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martes, 3 de diciembre de 2019

EL SEGUNDO ADVENIMIENTO


En TIEMPOS DE CELEBRACIÓN, Thomas Merton dedica un capítulo a "El sacramento del Adviento en la espiritualidad de San Bernardo". De él tomo el texto que comparto a continuación, en el que habla de tres Advenimientos o venidas de Cristo, resaltando la segunda, la del tiempo presente:


Los tres Advenimientos de Cristo son el cumplimiento de la Pascua Christi...pero el segundo, en cierto sentido, es el más importante para nosotros. El "segundo Advenimiento", por el que Cristo está presente en nuestras almas, ahora, depende de nuestro reconocimiento presente de su pascha o transitus, el paso de Cristo por nuestro mundo, a través de nuestras vidas.


Meditando sobre los Advenimientos pasado y futuro, llegamos a reconocer el Advenimiento presente que tiene lugar en cada momento de nuestra vida terrenal como caminantes.  Tomamos conciencia del hecho de que cada momento del tiempo es un momento de juicio, de que Cristo pasa y somos juzgados por nuestra conciencia de su paso. Si nos unimos a Él y viajamos con Él hacia el Reino, el juicio se hace salvación para nosotros. Pero si le despreciamos y le dejamos pasar, nuestro descuido es nuestra condenación. 

 La meditación sobre el primer Advenimiento nos da esperanza de la promesa que se nos ha ofrecido. El recuerdo del tercero nos invita a temer, no sea que por culpa nuestra no sepamos recibir el cumplimiento de esta promesa. El segundo advenimiento, el presente, situado entre esos dos términos, es, por tanto, necesariamente un tiempo de angustia, un tiempo de conflicto entre miedo y gozo. ¡Pero esa es una batalla saludable! Acaba en salvación y victoria, porque purifica todo nuestro ser.


El Advenimiento medio es más un tiempo de consuelo que de sufrimiento, si reflexionamos que ahí también viene Cristo realmente a nosotros, y se nos da realmente, de modo que ya poseemos nuestro cielo en esperanza. Este advenimiento medio es el camino por donde pasamos del primero al tercero. En el primero, Cristo fue nuestra redención; en el último, aparecerá como nuestra vida. En este actual, mientras dormimos entre las tierras (en nuestra herencia) Él será nuestro descanso y nuestro consuelo.

 No hay nada inactivo en este sueño. Sin duda esto puede significar quietud, tinieblas y vacío para nuestra actividad natural. Pero en esa "tiniebla" Dios viene a nosotros y actúa misteriosamente desde dentro de nosotros en espíritu y en verdad, para que el fruto de Su obra se haga manifiesto en el tercer Advenimiento cuando llegue en gloria y majestad.

Thomas Merton
Tiempos de Celebración

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.