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miércoles, 28 de septiembre de 2011

CUBA Y MI VOCACIÓN

Al leer retrospectivamente mi camino espiritual comprendo que mi condición de cubano tiene un peso particular. Mi ser cristiano, mis búsquedas vocacionales, las viví siempre en un contexto peculiar, esta tierra que me vio nacer, en la que crecí y me formé, y en la que descubrí la fe y la llamada al sacerdocio ministerial. Como tantos cubanos, a lo largo de estos últimos 50 años, la posibilidad de emigrar, buscando una mayor libertad y cuota de posibilidades, gravitó sobre diversos momentos de mi existencia. El tener que decidir “permanecer o marcharme” fue parte también de mi proceso espiritual, del descubrimiento de mis prioridades, de las metas que me fui poniendo en mi formación humana y cristiana.
Por esta razón, porque no concibo mi camino cristiano, mi consagración y mi servicio ministerial, al margen de la Iglesia cubana y de esta gente con la que comparto suerte, me fue imposible aceptar el nuevo destino, República Dominicana, que habían decidido los superiores locales del Carmelo. Ninguna institución o estructura puede ignorar lo que hay de particular en cada uno de sus miembros, el equilibrio entre los intereses de la comunidad y la singularidad de cada uno de sus miembros es fundamental, o de lo contrario acabaríamos siendo parte de un organismo monstruoso, manipulador y garante de intereses anónimos. Lo adecuado sería armonizar y no contraponer los intereses individuales con los intereses de la comunidad, y así ganarían ambos.
Yo descubrí mi vocación en Cuba, y quise ser parte del Carmelo que en esta Iglesia y esta tierra peregrinan; no hice votos de servir en otra iglesia ni otra tierra, y no se me puede imponer hacerlo; mi fidelidad al Evangelio está íntimamente ligada a mi fidelidad a la gente de esta sufrida tierra, más que a una estructura, al parecer incapaz de entender lo que supone abandonar el país mientras este no goce de los derechos plenos a salir y entrar libremente. No estoy atado a la tierra que ahora piso, pero en este momento creo que debo permanecer en ella, incluso si ello supone abandonar la familia religiosa en la que he crecido espiritualmente.
He querido compartirles algo de lo que vivo actualmente en algunas entradas recientes, tal vez no con la claridad que deseo, pero es así como puedo expresarlo ahora, aun estoy en proceso, buscando, esperando; por el momento, si encuentro el apoyo que espero del obispo diocesano, voy a permanecer en Cuba, ejerciendo el sacerdocio ministerial. Tengo la certeza espiritual de que mi etapa como carmelita descalzo llegó a su final, no me identifico con lo que he veo hoy en esta familia, y no es raro que los hijos tengan que abandonar la casa paterna para alcanzar nuevas cuotas de madurez y libertad interior.
Cuando miro atrás digo: ¡Gracias!, y echando la mochila al hombro, pongo la mirada en el horizonte, y confío.

9 comentarios:

San dijo...

¡Vaya privilegio el que tiene tu tierra contigo, Manuel! Y qué decir de las personas que compartan camino contigo: un regalazo para ellas. Tengo la seguridad de que ofrecerás una magnífica compañía a los que caminan a tu lado, que serás un buen compañero de travesía, de los que ayudan a minimizar los obstáculos, alivian las “torceduras” cuando se pisa piedra, multiplicando esperanza para hacer la andadura feliz. Porque tienes mucha riqueza,corazón y palabra para compartir… “Porque tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero… (Miguel Hernández, también excelente compañía…).

Anónimo dijo...

GRACIAS. Manuel por elegir a los cubanos y a tu trabajo sacerdotal. Has optado por dos flores de cactus. Son flores hermosas, pero dificiles. Son flores.
Por decadas, los cubanos cristianos, como otros cubanos, pero de forma peculiar, desde la fe, nos hemos preguntado, como tu sabes por haberlo vivido, irse o quedarse. No cuestiono en absoluto la opcion de irse, se cuan desgarradora puede ser. Pero quiero hablar de la opcion de quedarse que es la mia, la tuya, y la de tantos otros hermanos. No se trata de debo quedarme. Se trata de quiero quedarme, es una opcion de amor. Dios merece ser amado desde Cuba, el Reino tiene que ser anunciado tambien aqui. Se hace cada vez mas evidente que hay un trabajo de reconciliacion, de aunamiento, de hermanamiento y comprension que urge intensificar.
Tu opcion del sacerdocio ministerial nos hace mucha falta. El de los entregados, a tu estilo
Las palmas son novias que esperan, dijo Marti. Pero es la palma, que habita dentro del alma de cada cubano la que te espera a ti. La que te tiene
Un abrazo,
Sol

Anónimo dijo...

PAZ Y BIEN DIOS TE BENDIGA,,,ME ENCANTARIA CONOCERTE PERSONALMENTE PARA COMPARTIR EXPERIENCIA,,SOY CUBANA. NO DESFALLEZCAS CONTINUA ABANDONADO EN EL AMOR DE LOS AMORES.

GLADYS

Inés García, aci dijo...

Gracias padre Manuel, ánimo y adelante, siempre adelante,el discernimiento espiritual es para ayudarnos a alcanzar la vida en abundancia.

“ Tú has escuchado, Señor, el grito de mi corazón, porque fuiste Tú quien gritó dentro de él". TM,
La voz de Dios, o el grito de Dios, o la voluntad de Dios, es lo mismo: es la Palabra que se va haciendo vida en cada uno de los que vamos siguiendo a Jesús

Jordi Morrós Ribera dijo...

Una decisión de este tipo no ha de ser nada fácil, y sólo desearía que por parte de la orden carmelitana hubiera al menos la posibilidad de dialogar.

Le deseo mucha ecuanimidad en este momento de difíciles decisiones.

Anónimo dijo...

Curioso. Cada uno le comenta según lo que le ha creído leer o le conviene leer. ¿Y Por qué mi intuición me dice que las dos palabras clave de este post las escribe en la línea veintinueve y son estas: “por el momento”?
Uno de sus lectores

Manuel dijo...

Todo lo que hacemos es siempre "por el momento"; somos una brizna de hierba en el universo. No obstante, mi decisión por Cuba, incluso si no queda otra sino irme temporalmente a otro sitio, no es revocable. Y mi intuición me dice que el comentario de ese lector que no da el nombre lleva su carga oscura. Gracias a todos por el apoyo, estoy en paz.

Ambra dijo...

padre, como dijo nuestro amigo Merton: la verdadera libertad està en seguir la voluntad del Señor
Le deseo una buena escucha de Su palabra y mucha paz

Mudejarillo dijo...

¡Animo! seguro que Dios te acompaña...

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.