Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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miércoles, 2 de noviembre de 2011
NOVIEMBRE
El mes empieza con dos hermosas celebraciones litúrgicas: “TODOS LOS SANTOS”, y “TODOS LOS DIFUNTOS”, dos listas que no se excluyen mutuamente, todo lo contrario, están misteriosamente unidas. Escribió EDIH STEIN: “El santo que desde la plenitud del amor ha hecho buenas obras y ha reunido un tesoro en el cielo, ese puede compartir con otros de su abundancia”. La palabra clave del día de todos los santos es esta: ABUNDANCIA. Podemos aprovecharnos de ese tesoro, `participar de esa abundancia espiritual, a disposición siempre de quien la necesite. Y luego, al día siguiente, evocar a tantas y tantos, que desde cerca o desde lejos, espacio o tiempo, han dejado su huela en lo que somos. Me apena ver con que pobreza se comprende y vive en nuestras comunidades eclesiales estas fechas, porque no se recibe todo lo que hay de posible en ellas, lo que puede enriquecer enormemente nuestra vida.
También hay nombres inmortales en este mes: León Bloy, Duns Escoto, Soren Kierkegaard, León Tolstói, Doris Day y Etty Hillesum; les suelo evocar en sus aniversarios, natalicio o muerte, porque me resultan inspiradores. También el día 4 recuerdo a San Carlos Borromeo, patrono de la Catedral de Matanzas, de la que durante varios años fui párroco. Y el 16 de este mes, aniversario de fundación de la capital cubana, es también el día en que Thomas Merton recibió el bautismo en la Iglesia Católica, y el cumpleaños de EDEL LOZANO, que ahora vive en Miami, y que en fecha reciente perdió a su sobrina, una muchacha de apenas 15 años y personalidad misteriosa. Les tendré presente a los dos en estos días.
Otras personas amigas cumplen año también: Modesta, Pedro, Jaime, y Silvio RODRÍGUEZ, y por supuesto, no lo iba a olvidar, el día 9 es la memoria de ISABEL DE LA TRINIDAD.
El día 27 de noviembre comienza el ADVIENTO.
Que con el nuevo año litúrgico lleguen también nuevas experiencias y oportunidades.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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2 comentarios:
Noviembre se estrena con fiesta grande, con la fiesta de la santidad compartida por todos en el Todo que nos ama. Fiesta que para mí implica, sobre todo, celebrar la certeza de una esperanza: la resurrección. Traigo las palabras de Xabier Pikaza, creo que ofrecen luz y coherencia: “Resucitar significa “crear” (desde Dios y con Dios) una vida distinta, de comunicación amorosa, de gracia. No es salir de este mundo, no es negar la vida, para alcanzar un tipo de inmortalidad espiritualista, más allá de la materia, más allá del mundo. Resucitar es trasformar este mundo, esta historia, en lugar de amor que permanece de un modo distinto, en amor que surge del amor, en amor que crear nuevo amor. Resucitar es compartir en gratuidad la vida… Conclusión: Por eso, para los cristianos (como en el fondo para todas las religiones) las dos fiestas (la de los santos y la de los difuntos) se identifican, pues (como dice Jesús en Mc 12, 26-27, citando Ex 3, 6) Dios es Dios de vivos, no de muertos; es Dios de santos, no de maldecidos”.
Noviembre empieza gozoso y recogido. Es la fiesta de todos nosotros, de toda nuestra familia, sean conocidos o desconocidos. La fiesta de los hijos de Dios, de la comunión de los santos.
Noviembre anuncia el adviento, que es la espera.
Nuestra vida cotidiana se parece mucho al año litúrgico. Vivimos en Tiempo Ordinario, pero tenemo días de júbilo, como la Pascua. De austeridad, como Cuaresma. Efusivos, inspirados, como Pentecostés. Dulces certezas, como Navidad. Pero a la espera, estamos siempre. Cada día tiene su espera. Distintas, pero esperas. Cada día del año tiene su adviento. Por eso debíamos estar entrenados a vivir el Adviento litúrgico con mucha intensidad.
Tu largo adviento personal, Manuel, pudiera estar tocando a su fin. Nos dices que ya estás listo. Que ya tienes "puesta la ropa de trabajo y la lámpara encendida" (Lc.12,35). Mucha gente que te quiere, más de los que sabes y crees, estan deseosos de oirte desearles "El Señor esté con ustedes", para contestarte, con todo el corazón, " Y con tu espíritu" .. Mientras esperas, vivamos todos un adviento a lo Isaías
Noviembre es tambien mi fiesta personal. Mi boda con la vida. Nací en noviembre, contra todo pronóstico, contra toda esperanza. Pero nací porque Dios me había invitado a esta fiesta de la vida, que he celebrado y celebro, feliz de haberlo conocido a El, y de haber conocido y disfrutado de tantos amigos y amigas queridos y queribles, e incluyo en esa palabra, amigos, a mi familia, los mayores, los menores, los coetáneos, que por un inmenso regalo de Dios, están unidos a mi no solo por lazos de sangre.
Un abrazo y provechoso Adviento.
Sol
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