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martes, 29 de noviembre de 2011

SER ILUMINADO...

No pude resistirme al deseo de compartir el siguiente texto de Joan Chittister, encontrado mientras repasaba lo que ella escribe acerca de TM. Son, como suele decirse, palabras para grabarlas en oro y tenerlas siempre delante de nuestros ojos:

“Ser iluminado es ver detrás de todas las formas que la vida adopta al Dios que las mantiene en la existencia. La iluminación ve también, detrás de las formas, imágenes y lenguajes que intentan personalizar a Dios, al Dios que es demasiado personal, demasiado grande, para ser una única forma o un único nombre.
La iluminación nos lleva, más allá de nuestra mentalidad provinciana, a la presencia de Dios en todas partes, en todo el mundo, en el universo. La iluminación prescinde del color, desdeña el género, libera los talentos y escucha otras voces, no la suya, precisamente por no ser suya.
Ser iluminado es estar en contacto con el Dios en nosotros y a nuestro alrededor, en nuestra persona y en los demás, más que estar integrado en un camino concreto, en una manifestación determinada, en una construcción denominacional o nacionalista o en una identidad sexual, por buena y bienintencionada que sea esa forma benigna de irreligiosidad.
Dios es luz radiante, fuego resplandeciente, espíritu asexual, viento incoloro. Dios es el imán de nuestra alma, el aliento de nuestro corazón, la materia de nuestra vida. Dios no es el pigmento ni la bandera ni el género de nadie. Y quienes otorgan identidad a su Dios según algún de estas credenciales hacen un nuevo ídolo en el desierto. Para ser iluminados debemos dejar que Dios nos hable a través de todas las cosas, y de todas las personas, mediante las cuales Dios resplandece en la vida”.

“La persona con el corazón iluminado es consciente de que las preguntas de nuestro tiempo no pueden responderse con la limitada visión del pasado”.

Joan Chittister, OSB
“Odres nuevos. Antología de una visión espiritual”
Sal Terrae, 2003

3 comentarios:

Delia dijo...

Gracias por este acercamiento a Chittister.
Saludos.

Anónimo dijo...

Realmente...iluminador.

Mil gracias, hermano.

Carmen
www.padmakarma.es

San dijo...

Desde luego, Manuel, extraordinarios estos fragmentos. No tienen desperdicio, son joyas. Y como colofón final toda la luz que alumbra esta afirmación llena de sabiduría:
“La persona con el corazón iluminado es consciente de que las preguntas de nuestro tiempo no pueden responderse con la limitada visión del pasado”.
No se puede dar en la diana con mejores palabras.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.