Seguidores

viernes, 2 de diciembre de 2011

DIARIOS DE TM

El 10 de diciembre es una fecha fundamental en la trayectoria existencial de TM. Ese día de 1940 llegó a Getsemaní, y ese mismo día, pero de 1968, murió, lejos físicamente de allí. Por eso he querido revisar las entradas de sus diarios en esa fecha, y así evocarle una vez más a 44 años de su muerte.

11 de diciembre de 1958

El nuevo fervor no estará enraizado en el ascetismo, sino en el humanismo. Lo que ahora ha empezado tiene que crecer, pero no debe buscar nunca la espectacularidad ni preocuparse por llamar la atención, que es lo que inconscientemente hice yo en aquella época, proclamando mi condición de poeta y místico. Ambas cosas eran probablemente verdad, pero no lo suficientemente profundas, porque entonces eran actitudes excesivamente conscientes en mí. Tengo que escribir y hablar, no como el individuo que se ha distanciado del mundo y desea que el mundo lo sepa, sino como la persona que se ha perdido a sí misma al servicio de la inmensa sabiduría del plan de Dios de revelarse a Sí mismo en el mundo y en el hombre. ¡Cuánto más grande, más profundo, más noble, más auténtico y más escondido resulta este nuevo misticismo, que no se presenta ya como algo trascendente sino ordinario!


10 de diciembre de 1959

Finalmente, he encontrado tiempo para leer el admirable librito de Josef Pieper, Leisure, the Basis of Culture (El ocio, base de la cultura). Es muy solido, e independientemente de sus falsos puntos de vista no deberíamos tachar de pagana su visión de la contemplación, como si eso hubiese de excluir la contemplación cristiana. Una cosa es segura: en este monasterio no tenemos de hecho fe alguna en el valor básico del otium sanctus, el santo ocio. Nosotros únicamente creemos en lo difícil y lo desagradable. Éste es el motivo por el que nosotros, en la práctica, odiamos la vida contemplativa y la destruimos con una actividad ininterrumpida.
Ellos han fomentado la mecanización en el edificio dedicado a la fabricación de quesos. Todo el mundo estaba emocionado con los pedidos. “Yo vi uno saliendo para la señora Irving Berlin”, dijo un atemorizado novicio. Finalmente, hemos justificado nuestra existencia.

1 comentario:

San dijo...

Qué lectura tan sabrosa y sugerente tiene el texto del 10 de diciembre de 1959. El “santo ocio”. Dar por “santo” sólo lo difícil. Justificar la existencia. Alabanza de lo desagradable… Cuánto de todo esto llevamos todos en nuestras mochilas y equipajes.
Y también, un ejemplo de profundidad y autenticidad la frase con la que acaba la anotación anterior: “¡Cuánto más grande, más profundo, más noble, más auténtico y más escondido resulta este nuevo misticismo, que no se presenta ya como algo trascendente sino ordinario!” .
Reconocer, alabar y vivir el Misterio que es en el mundo y es en el hombre.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.