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miércoles, 7 de mayo de 2008

De un corazón nuevo nace la paz: Henri Nouwen.


Estoy leyendo, o mejor he leído casi en un día, otro libro de Henri Nouwen, y de él he tomado la frase que encabeza esta entrada. Su título es "El amor en tierras de temor. Una historia en Guatemala". Fue un libro escrito por Nouwen en la decada de los 80, y recoge el testimonio de una realidad dura y trágica vivida por los pueblos de América Latina durante más de una década: la violencia, y el martirio de hombres y mujeres de fe. Es un libro sencillo, apenas 110 páginas, que no tiene las habituales reflexiones espirituales de Henri, pero imprescindible para conocerle, para seguirle experimentando amigo y cercano, a pesar de no haberle conocido personalmente. Es un libro hermoso y triste, que habla de un sacerdote mártir: Stanley Francis Rother, asesinado mientras trabajaba como misionero en Guatemala. De ese texto les comparto una frase que habla del sentido de la amistad en la vida espiritual, una frase hermoso que puedo asumir casi totalmente, y que dedico además a todos los amigos/as de este blog:


"La amistad siempre ha hecho parte del centro de mi camino espiritual. Dios me ha concedido muchos amigos, y cada uno de ellos ha jugado un rol muy importante en mi manera de pensar, de sentir, de hablar y de actuar. Algunas de estas amistades han sido intensas, dolorosas y marcadas por la confusión, mientras que otras han sido tranquilas , firmes y dulces".

1 comentario:

Inés García, aci dijo...

Gracias por hacernos pensar sobre el sentido de la amistad espiritual,Nowen es uno de los autores que acercan a nuestra realidad estos temas tan necesarios para la vida espiritual, es interesante ver cómo lo vivieron los santos, y aprender algo de ellos.
Este texto es de san Agustín, y me gustó compartirlo aquí:
“Había en mis amigos otras cosas que me hacían más cautivadora su compañía: charlar y reír juntos, servirnos mutuamente unos a otros, leer en común libros bien escritos, bromear dentro de los límites de la estima y el respeto mutuos, discutir a veces, pero sin aspereza como cuando uno discute consigo mismo. Incluso esta misma diferencia de pareceres, que por lo demás era algo poco frecuente, era la salsa con la que aderezábamos muchos acuerdos. Instruirnos mutuamente en algún tema, sentir nostalgia de los ausentes, acogerlos con alegría a su regreso: estos gestos y otros por el estilo, que proceden del corazón. … eran incentivos que iban fundiendo nuestras almas en una sola”. Qué lindo esto!

Inés

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.