre. Un buscador, un explorador de los abismos del interior, no lo es solo cuando se sienta a meditar, sino siempre. La calidad de la meditación se verifica en la vida misma, ese es el banco de prueba. Por eso, ninguna meditación debería juzgarse por como nos hemos sentido en ella, sino por los frutos que da. Más aún: meditación y vida deben tender a ser lo mismo. Medito para que mi vida sea meditación; vivo para que mi meditación sea vida. No aspiro a contemplar, sino a ser contemplativo, que es tanto como ser sin anhelar.
miércoles, 4 de noviembre de 2020
DIOS NO SE HIZO ÁNGEL, SE HIZO HOMBRE
viernes, 30 de octubre de 2020
VIDA Y SANTIDAD EN THOMAS MERTON
Aprovecho la cercana celebración de TODOS LOS SANTOS, fiesta litúrgica que disfruto muchísimo, para compartir una vez más las conclusiones de mi trabajo académico sobre VIDA Y SANTIDAD EN THOMAS MERTON:
Una vez examinada la figura de Thomas Merton
desde la óptica propuesta en esta investigación podemos presentar las siguientes
conclusiones:
1.
La santidad, como llamada e ideal de vida se ha hecho presente en la historia
humana, y ha movido a los seguidores de Cristo a buscar una identificación
radical y profunda con su maestro. Muchos, en el transcurso de los siglos, se
han visto impactados por la belleza de esta propuesta, que supone participación
y seguimiento, que es don y tarea al mismo tiempo. Sin embargo, ese ideal, no
la santidad propiamente, ha estado lastrado, en algunos momentos de la historia,
por interpretaciones parciales, entre las que resaltan en este trabajo fundamentalmente
dos: el que se presentase como camino para unos pocos y no para todos, y el que
no presentara con suficiente claridad que santidad y humanización van siempre
de la mano. Cada época necesita
recuperar el ideal de santidad, como
motivación y motor para la vida de los bautizados, presentándolo de manera dinámica,
con expresiones nuevas, de manera que constituya un desafío para vivir
gozosamente la fe; por eso, urge seguir trabajando por una comprensión de
la santidad más integral, menos
elitista, menos de grupo y más abierta a buscar lo común, más sensible a las
búsquedas de nuestro tiempo, y al mismo tiempo capaz, como ideal, de crear nuevas mentalidades, reconociendo la belleza de la creación, la
autonomía de las estructuras humanas, y sobre todo haciendo presente al mundo
la infinita bondad del Dios Padre que anunció Jesús
2.
Thomas Merton es una figura contemporánea, con irradiación amplia, dentro y
fuera de
3. La santidad en TM está vinculada indisolublemente a su conversión, a su bautismo y a su elección vocacional. Cuando hace la lectura de su vida en clave de fe, como historia de salvación, coloca la llamada a la santidad como eje de su vida cristiana, y es capaz de descubrir que esa llamada, si bien tiene un momento puntual, ha estado presente desde el comienzo de su vida, y se ha ido desvelando progresivamente, y manifestándose en acontecimientos, personas, libros e ideales. Es una llamada que le hace descubrir su verdadera identidad, y le recuerda la obligación de buscar la santidad en una vocación particular, y de trabajar porque el mundo también participe de la santidad de Dios. TM busca modelos concretos que le ayuden a ir perfilando su ser cristiano; sabe que se trata de un proceso, que necesita de aperturas y renuncias progresivas, que no desecha ni ignora sus propias limitaciones, y que le exigirá abandonar a menudo sus propios proyectos e ideales para abrazar confiadamente los planes de Dios. Así descubre que en él la santidad está íntimamente vinculada a su vocación de escritor, a la contemplación, a la soledad, pero también a su preocupación por el mundo, por la justicia y la belleza de lo humano; está vinculada tanto a la tradición como a lo más actual, a la oración y a la poesía.
4.
Hay en TM, y en su deseo de ser “santo” un propósito de integración y
universalidad, que forma parte esencial de su camino de fe y de su testimonio como contemplativo católico;
su apertura franca, su constante búsqueda, su deseo de plenitud, le abren no
sólo a la belleza y al dolor del mundo, sino también a otras experiencias
religiosas, en un deseo de vivir cada día más plenamente la “catolicidad” de su
ser Iglesia. Él quiere juntar en su persona lo que está separado fuera, como
una manera propia de contribuir a la unidad. En su itinerario espiritual de
“santidad”, TM pasará de una comprensión más estrecha, tradicional y devocional
del camino cristiano, a otra visión que
contempla el seguimiento de Cristo de manera más integral, más sencilla y más compasiva
mayor con el mundo y con los problemas de su tiempo.
5. De lo expuesto, no se deduce que sea Merton
una figura excepcional, que ponga en cuestión todo el ideal de santidad que le
precede; él asume la Tradición de la Iglesia, la vive y la enriquece desde su
itinerario personal de salvación, como han hecho otros muchos hombres y
mujeres, impulsados por el encuentro con Cristo, y refleja las preguntas, dudas
y búsquedas del tiempo en que vivió. Su
figura, antes y ahora, ha sido cuestionada por muchos, pero ello no debería
hacernos ignorar aquellos aspectos positivos que su obra aportó al pensamiento cristiano y cultural de
las últimas décadas. Este trabajo no tiene pretensiones idealizadoras de su
persona, pues, de hecho, creo que si Merton es un maestro para muchos no es
porque sea un hombre “perfecto”, sin errores, sin tropiezos, sino porque su
búsqueda fue auténtica, honesta, transparente, hasta donde era capaz él mismo
de conseguirlo, dejándonos entrever su fragilidad y sus limitaciones. Su vida vale como modelo cercano y creíble
del cristiano que busca la voluntad de Dios en medio de un mundo complejo y de
las propias complejidades de su psiquis y su personalidad, siempre en relación
con otros.
6. La reflexión que hace TM acerca de la santidad en sus libros, tal y como aparece en este trabajo, está centrada en Cristo, usando el concepto de “participación”, así como vinculando santidad a gratitud, alabanza y amor, sin olvidar el equilibrio entre el misterio de nuestra individualidad y la obediencia como camino para alcanzar la voluntad de Dios, que se manifiesta siempre en el ámbito de la comunidad cristiana. La reflexión de TM aparece vinculada al espíritu eclesial que precedió y acompañó la celebración del Concilio Vaticano II, y tiene en cuenta que la santidad es para todos, que ha de buscarse en la vida ordinaria, y que ha de repercutir en provecho de toda la humanidad. Es destacable el hecho de que alguien como TM, monje contemplativo, vaya más allá de la habitual distinción vida activa-vida contemplativa, como opuestos, para hablar de “vida activa”, ya sea en la acción o en la contemplación, como vida comprometida, con la Iglesia y con el mundo.
7.
Como ideas concretas e importantes acerca de la santidad, que aparecen en los
textos de TM que hemos revisado en este trabajo, destacan las siguientes:
a. La
santidad aparece vinculada a la identidad de la persona; la individualidad no
es imperfección, todo lo contrario, la perfección está en relación con la
propia identidad individual.
b. Reconocimiento
del trabajo activo y socialmente útil como camino de la santidad cristiana, frente
a una comprensión más “monástica”, que la vincula con actitudes de retiro del
mundo y vida contemplativa.
c. Libertad
y apertura en la búsqueda de nuevos caminos: la santidad no puede ser mera
repetición mecánica de un modelo, sino que exige creatividad y osadía de parte
nuestra.
d. La
ley de la santidad es la ley del amor, porque ese es el principal mandamiento
cristiano, y porque, a través del amor, se
“nos manda añadir nuevos valores al mundo que nos ha dado Dios a través
del poder creativo que Él ha puesto en nosotros”.[1]
e. La
santidad es compatible con imperfecciones, limitaciones, defectos y
excentricidades, que Dios permite para su maduración y crecimiento espiritual.
8.
De modo más general, a lo largo de todo el trabajo aparecen tres ideas básicas
que definen la visión de TM en relación con la santidad, y que también singularizan su visión espiritual:
1.
Relación directa entre
santidad y progresiva humanización: Para TM, el
ideal cristiano no es sobrehumano, sino humano; ser santo no es ser menos
humano, sino todo lo contrario. Hay un reconocimiento del valor de lo humano,
un aprecio por la humanidad que no es contrario a la búsqueda del Reino, ni a
una visión crítica y profética de lo que necesita ser cuestionado y cambiado. De
aquí se desprende que en este trabajo aparezca siempre como elemento final del
itinerario que desarrollamos en cada capítulo el humanismo cristiano y su vínculo con el ideal
de santidad, característico en la obra de TM.
El proceso de divinización de la persona es al mismo tiempo camino de
humanización, y no hay contradicción
entre santidad y humanidad.
2.
Eclesialidad de la
santidad: Si bien la santidad es parte de nuestra
respuesta personal a Dios, a Cristo, no debe convertirse por eso en un ideal
egoísta; mi santidad es parte de la santidad de mis semejantes, y no puedo
buscar una “santidad” individual al margen de
3.
Vínculo necesario entre
santidad y justicia social: Es un tercer aspecto a
destacar en la obra de Merton, y en su propia vida; la búsqueda de la santidad
incluye una progresiva preocupación por los sufrimientos e injusticias de los
pobres y marginados de nuestro mundo, por las lacras sociales que nos afectan a
todos, por los grandes problemas de la humanidad. No se puede ser santo de
espaldas al dolor del mundo, ni tampoco sin participar de sus esperanzas y sus
alegrías.
9. La santidad, podemos concluir, aparece como don y como tarea, pero TM insiste de manera particular en el tema de la santidad como don; siguiendo la secuencia de los capítulos de este trabajo, podemos comprender que buscando a veces una "santidad" abstracta, irreal e inalcanzable, podemos olvidar que somos santos, por puro don de Dios. La santidad no es algo ajeno, exterior, sino que es nuestra propia identidad, interior, porque así lo ha querido Dios, en Cristo. Hemos insistido tanto en lo que debemos hacer para ser santos, que por momentos se olvidó la parte más importante de este camino: que la santidad es un don que ya hemos recibido. Sin olvidar lo que supone de esfuerzo y de camino, es importante hablar siempre de la santidad como don, como oportunidad. Somos “santos”, en un pueblo “santo” que es
10.
El testimonio personal y los escritos de TM, reconocido por muchos como un
maestro de la vida contemplativa, que nos dejó ver los entresijos de su
interioridad, sus luchas y búsquedas personales en pos del ideal de santidad, son
parte indiscutible del tesoro espiritual de
viernes, 23 de octubre de 2020
LOS DIARIOS DE THOMAS MERTON: BUSCANDO LA PAZ EN LA ERMITA (1963-1965)
El quinto de los siete volúmenes de los diarios completos de Merton cubre un período de casi dos años y medio, desde agosto de 1963 hasta finales de 1965. Su título en inglés, Dancing in the Water of Life, está tomado del "Mensaje a los poetas", enviado por él a una reunión de jóvenes poetas latinoamericanos, que tuvo lugar en México, en febrero de 1964. Ese texto termina con la siguiente invitación: "Venid, derviches: aquí está el agua de la vida. Bailad en ella". El subtítulo de este volumen (el que da nombre a esta entrada) hace referencia al acontecimiento más significativo de este período de la vida de Merton: el comienzo de su total compromiso con la vida en soledad, en agosto de 1965. Este compromiso va a la par con su defensa de la paz mundial; una vida de ermitaño, pero no se desentiende de los graves problemas de su tiempo.
Varios acontecimientos importantes signaron este período: el asesinato de John F. Kennedy, la guerra de Vietnam, los problemas raciales, todo esto en los Estados Unidos; y en la Iglesia, las últimas sesiones del Concilio (Vaticano II), los cambios litúrgicos, y algunos cambios en los líderes de su Orden. A nivel personal también algunas situaciones a destacar: su quincuagésimo cumpleaños, dos estancias largas en el hospital, la apertura de la Sala Merton en la Universidad Bellarmine (donde se recopilarán sus escritos), visitas de amigos al monasterio, viaje a New York para ver al erudito del zen D.T.Suzuki, un importante retiro con activistas por la paz, y la publicación de algunos libros. Sobre esto hablará en estas páginas de sus diarios, y sobre la escritura, la lectura, la vida en soledad en medio de la naturaleza, las amenazas que penden sobre el mundo, etc.
El editor dividió estas páginas en cinco secciones, más un apéndice; tratemos de mirar brevemente cada una de ellas:
Primera sección: "Viviendo como un solitario a tiempo parcial" (3 agosto 1963-13 de junio 1964, 141 entradas). En este período sigue siendo maestro de novicios y pasa momentos de soledad el el cobertizo de bloques de hormigón del monte Olivet, al que llama ya "la ermita". Fuertes autocríticas sobre su vida, pero reconocimiento de necesidades propias de su vocación personal: compromiso simultáneo con la tradición y el tiempo presente. Escribe sobre zen y la situación racial en USA, y da conferencias a los novicios sobre las tradiciones del Císter.
Segunda sección: "La visita a Suzuki" (cuatro entradas de su viaje a New York en junio de 1964). Comparte su experiencia del encuentro con Suzuki, muy positiva, así como su mirada sobre algunos lugares concretos de la ciudad. Se siente confirmado en su interés por el estudio del zen. Tomadas de un cuadernillo aparte que Merton llevó en su viaje.
Tercera sección: "La alegría y el absurdo de una soledad creciente" (desde 23 junio 1964-finales de abril 1965, 145 entradas del diario). Resumiendo su vida en ese momento, escribe: "Literatura, contemplación, soledad, América Latina; Asia, zen, islam, etc. Todas estas cosas se combinan en mi vida. Sería una locura hacer un monacato simplemente excluyéndolas. Sería menos monje. Otros siguen su camino, yo tengo el mío". A estos temas pueden añadirse la fotografía,, los dibujos abstractos, y la ortodoxia; temas sociales como la raza, la tecnología y la guerra. Con ocasión de su 50 cumpleaños hace una revisión de su vida, y da gracias por todo. Empieza a dormir a veces en la ermita, e incluso pasa días enteros allí; reflexiona sobre el desafío de la soledad y el reto que supone, reafirmándolo en su amor a a la gente su tiempo, pero sin sucumbir a los valores negativos de este.
Cuarta sección: recoge la primera versión de un ensayo de Merton, titulado "Días de un extraño", escrita en mayo de 1965. Más sencillo que el texto definitivo, presenta el contraste entre la ecología natural y cultural de la vida en la ermita, frente a la situación desequilibrada de su tiempo.
Quinta sección: "Ermitaño en el agua de la vida" (Mayo-diciembre 1965, 105 entradas del diario). Se centra sobre todo en la preparación para el traslado definitivo a la ermita y los primeros meses de su vida en solitario. Una verdadera revelación, y a la vez un redescubrimiento de su mundo. Varias controversias por el uso que se hace de escritos suyos por parte de activistas políticos, ansias de viajar y exiliarse en Nicaragua, pero también alegría y enriquecimiento cuando lee a Rilke y a Isaac de Stella. Da forma definitiva a lo que será Conjeturas de un espectador culpable. Cierra el año, pensando en lo que vendrá, y escribe: "No tengo verdaderos planes,excepto vivir y liberar la realidad de mi vida y estar preparado para cuando termine y sea llamado ante Dios.¡Sea cuando sea!".
Apéndice: Esta tomado de uno de los cuadernos de trabajo de Merton, consistente en una larga reflexión seguida de sendas entradas con fecha 2 y 4 de diciembre, extraídas de una sección que Merton llamó "Algunas notas personales", finales de 1965 e inicios de 1966. Está escrita, evidentemente, a lo largo de varias semanas, y es un examen autocrítico sobre su vida en la ermita, una vez pasado el primer entusiasmo.
Merton preparó en 1968 para su publicación bajo el título A Vow of Conversation (Diario de un ermitaño. Un voto de conversación (diarios 1964-1965) una versión revisada y resumida de parte de este material (1 enero 1964-6 diciembre 1965), justo después de su traslado a la ermita, aunque no apareció hasta 1988, tras la muerte de quien fuera en ese tiempo su abad, James Fox.
(Resumen de lo que aparece en el DICCIOINARIO DE THOMAS MERTON)
miércoles, 21 de octubre de 2020
PARA QUE LA VIDA FLUYA...
“Cuanto más veamos nuestra radical mutabilidad y nuestra interdependencia con el mundo y los demás, y ello hasta el punto de decir yo soy tú, o bien yo soy el universo, tanto más nos acercaremos a nuestra identidad más radical. Para conocerse, por tanto, no hay que dividir o separar, sino unir. Gracias a la meditación he ido descubriendo que no hay yo y mundo, sino que mundo y yo son una misma y única cosa. La consecuencia natural de semejante hallazgo es la compasión hacia todo ser viviente: no quieres hacer daño a nada ni a nadie porque te das cuenta de que en primera instancia te dañarías a ti mismo si lo hicieras… Todo lo que haces a los demás seres y a la naturaleza te lo haces a ti. Mediante la meditación, se me ha ido revelando el misterio de la unidad”.
“El agua que no corre se estanca, se pudre y huele mal; pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye. Nuestra vida solo es digna de este nombre si fluye, si está en movimiento”.
“Más que uno con el mundo, lo que queremos es que el mundo se pliegue a nuestras apetencias. Nos pasamos la vida manipulando cosas y personas para que nos complazcan. Esa constante violencia, esa búsqueda insaciable que no se detiene ni tan siquiera ante el mal ajeno, esa avidez compulsiva y estructural es lo que nos destruye. No manipular, limitarse a ser lo que se ve, se oye o se toca: ahí radica la dicha de la meditación, o la dicha sin más…”.
domingo, 18 de octubre de 2020
MI MAYOR AMBICIÓN: SER LO QUE YA SOY...
“Finalmente estoy llegando a la conclusión de que mi mayor ambición es ser lo que ya soy. Que nunca cumpliré mi obligación de superarme a mí mismo a no ser que primero me acepte, y si me acepto plenamente del modo debido, ya me habré superado a mí mismo. Porque es el yo inaceptado el que se interpone en mi camino, y seguirá haciéndolo mientras no sea aceptado. Cuando lo es, es mi escalón a lo que está por encima de mí. Porque así es como el hombre ha sido hecho por Dios, y el pecado original fue el intento de superarse a uno mismo siendo como Dios, es decir, distinto de uno mismo. Pero nuestra semejanza con Dios empieza en nuestra persona. Debemos hacernos como nosotros mismos, y dejar de vivir a nuestro lado”.
martes, 13 de octubre de 2020
EL PROFUNDO SENTIDO INTERIOR DE LO COTIDIANO
Lo cotidiano, la vida cotidiana... evoca algo bien distinto al "día de descanso". Lo cotidiano es monótono, gris, reducido a lo uniforme, pues lo situamos bajo el signo del hábito. Lo caracterizamos como una sucesión de actos, siempre iguales, con los que se corre el riesgo de mecanización del hombre. El día festivo lo situamos bajo el signo de lo excepcional, que nos encanta. Lo cotidiano embota, el día festivo refresca; el día laborable abruma, fuerza; por el contrario, el domingo nos "deja libres". Lo cotidiano es el trabajo, la tarea; el domingo es el recreo. Lo cotidiano es prosaico, el día festivo invita a lo solemne; uno nos devora, el otro nos permite re-encontrarnos. Lo cotidiano nos proyecta a lo exterior, el domingo nos da libertad interior.Lo cotidiano se sitúa bajo el signo de un mundo que exige un continuo "logro"; el domingo nos pertenece.
Ahora bien, ¿es que tiene que ser así? Sí, en tanto que el hombre se pierda en identificarse con ese yo existencial que le obliga a que su relación con el mundo y la acción que éste reclama le velen su verdad interior. Sin embargo, basta con una toma de conciencia de fondo para que todo cambie... una clara toma de conciencia por la que toda acción -y en especial aquella que se repite una y otra vez- lleva consigo, y más allá de su significado externo, un profundo sentido interior.
Franquear una carta en una oficina de Correos situada a cien pasos de donde uno se encuentra, supondría dar cien pasos inútiles si a ese hecho sólo se le atribuye como finalidad el echar la carta en el buzón. Sin embargo, si quien lo hace es un hombre en camino, esa misma distancia, por muy corta que sea, le dará ocasión de ponerse interiormente en orden, de renovarse en el contacto con su Ser esencial, siempre a condición de que recorra ese trecho en una forma justa. Y es así en toda acción de la vida cotidiana.
[Todo cuanto emprendemos en el mundo lo llevamos a cabo con una cierta actitud; lo que hacemos será conforme o no a la forma justa del hombre. La forma justa es aquella que sea transparente al SER. Transparente significa: poder sentir interiormente al SER y poder manifestarlo en el mundo].
"Todo, absolutamente todo, puede tomar carácter religioso, a condición de que sea simple y que se pueda repetir"
(Proverbio japonés).
Lo cotidiano no será ya gris ni apagado, sino que se convierte en aventura del alma. Aquello que se repite y repite exteriormente se transforma en manantial interior; el campo de la costumbre se hace "espacio" de nuevos descubrimientos, y del gesto mecánico brota el impulso creador que transforma al hombre.
K.G. Dürckheim
Práctica del camino interior
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.