Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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miércoles, 23 de noviembre de 2011
TIEMPO Y LITURGIA
Para comprender la actitud del cristiano y de la Liturgia respecto al tiempo debemos tener una profunda comprensión de la esperanza cristiana y la confianza cristiana. Fundamentalmente, el cristiano está en paz con el tiempo porque está en paz con Dios. No necesita ya tener temor y desconfianza ante el tiempo, porque ahora comprende que el tiempo no es usado por un hado hostil para determinar su vida en algún sentido que él mismo nunca puede saber, y para el cual no puede prepararse adecuadamente. El tiempo ahora ha llegado a un entendimiento con la libertad del hombre. Cuando el hombre no está libre de pecado, el tiempo es enemigo suyo porque cada momento es una amenaza de destrucción: cada momento puede ser aquel en que la irrealidad que ha elegido el hombre, al pecar, se enfrente con el reproche cataclísmico, demostrándosele que es el fruto de la servidumbre, la renuncia a la libertad, la entrega a la determinación por parte de fuerzas inferiores al hombre.
Pero cuando el hombre recobra, En Cristo, la libertad de los hijos de Dios, vive en el tiempo sin predeterminación, porque la gracia siempre ha de proteger su libertad contra la tiranía del mal. El cristiano sabe entonces que el tiempo no murmura una amenaza tácita de esclavización y de destrucción final. El tiempo, al contrario, deja margen a su libertad y a su amor. El tiempo deja libre juego a la gratitud y a ese sacrificio de alabanza que es la plena expresión de la filialidad cristiana en el Espíritu. Dicho de otro modo, el tiempo no limita libertad, sino que le da margen para su ejercicio y para la elección. El tiempo para el cristiano, entonces, es la esfera de su espontaneidad, un don sacramental en que puede permitir a su libertad que se despliegue en alegría, en el virtuosismo creativo de elección que siempre tiene la bendición de la plena conciencia de que Dios quiere que sus hijos sean libres, de que se siente glorificado porque sean libres. Pues Dios se complace, no en dictar soluciones predeterminadas a acertijos providenciales, sino en dar al hombre la oportunidad de elegir y crear por sí mismo soluciones que son gloriosas en su misma contingencia”.
Thomas Merton
“Tiempos de celebración”.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
2 comentarios:
Tiempo y liturgia para nosotros los hombres, libres en Cristo y por Él.
Nosotros los hombres
Vengo a buscarte, hermano,
porque traigo el poema
que es traer el mundo
a las espaldas.
Soy como un perro
que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio
y de la angustia,
echa a rodar la vida
en mitad de la noche.
Traigo sueños, tristezas,
alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas
como cántaros,
religiones mohosas
hasta el alma,
rebeliones en germen
echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.
Estamos sin amor,
hermano mío,
y esto es como estar ciegos
en mitad de la tierra.
Traigo muertes
para asustar a todos
los que juegan con muertes.
Vidas para alegrar
a los mansos y tiernos,
esperanzas y uvas
para los dolorosos.
Pero traigo ante todo
un deseo violento de
abrazar,atronador y grande
como tormenta oceánica.
Quiero hacer con los brazos
un solo brazo dulce
que rodee la tierra.
Yo deseo que todo,
que la vida sea nuestra
como el agua y el viento.
Que nadie tenga nunca más
patria que el vecino.
Que nadie diga más la finca
es mía, el barco…
sino la finca nuestra,
de Nosotros los Hombres
(Jorge Debravo)
Me gusta mucho Merton y muchas gracias por poner sus escritos, que Dios lo bendiga.
Con respeto, Eva, México.
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