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viernes, 17 de enero de 2025

VIVIR Y SER LIBRES CON DIOS


“El mensaje de la libertad parte del mismo Jesús. Jesús libera al ser humano para ser lo que es: para ser hijo o hija de Dios. Pero si somos hijos e hijas de Dios, los demás no pueden esclavizarnos, no podemos otorgarle poder sobre nosotros a ningún ser humano. Si le pertenezco a Dios y no al mundo, eso me libera del poder del mundo, del poder de sus expectativas, de sus exigencias. Si pertenezco a Dios y no le pertenezco a ningún ser humano, eso me libera también en mis relaciones con otros seres humanos”.


“No debemos dejarnos determinar por leyes, sino sólo por el Espíritu de Cristo, el cual también siempre es el Espíritu del amor. No debemos dejarnos atribular por los propios cargos de conciencia, pues a menudo provienen de una educación medrosa y estrecha. El cristiano es libre. El mundo ya no tiene poder sobre él. No debe preguntarse constantemente si será sancionado cuando hace algo que está en contra de las normas de sus padres o de sus normas interiores. Sin embargo, no debe hacer de su libertad una ideología. La verdadera libertad consiste en que puedo distanciarme también de ella”.


“En mi relación personal con Dios soy totalmente libre. Allí nadie tiene nada que decir. Y al mismo tiempo experimento, en esa relación personal con Dios, la verdadera libertad. Puedo transitar mi propio camino interno en una comunidad que no tiene ninguna comprensión por mí, que con todas sus fuerzas desea acorralarme. Algunas personas se resignan o se amargan ante situaciones de incomprensión, se aíslan, y esto no hace bien a la vida espiritual. La espiritualidad siempre es un camino hacia la libertad; por eso debo medir cuánta libertad externa puedo lograr: dónde vale la pena comprometerme con lograr una comunidad más amplia y libre, y donde sólo queda el camino a una libertad interior, no importa cuánto luche”.


“Si sólo nos sentimos vitales cuando otra persona está cerca, eso atenta en contra de nuestra dignidad”.

“La libertad no se deja conquistar con una simple decisión. Se encuentra más bien al final de un largo proceso”.

“La libertad para el evangelio de Juan es esencialmente amor”.

“Queremos ser como Dios y vigilamos temerosamente aferrándonos a nuestra grandeza. Pero quien experimenta a Dios en sí mismo no necesita atarse a sí mismo. Es libre de bajar la cabeza. Pues sabe que Dios está en él, también en la bajeza. Quien se aferra empedernidamente a sí mismo, no se encuentra en sí y no ha experimentado realmente a Dios”.

“Porque Dios vive en nosotros, porque nos acepta y nos ama infinitamente, no debemos temer si alguien tiene un concepto negativo de nosotros. Necesitamos dedicar tiempo para meditar intensamente la realidad del amor de Dios que vive en nosotros, hasta que la realidad de Dios sea más fuerte que los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los demás, hasta que el Espíritu de Dios nos penetre más que el espíritu del miedo y de la preocupación”.

“Para Pablo, Cristo es quien me libera de presiones internas y externas. Y estamos hoy tan dominados por tales presiones como en los tiempos de Pablo. Por un lado nos domina la presión de tener que mostrarle algo a Dios, de tener que hacer algo ante sus ojos. Esta presión está profundamente arraigada en nuestro corazón. Consciente o inconscientemente, de algún modo creemos, que debemos ganarnos nuestro derecho de existir, que debemos hacer algo tanto ante Dios para poder existir ante Él, como ante otros seres humanos para que nos quieran. Puede ser que la presión del perfeccionismo nos lleve a evitar todo error. Percibo, en la dirección espiritual, la tiranía que puede ejercer semejante perfeccionismo. Las personas se ven obligadas a sobre exigirse constantemente, porque temen cometer errores. Y cuando cometen un error, ya no valen nada, toda su estructura de vida se derrumba. Intentan controlar todo el tiempo su comportamiento, sus emociones y sus palabras, pero cuanto más lo intentan, más escapa la vida de sus manos. Tienen la idea fija de evitar todo error, y entonces caen de fracaso en fracaso. Por mucho que se esfuercen, no podrán escaparse de la presión. El intento de tener toda mi vida bajo control sólo puede conducirnos a la frustración, al desespero y al fracaso”.


“Cuando le presento a Dios mis manos vacías, me siento totalmente libre, libre de toda ambición de querer mejorarme, libre de todos los reproches que me hago a mí mismo, libre de toda presión a la que yo mismo me someto. En ese momento, percibo algo de la libertad de quienes se llaman a sí mismos hijos e hijas de Dios; de la libertad que supone poder estar como hijos en la casa de Dios, que me acepta tal y como soy. Siento que a pesar de todos los errores y todas las debilidades, en el fondo, todo es bueno, porque estoy en las buenas manos de Dios que dan la forma a la imagen de Dios en mí, tanto por la lucha y la derrota como por los logros y los fracasos”.

“La libertad no es un trabajo que yo puedo realizar, sino la expresión de lo que yo vivo, tal como puedo y según mis limitaciones y, al mismo tiempo, según mis capacidades y mis fuerzas”.

“La verdadera libertad consiste en amar desinteresadamente. Pero muchas veces, en nombre del amor, se somete la libertad y se ejerce poder. Si, por ejemplo, un sacerdote en una reunión parroquial alega ante cualquier conflicto que debemos amarnos unos a otros, ésta es una forma sutil de ejercer poder. No permite que aflore el conflicto, reprime toda oposición. Les trasmite un sentimiento de culpa a quienes quieren discutir entre sí con total sinceridad. A veces se confunde el amor con unidad forzada, pero si el amor no está marcado por la libertad no es el amor del que Jesús nos habló y que nos predicó con su ejemplo. El amor que Cristo nos predica no es el amor de esclavos, sino el de hermanos y hermanas libres, es el amor que nace de la libertad y hacia ella nos lleva”.

“La libertad es una premisa esencial para el trato entre las personas. Si permitimos que otros tengan poder sobre nosotros y dependemos de ellos, no somos libres. La libertad tampoco significa que nos distanciemos totalmente de los demás. El arte consistiría, más bien, en que podamos entregarnos al conflicto y sentirnos, al mismo tiempo, libres de él. Permitimos el conflicto. Estamos por encima del conflicto. Esta es la verdadera libertad”.

“La dependencia perjudica nuestra dignidad... Sólo la libertad interior responde a nuestra dignidad... Sólo quien es libre puede comprometerse”.

Anselm Grün
(Ideas tomadas de "Con el corazón y todos los sentidos")

miércoles, 8 de enero de 2025

UN DIOS QUE NECESITA NUESTRA AYUDA


Estoy leyendo MAESTROS DE LA FELICIDAD, de Rafael Narbona; lo recomiendo, aunque pienso que sus opiniones sobre la Iglesia no son siempre justas, incluso manifiestan cierta ignorancia. Pero su libro es excelente, disfruto mucho con la filosofía y su obra es amena, inteligente, abre puertas. Pues, de ese libro, les comparto un fragmento, que me resultó motivador; es de un diálogo entre el autor y un sacerdote amigo: 

"Nunca olvidaré al niño que murió en mis brazos. Le habían pegado un machetazo en la cabeza. Yo le acariciaba, intentando tranquilizarlo mientras un médico lo curaba, pero fue inútil. Al cabo de media hora, dejó de respirar. Los dos nos echamos a llorar y yo sentí deseos de maldecir a Dios. Esa noche no dormí, pero comprendí que Etty Hillesum tenía razón cuando en vísperas de ser deportada a Auschwitz escribió que Dios necesita nuestra ayuda. 

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

 —Que Dios no lo puede todo, que no es omnipotente. Nuestra imagen de Dios se corresponde con la de un déspota oriental, pero no es un rey, sino un padre y los padres no pueden resolver todos los problemas. Es lo primero que aprendemos al madurar. Sin embargo, la humanidad se resiste a madurar. Su visión de Dios es infantil e irracional. Dios no es el mago de Oz. Dios es muy humano. Fíjate en Jesús: llora, se irrita, tiembla de miedo, pierde la esperanza en la cruz. Esas reacciones nos dicen claramente que Dios es frágil, que su poder no está por encima de la naturaleza y la historia.

 —Un Dios así no sirve de mucho. 

—No es cierto. Piensa en su poder de inspiración. Proporcionó la fuerza necesaria a Martin Luther King, Óscar Romero y Simone Weil para luchar contra las injusticias de su tiempo. ¿Te parece poco? Los buenos padres nos dejan su ejemplo. Nos sirven de modelo y guía. Pedirles más es un gesto de ingratitud".

No tienes que estar de acuerdo con lo que expresa el autor, pero seguramente hace pensar su reflexión, e invita a buscar a Dios.

miércoles, 1 de enero de 2025

MARÍA: LA VIDA NO PUEDE EQUIVOCARSE

"En la tradición cristiana, María es la mujer del “sí”. Quizás, en una lectura mítica –unida a intereses espurios que nada tienen que con el evangelio ni con la espiritualidad–, tal actitud se presentó como “sumisión” pasiva que anulaba a la persona. Sin embargo, no es nada de eso: se trata, por el contrario, de una actitud sabia que sabe alinearse con el momento presente, porque reconoce su verdadera identidad en la Vida única que todo lo rige. Es a esa Sabiduría mayor a la que la persona dice “sí”. Y no es anulación, porque esa sabiduría –y no el yo o ego– constituye, en lo profundo, nuestra verdadera identidad. Es ella la que dice: que todo sea; amo lo que es. Y es entonces, solo entonces, cuando, paradójicamente, la Vida se manifiesta a través de nosotros de un modo adecuado: todo fluye.

 Ahora bien, para vivir tal actitud sabia y humilde, se requiere silencio interior: silencio de la mente y de todos los movimientos mentales y emocionales. Se requiere aprender a “guardar las cosas en el corazón”, dejar reposar todo, en actitud de paciencia. Todo lo que sucede tiene que suceder: la Vida no puede equivocarse. Lo que ocurre es que nuestra mente no alcanza a entenderlo y automáticamente genera resistencias. Por eso necesitamos aprender a calmar o aquietar la mente: para no vivirnos en el oleaje, sino en el fondo del océano, donde todo es quietud".

Enrique Martínez Lozano
Otro modo de leer el Evangelio

sábado, 21 de diciembre de 2024

TODO ESTÁ BIEN

"La dicha nace de la “fe”, entendida esta no como una creencia a la que asentir mentalmente, sino como la certeza experimentada de que el Fondo de lo real es fuente de confianza. “Todo terminará bien”, repetía Juliana de Norwich. O mejor aún, todo está bien. En el nivel de lo relativo –de la “apariencia”–, todo es variable, impermanente e inexorablemente polar; en lo profundo, todo está pleno de sentido. Si vivimos en la superficie –en el nivel de lo relativo, en la creencia que somos el yo individual–, nos sentiremos víctimas del oleaje incesante; si, por el contrario, nos reconocemos en la Consciencia donde todo ocurre, permaneceremos en la ecuanimidad. Las olas no son otra cosa que el “juego” del agua. La clave radica en no creer que somos una “ola”, sino en reconocernos como el “Agua” misma y única, ilimitada y atemporal, que simplemente adopta infinidad de formas, entre ellas la que llamamos “yo”.

Enrique Martínez Lozano
Otro modo de leer el Evangelio

martes, 17 de diciembre de 2024

PERSEGUIR UNA SANTIDAD AJENA

"La perfección no es algo que puedas adquirir como un sombrero: entrando en una tienda, probando varios y saliendo diez minutos más tarde con uno que ajuste bien en la cabeza. Sin embargo, hay personas que entran en un monasterio con esta idea. Están ansiosos por probarse el primer sistema disponible y pasar el resto de su vida con esa cosa en la cabeza. 

Devoran libros de piedad indistintamente, sin pararse a considerar cuánto de lo que leen conviene, o puede aplicarse, a su propia vida. Su principal preocupación es adquirir tantas muestras externas como sea posible y decorar su persona con los rasgos que tan rápidamente han llegado a asociar a la perfección. Y se pasean con ropa cortada a la medida de otras personas y situaciones

Si hacen esta tarea esmeradamente, es fácil que sus disfraces espirituales sean muy admirados. Como los artistas de éxito, se vuelven comerciales. Tras esto, no hay mucha esperanza para ellos. Son buena gente, sí; pero están fuera de su sitio y se desperdiciará gran parte de su bienintencionada energía. Han llegado a estar satisfechos con su propia marca de santidad y con la perfección que tejieron para sí con los hilos de su propia imaginación

Y Dios mismo, que deseaba crear su especial perfección y su gozo, habrá de aguardar a que pasen por un laborioso purgatorio antes de poder hacerlo finalmente".

Thomas Merton
Semillas de contemplación

EL SECRETO DE MI IDENTIDAD ESTÁ EN DIOS

"El secreto de mi identidad está oculto en el amor y misericordia de Dios. Pero todo lo que hay en Dios es realmente idéntico a Él mismo; pues Su infinita simplicidad no admite división ni distinción. No puedo, pues, esperar encontrarme a mí mismo en ningún sitio distinto de Él. 

En último término, el único modo como puedo ser yo mismo es identificándome con Aquel en quien está oculta la razón y consumación de mi existencia. 

Así, pues, sólo hay un problema del que toda mi existencia, paz y felicidad dependen: descubrirme descubriendo a Dios. Si Lo encuentro, me encontraré, y si encuentro mi verdadero yo, Lo encontraré a Él. 

Pero, aunque esto parece sencillo, es en realidad inmensamente difícil. De hecho, si estoy abandonado a mí mismo, será absolutamente imposible. Pues, aunque algo puedo conocer de la existencia y naturaleza de Dios por medio de mi razón, no hay modo racional y humano de alcanzar ese contacto, esa posesión de Él que será el descubrimiento de quien es Él realmente y de Aquel en quien yo soy. 

Es esto algo que ningún hombre puede lograr solo. 
Ni pueden todos los hombres y todas las cosas creadas ayudarlo en esta obra. 
El único que puede enseñarme a hallar a Dios es Dios, Él mismo, Él solo".

Thomas Merton
Semillas de contemplación

lunes, 9 de diciembre de 2024

LA ÚLTIMA ETAPA DEL VIAJE A GETSEMANÍ

 

"Bajé al andén de la estación de Louisville, y salí a las calles con un sentimiento de triunfo, rememorando la vez que antes había venido por aquí, la Pascua anterior. Era tan feliz y estaba tan eufórico que no miraba adónde iba y entré en la sala de espera equivocada, cuyas sombras, llenas de hombres negros, se mostraba algo tirantes de resentimiento. Salí apresurado, con excusas. 

 El autobús de Bardstown estaba casi lleno; encontré un asiento algo destrozado y emprendimos la marcha hacia el campo invernal, la última etapa de mi viaje por el desierto.

 

Cuando finalmente me apeé en Bardstown, me halle al otro lado del camino, frente a un puesto de gasolina. La calle estaba vacía, como si todos estuvieran durmiendo. Pero enseguida vi a un hombre en el puesto de gasolina. Me acerqué y pregunté dónde podría encontrar a alguien que me condujera a Getsemaní. Al momento se puso el sombrero, puso en marcha su coche y abandonamos la ciudad por un camino recto, a través de un terreno llano de campos vacíos. No era el paisaje de Getsemaní. No pude orientarme hasta que aparecieron unas colinas bajas, melladas y boscosas, a la izquierda del camino, y dimos una vuelta que nos llevó a un terreno ondulante y arbolado.

 Entonces vi aquel alto capitel familiar.

 Toqué la campanilla de la puerta. Sonó una nota apagada, sorda, dentro del patio vacío. El conductor subió a su coche y partió. Nadie venía. Pude oír a alguien que se movía dentro de la casa. No llamé de nuevo. Enseguida se abrió la ventana y el hermano Matthew asomó entre los barrotes, con sus ojos claros y barba grisácea.

-¡Hola, hermano!- dijo. Me reconoció, miró la maleta y agregó-: ¿Esta vez ha venido para quedarse?

-¡Sí, hermano, si usted quiere rezar por mí! -dije.

 El hermano asintió con la cabeza y levantó su mano para cerrar la ventana.

 -Eso es lo que he hecho -dijo-, rezar por usted".


Thomas Merton

La montaña de los siete círculos

EN EL CUERPO MÍSTICO DE CRISTO

"Al fin, voy a poder estar en el lugar donde perteneceré por entero a Dios y a nadie más por debajo de Él, como un escritor dotado de estatuto jurídico. Supongo, pues, que habrá algunos problemas con el tema de la escritura y que en adelante no tendré muchos problemas con todo lo demás. Harlem no es para mí. Ni tampoco un colegio. Ni Nueva York. 

Probablemente salga para Kentucky el día de Santa Lucía (próximo sábado). Iré bien acompañado de oraciones. No tengo palabras para expresar las cosas que tendría que decir sobre este asunto, como no sean palabras propias del lenguaje del amor: Él me enseñará allí a utilizar ese lenguaje como un niño y un santo. Mientras tanto, no puedo hablar de Él, que es lo único que me interesa como tema de conversación. 

Mientras yo cante en la gran iglesia, en Él estarán también Lax, Gibney, Seymour, Slate, Rice, Gerdy, Knight, Huttlinger y Van Doren y la Baronesa y Mary Jerdo y mi hermano y mi tío y mi tía y mi padre y mi madre, ya fallecidos, y Bramachari y todo el cuerpo místico de Cristo, todos y cada uno: Roger, Gil, toda la gente, Jinny, Lilly. Toda la gente. Los vivos y los muertos. Todos los días, todos los tiempos, todas las edades, todos los mundos, todos los misterios, todos los milagros...

Thomas Merton
Carta a Robert Lax

sábado, 7 de diciembre de 2024

CUANDO EL "YO" ES PROTAGONISTA

"La historia de los grupos humanos –incluidos los grupos religiosos– está llena de luchas por cuestiones de poder o preeminencia. Si bien la lucha era ya el modo de establecer la jerarquía dentro de diferentes especies animales, con la emergencia de la mente, se exacerbará. La mente va a dar lugar al nacimiento del yo que, progresivamente, irá ocupando un lugar cada vez más central y protagónico. 

El yo vive únicamente para subsistir o, si se prefiere, para mantener la ficción de su existencia. Pero como es absolutamente vulnerable y, en última instancia, vacío, no tiene otro camino que la apropiación de todo lo que le rodea, y el recurso al poder como medio de exorcizar la inseguridad que lo atenaza. Por eso, mientras el protagonista sea el yo, todo lo demás vendrá de su mano. No habrá, por tanto, salida, sino cuando comprendamos que no somos ese yo. 

Lo que llamamos “yo” es solo un “punto” pequeño dentro de una identidad más amplia, la “red” total que incluye todo. Si acallas la mente, trascenderás el mundo de las formas y percibirás la consciencia común que las contiene".

Enrique Martínez Lozano

sábado, 30 de noviembre de 2024

EMPEZANDO A COMPRENDER

"Antes de hacer mi profesión solemne, y cuando empezaba mi retiro, me planteé por un momento si los votos conllevaban alguna condición propia. Si estaba llamado a ser un contemplativo y no me ayudaban a serlo, sino que acaso me lo impedirían, ¿entonces qué? 

Pero tuve que dejar esas disquisiciones antes de que pudiera siquiera empezar a rezar. 

Hice, pues, mis votos a su debido tiempo y vi que ya no estaba seguro de lo que significaba ser un contemplativo, o lo que era la vocación contemplativa, o cuál era mi vocación y cuál era nuestra vocación cisterciense. En realidad, no podía estar seguro de si sabía o comprendía mucho de nada, excepto que creía que Tú deseabas que yo emitiera aquellos votos concretos en este monasterio particular, precisamente en ese día por razones mejor conocidas por Ti; y que lo que yo tenía que hacer después de eso era seguir con los demás y hacer lo que me dijeran. Así empezarían a aclararse las cosas. 

Aquella mañana, cuando tenía mi rostro sobre el suelo en medio de la iglesia, con el padre abad rezando por mí, empecé a reír, con mi boca en el polvo, porque sin saber cómo ni por qué había hecho realmente la cosa justa y hasta una cosa asombrosa. Pero lo asombroso no era mi obra, sino la obra que Tú realizaste en mí

Han pasado los meses, y Tú me has dado la paz, y estoy empezando a entender de qué se trata. Estoy empezando a comprender".

Thomas Merton
La montaña de los siete círculos

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

AMIGOS DE THOMAS MERTON.

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.