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viernes, 23 de octubre de 2020

LOS DIARIOS DE THOMAS MERTON: BUSCANDO LA PAZ EN LA ERMITA (1963-1965)

 

El quinto de los siete volúmenes de los diarios completos de Merton cubre un período de casi dos años y medio, desde agosto de 1963 hasta finales de 1965. Su título en inglés, Dancing in the Water of Life, está tomado del "Mensaje a los poetas", enviado por él a una reunión de jóvenes poetas latinoamericanos, que tuvo lugar en México, en febrero de 1964. Ese texto termina con la siguiente invitación: "Venid, derviches: aquí está el agua de la vida. Bailad en ella". El subtítulo de este volumen (el que da nombre a esta entrada) hace referencia al acontecimiento más significativo de este período de la vida de Merton: el comienzo de su total compromiso con la vida en soledad, en agosto de 1965. Este compromiso va a la par con su defensa de la paz mundial; una vida de ermitaño, pero no se desentiende de los graves problemas de su tiempo. 

 Varios acontecimientos importantes signaron este período: el asesinato de John F. Kennedy, la guerra de Vietnam, los problemas raciales, todo esto en los Estados Unidos; y en la Iglesia, las últimas sesiones del Concilio (Vaticano II), los cambios litúrgicos, y algunos cambios en los líderes de su Orden. A nivel personal también algunas situaciones a destacar: su quincuagésimo cumpleaños, dos estancias largas en el hospital, la apertura de la Sala Merton en la Universidad Bellarmine (donde se recopilarán sus escritos), visitas de amigos al monasterio, viaje a New York para ver al erudito del zen D.T.Suzuki, un importante retiro con activistas por la paz, y la publicación de algunos libros. Sobre esto hablará en estas páginas de sus diarios, y sobre la escritura, la lectura, la vida en soledad en medio de la naturaleza, las amenazas que penden sobre el mundo, etc. 


El editor dividió estas páginas en cinco secciones, más un apéndice; tratemos de mirar brevemente cada una de ellas:

Primera sección: "Viviendo como un solitario a tiempo parcial" (3 agosto 1963-13 de junio 1964, 141 entradas). En este período sigue siendo maestro de novicios y pasa momentos de soledad el el cobertizo de bloques de hormigón del monte Olivet, al que llama ya "la ermita". Fuertes autocríticas sobre su vida, pero reconocimiento de necesidades propias de su vocación personal: compromiso simultáneo con la tradición y el tiempo presente. Escribe sobre zen y la situación racial en USA, y da conferencias a los novicios sobre las tradiciones del Císter. 

Segunda sección: "La visita a Suzuki" (cuatro entradas de su viaje a New York en junio de 1964). Comparte su experiencia del encuentro con Suzuki, muy positiva, así como su mirada sobre algunos lugares concretos de la ciudad. Se siente confirmado en su interés por el estudio del zen. Tomadas de un cuadernillo aparte que Merton llevó en su viaje. 

Tercera sección: "La alegría y el absurdo de una soledad creciente" (desde 23 junio 1964-finales de abril 1965, 145 entradas del diario). Resumiendo su vida en ese momento, escribe: "Literatura, contemplación, soledad, América Latina; Asia, zen, islam, etc. Todas estas cosas se combinan en mi vida. Sería una locura hacer un monacato simplemente excluyéndolas. Sería menos monje. Otros siguen su camino, yo tengo el mío". A estos temas pueden añadirse la fotografía,, los dibujos abstractos,  y la ortodoxia; temas sociales como la raza, la tecnología y la guerra. Con ocasión de su 50 cumpleaños hace una revisión de su vida, y da gracias por todo. Empieza a dormir a veces en la ermita, e incluso pasa días enteros allí; reflexiona sobre el desafío de la soledad y el reto que supone, reafirmándolo en su amor a a la gente su tiempo, pero sin sucumbir a los valores negativos de este. 

Cuarta sección: recoge la primera versión de un ensayo de Merton, titulado "Días de un extraño", escrita en mayo de 1965. Más sencillo que el texto definitivo, presenta el contraste entre la ecología natural y cultural de la vida en la ermita, frente a la situación desequilibrada de su tiempo. 


Quinta sección
: "Ermitaño en el agua de la vida" (Mayo-diciembre 1965, 105 entradas del diario). Se centra sobre todo en la preparación para el traslado definitivo a la ermita y los primeros meses de su vida en solitario. Una verdadera revelación, y a la vez un redescubrimiento de su mundo. Varias controversias por el uso que se hace de escritos suyos por parte de activistas políticos, ansias de viajar y exiliarse en Nicaragua, pero también alegría y enriquecimiento cuando lee a Rilke y a Isaac de Stella. Da forma definitiva a lo que será Conjeturas de un espectador culpable. Cierra el año, pensando en lo que vendrá, y escribe: "No tengo verdaderos planes,excepto vivir y liberar la realidad de mi vida y estar preparado para cuando termine y sea llamado ante Dios.¡Sea cuando sea!". 

Apéndice: Esta tomado de uno de los cuadernos de trabajo de Merton, consistente en una larga reflexión seguida de sendas entradas con fecha 2 y 4 de diciembre, extraídas de una sección que Merton llamó "Algunas notas personales", finales de 1965 e inicios de 1966. Está escrita, evidentemente, a lo largo de varias semanas, y es un examen autocrítico sobre su vida en la ermita, una vez pasado el primer entusiasmo. 

 Merton preparó en 1968 para su publicación bajo el título A Vow of Conversation (Diario de un ermitaño. Un voto de conversación (diarios 1964-1965) una versión revisada y resumida de parte de este material (1 enero 1964-6 diciembre 1965), justo después de su traslado a la ermita, aunque no apareció hasta 1988, tras la muerte de quien fuera en ese tiempo su abad, James Fox.

(Resumen de lo que aparece en el DICCIOINARIO DE THOMAS MERTON)

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.