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lunes, 28 de diciembre de 2020

LA LUZ QUE VIENE, EL AMOR QUE NACE...

Esta fiesta (NAVIDAD) no es meramente el recuerdo de un acontecimiento pasado, sino que nos acerca a una dimensión fundamental de nuestra propia vida. Celebramos nuestro propio comienzo, que es al mismo tiempo una posibilidad abierta siempre, el comenzar de nuevo. Es una invitación a la alegría por el regalo de la vida: que es el nacer, el crecer, el vivir, y también el morir para renacer en el Cristo Total. Es celebrar nuestra dignidad de hijos de Dios, a la que debemos aferrarnos en tiempos de pesadumbre y oscuridad; porque el nacimiento de Cristo tiene un efecto sobre nosotros, nos alcanza y nos diviniza. Y es el recuerdo permanente de que hay un amor tal que no conoce frontera alguna, un paraíso en el que podemos vivir para siempre, que es el corazón de Dios, y una luz que ahuyentará cualquier tiniebla y frialdad que nos aceche en el camino. 

Los símbolos de este tiempo (los más religiosos y también los más paganos) son una invitación a la alegría y a la esperanza, y sobre todo a seguir asombrándonos y emocionándonos, a ser espontáneos, veraces, vitales, auténticos, y a cantar, cantar siempre la canción de la vida en medio de la noche. Me gusta la idea de un místico cristiano que afirmó que todos los dolores de esta vida no son más que la puja del amor que quiere nacer en nosotros, y también la del psicólogo místico que afirmó que el nacimiento de Dios en el ser humano es la meta definitiva, porque cuando Dios nace en el hombre este se libera de su pequeño yo y alcanza el verdadero ser

Finalmente nos recuerda Grün que somos solamente el establo en el que Dios elige nacer; no somos un palacio preparado para recibirle, y faltamos siempre que pretendamos serlo. En Dios somos dignificados, colmados de belleza, a pesar de las pajas secas y el estiércol, y eso es lo que la NAVIDAD nos recuerda, y es la invitación, a esas partes menos delicadas y distinguidas de nosotros, a venir a adorar al que ha nacido. Ayer estuve buena parte del día tarareando una melodía que me vino a la mente, y cuyo estribillo decía algo así como esto: 
Sólo en Belén quiere nacer el hijo, hazte pesebre para recibirlo, no te extrañe si es un lugar oscuro, dónde si no podría nacer la luz.

Fray Manuel de Jesús, ocd

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.