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jueves, 12 de abril de 2012

CONFIAR EN ÉL SIGNIFICA MORIR

“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo” (Juan 12, 24)
“Las palabras son mucho más penetrantes en su contexto. Algunos gentiles habían preguntado a Felipe si podían hablar con Jesús. Ésta fue la respuesta de Nuestro Señor: ellos no podían llegar a Él a través de Felipe y de Andrés; ni siquiera podían llegar a Él hablándole, porque las palabras no les unirían con Él. Sólo pueden llegar a É, si Él muere por ellos.
Queda Él solo. San Juan subraya cada vez más la soledad y el aislamiento moral de Cristo antes de Su pasión. Cristo está solo desde el principio porque es Dios y todos los demás son hombres. Está solo porque nadie puede comprenderle. Ya en el capítulo sexto una multitud de discípulos. Le abandona porque Su doctrina de la eucaristía rebasa su comprensión. Luego, Le aísla el creciente odio de los fariseos, que forman un frente cada vez más fuerte y compacto contra Él, forzando a los demás a que huyan de Su lado. Le aísla Su propia grandeza, que Le eleva cada vez más sobre Sus enemigos. Se encuentra solo entre los hombres que Le odian o que no saben amarle, porque son incapaces de comprenderle tal y como realmente es. No obstante, hay algunos que desean llegar al verdadero conocimiento y amor a Él. Si desean estar con Él, Él tiene que pasar a través de la muerte y llevarlos consigo a la vida”.


(Aquí tengo mis dudas, con perdón de mi querido maestro. A mi entender, la soledad que Cristo experimenta es la soledad que experimenta todo ser humano, único e irrepetible. El hecho de ser el Hijo no le aísla del ser humano, mucho menos su grandeza; todo lo contrario, justo porque es la “grandeza” de Dios, le acerca a todos y a todo).

“Me encuentro solo en el mundo, pero con una soledad diferente de la de Cristo. Él estaba solo porque Él era todas las cosas. Yo estoy solo porque no soy nada. Me encuentro solo en mi insuficiencia: dependiente, desvalido, expuesto a cualquier contingencia, y nunca estoy completamente seguro de que confío realmente en Aquel de quien dependo.
Y, sin embargo, confiar en Él significa morir, porque para confiar perfectamente en Dios es preciso abandonar la confianza en todo lo demás. Y yo temo esa muerte. Lo único que puedo hacer es convertir mi temor en parte de la muerte de que he de morir, para vivir perfectamente en Él”.


(Aquí Merton suscribe una teología que aposta más por la exclusión y la diferencia; yo prefiero hablar de que confiar en Dios es confiar en todo lo demás y todos mis semejantes, y justo está en eso el morir que libera. Algunos hablan de una especie de “competencia” entre el amor a Dios y el amor a otros seres humanos; yo creo que a Dios se llega siempre a través de mediaciones humanas, y se le ama amando bien y libremente nuestra humanidad).

Los textos de TM, tomados de: “El signo de Jonás”, páginas 271 y 272. DDB.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.