Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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martes, 9 de agosto de 2011
TODO EN DIOS.
No podemos amar a Dios exclusivamente, sino “inclusivamente”, es decir, amándolo todo en él. Se trata de vivir una vida de vinculación total con Dios. Dios en el centro, Dios en el fundamento, Dios en el origen, pero sin ignorar, rechazar o despreciar todo lo demás. Aquí ayudaría entender que cuando decimos DIOS decimos TODO, el SER; si decimos DIOS y pensamos en “una parte” entonces no estaremos entendiendo adecuadamente lo que supone entregarse plenamente e incondicionalmente a él. Es absurdo y contraproducente oponer a Dios y los seres humanos; todo lo contrario, es importante vincularlos a ambos, de tal modo que toda búsqueda de Dios suponga un acercamiento a la Humanidad, y viceversa. Sólo así podemos entender que el todo está antes que una parte, pero que la parte alcanza su sentido y plenitud dentro del todo. Dios es nuestro hogar. Sin él somos extraños, forasteros, y olvidamos nuestra procedencia y nuestro destino. Desvincularnos de la “memoria” de Dios es desconectarnos de nuestra verdad esencial. Nos convertimos en fragmentos aislados, y por tanto sin fuerza; dejamos de ser parte del Todo y del UNO. La conexión con Dios no se realiza primordialmente mediante el HACER, sino a través del SER. Fomentar una espiritualidad que estimule el “estar con Dios” ante que el “hacer cosas para Dios”.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
3 comentarios:
De acuerdo Manuel, ni conocer ni estar en Dios, ser en él...algo inefable, sólo se vive.
Gracias.
Tu reflexion del DIOS INCLUSIVO me invita a confirmar esta eleccion de SER:
Dios en mi, yo en los otros, los otros en mi, nos + otros en Dios, Dios en nos + otros y asi continúa la espiral que constituye sentido de la vida.
A tí, Señor, en los otros y para ellos en tí. A ustedes, otros, para vivir en, con, para Dios y juntamente para nosotros mismos.
Tu reflexión está respaldada para mí, por estas palabras de Uno, que me llegaron un día de desconcierto, cuando abrí el evangelio al azar...,buscando..., y que sentí como respuesta:
"..para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí..y el mundo conocerá..que yo los he amado a ellos como tú me amas a mi....Para que el amor con que tu me amas esté en ellos y también yo esté en ellos" (Jn.17)
Para mí, esto cumple tus palabras: vinculación total....somos parte del todo y del uno...conexion a través del ser...
Gracias Manuel,
Un abrazo
Sol
Como es habitual en tus reflexiones, Manuel, con pocas palabras logras hacer “diana” en el eje, en la sustancialidad de la espiritualidad caminante y buscadora de Dios. En nuestro caso, la espiritualidad cristiana, no resulta posible ni creíble un Dios, como tú dices, exclusivo, “fuera de”, “más allá”, separado de lo humano, de lo vivo, del mundo y todo lo existente. Del mismo modo que no son posibles los dualismos para ese Dios que es fondo y plenitud de todo. En Dios todo arraiga, y todo culmina en su Misterio. Lo verdaderamente importante, desde luego, es nuestro “ser” en Dios, descubrir las “raíces” que nos unen a lo eterno, experimentar que el Todo en el que respiramos no termina, sino que desborda la orilla de esta vida. Reconociendo que Dios trasciende siempre, pero la trascendencia de Dios no se puede confundir con separaciones y dualismos; confiamos y esperamos, porque creemos que nuestra auténtica humanidad es reflejo, presencia y latido de su ser profundo.
Dios es siempre más, un TODO que desborda siempre lo que hacemos y pensamos.
Lo expresas magníficamente, Manuel: la conexión con Dios se realiza primordialmente a través del Ser. Hace mucha falta fomentar esa espiritualidad a la que te refieres, porque creo que es la que fundamentalmente busca el hombre de hoy. La espiritualidad que va más allá, sin denostarlas ni rechazarlas todas, de las prácticas devocionales más tradicionales y ortodoxas y de las sacramentalidades institucionales.
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