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sábado, 9 de enero de 2021

NACER DEL ESPÍRITU

En el DIARIO BÍBLICO, leo: “Parece que la religión, en tiempos de Jesús, no provocaba cambios en la vida de las personas. La gente estaba inmersa en un sin número de prácticas religiosas: ritos de purificación, sacrificios, etc., que se relacionaban más con la superstición y la magia, con costes económicos altísimos, pero que no lograba la transformación de las personas, el cambio de vida”. 

A mí me parece esta descripción lo que sigue sucediendo hoy en nuestra Iglesia, y creo que es el Evangelio, y no la religión, lo que cambia a las personas. También afirma: “La rigidez religiosa, en vez de hacer mejores a las personas, las vuelve falsas, hipócritas, inmisericordes”, y luego: “Una característica común que comparten Juan y Jesús es que los dos son laicos descontentos del sistema social y religioso de su tiempo. No pertenecen al gremio sacerdotal, no son funcionarios del estamento religioso”. 

La religión es valiosa en cuanto ayuda a que vivamos el Evangelio, a que el mensaje permanezca y se trasmita, y nos ofrece caminos, recursos espirituales; pero constantemente ha de volverse al Evangelio para purificarse. Siempre volver al Evangelio, volver a Jesús Maestro, a su Palabra, para no caer en rigidez, en soberbia, en hipocresía, en dureza de corazón y falta de amor. 

Celebrar a Jesús es confesar que Dios entró en la humanidad de manera real y concreta; que asumió la humanidad con todas sus consecuencias, y que fue solidario hasta el final con el género humano. Jesús, de parte de Dios, proclama un nuevo camino, de más altura, de mayor exigencia humana y de profunda y constante transformación. 


El bautismo es un rito de iniciación, que utiliza el agua como signo y símbolo de lo que acontece en una persona que acepta emprender un nuevo camino: “Nacer de nuevo”. Muchos acudieron al reclamo de Juan con ese deseo y propósito, y también lo hizo Jesús, y esto significó el comienzo de su vida y ministerio público, el detonante para que el Maestro emprendiera su Camino. Juan fue para Jesús un encuentro significativo, por eso le llamamos también el Precursor

Entrar y salir del agua, o recibirla en la cabeza, significa morir a lo viejo y nacer a lo nuevo; dejar un modo de vida, para empezar otro, mejor. Varias cosas sucedieron en el caso de Jesús, según nos cuenta el relato evangélico, con un eco importante en nosotros, sus seguidores: se abrió el Cielo, descendió el Espíritu, y Dios habló: Este es mi hijo, en quien me complazco… Nueva relación con Dios, nueva fuerza, nueva confianza. 

Tiene que ver con: buscar nuestra propia identidad en Dios, y desde lo propio humano descubrir lo divino (una y otra realidad caminan juntas, ni se mezclan ni se excluyen), para caminar hacia nuestra plenitud, guiado por el Espíritu. Es esa Presencia en nosotros la que nos va transformando, aunque no sin nosotros. Eso es NACER DEL ESPÍRITU, que es más importante que nacer biológicamente, en la carne.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.