Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 12 de abril de 2012
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!
Suenan sobre nuestros afanes para recordarnos que todas las cosas son pasajeras y que nuestras preocupaciones no son importantes.
Nos hablan sobre nuestra libertad, que las responsabilidades y los cuidados transitorios nos hacen olvidar.
Son la voz de nuestra alianza con el Dios del Cielo.
Nos dicen que somos su templo verdadero. Nos llaman a la paz con Él en nosotros.
El Evangelio de María y de Marta se lee al final de un toque de campanas a fin de recordarnos todas estas cuestiones.
Las campanas dicen: los negocios no importan. Reposa en Dios y regocíjate, pues este mundo es solamente la imagen y la promesa de un mundo que vendrá, y sólo quienes están desapegados de las cosas transitorias pueden poseer la sustancia de una promesa eterna.
Las campanas dicen: hemos hablado durante siglos desde las torres de las grandes iglesias. Hemos hablado a los santos, a tus padres, en su tierra. Los hemos convocado, como te convocamos a ti, a la santidad. ¿Cuál es la palabra con que los llamamos?
No dijimos simplemente: Sean buenos, vengan a la iglesia. No dijimos simplemente: cumplan los mandamientos, sino sobre todo: ¡Cristo ha resucitado! Y dijimos: Ven con nosotros, Dios es bueno, la salvación no es difícil. ¡Su amor la hizo fácil!
Y éste, nuestro mensaje, siempre fue para todos, para los que acudieron y para los que no acudieron, pues nuestro canto es perfecto, así como el Padre celestial es perfecto, y derramamos nuestra caridad sobre todos”.
Thomas Merton
Pensamientos en la soledad.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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1 comentario:
Aferrándose a la más ortodoxa dogmática en torno a la Resurrección, un teólogo español, Torres Queiruga, ha sido tachado por la conferencia de obispos de “hereje”. Y junto a esa calificación, uno de estos obispos, despliega la homofobia de la jerarquía católica en una homilía vergonzosa, y por la que ha sido denunciado ante los tribunales civiles por diversos colectivos y asociaciones.
Es vital para la fe y la espiritualidad distinguir bien claro entre fe y doctrina. Es deseable una fe adulta en personas libres y maduras. Es debido un respeto a las personas que gobiernan la institución que dirige a la comunidad de seguidores de Jesús, pero precisamente ese respeto exige criticar a esas autoridades clericales.
¿Quién ha dado a los obispos (incluido el papa) legitimidad para erigirse en dueños de la fe y para identificarla con lo que ellos entienden por tal? Ciertamente, no Jesús. Jesús nunca pensó en “sucesores” de Pedros o de apóstoles. Por supuesto, la Iglesia, como comunidad humana que es, necesita algún órgano de dirección, pero el órgano de dirección no tiene más autoridad ni legitimidad que la que la comunidad le confiere. Mientras los obispos no sean elegidos por las comunidades -así fue en el principio-, no pueden ser auténticos portavoces de la doctrina de la iglesia.
Hay que preguntarse también: ¿en qué consiste esa fe de la que ellos se sienten, indebidamente, únicos guardianes? En realidad, identifican, también indebidamente, la fe con la doctrina. La “doctrina” es una simple creencia convertida en supuesta verdad. Ninguna creencia ni doctrina es una “revelación divina”, como si Dios fuera un ser celeste oculto que a veces revela ideas o se revela a sí mismo desde fuera. Dios es el Misterio y la Presencia oculta y manifiesta en todos los seres. Llámale como quieras. Los cristianos miramos la bondad, la compasión, la humanidad feliz y liberadora de Jesús y decimos: “Eso es Dios”. Y todas las creencias y doctrinas de la tradición cristiana no quisieron decir más que eso, y a eso se han de orientar también hoy. La doctrina es buena si provoca aquella bondad libre y liberadora que una vez hizo decir: “Aquí está Dios”.
¿Qué tiene que ver la fe cristiana con las creencias y doctrinas de la tradición cristiana? No las identifiques. La fe no consiste en creer unos dogmas. La fe es esa confianza vital, esa seguridad libre y solidaria que llevó a Jesús a vivir como vivió. No lo olvidemos: Jesús no creyó en ningún dogma cristiano. Jesús tuvo, sí, unas creencias, que no tienen por qué ser las nuestras. Las creencias han de ser necesariamente razonables, y la “razonabilidad” de unos y de otros puede ser diferente. Las creencias y las doctrinas han de cambiar de acuerdo al “marco de credibilidad” de cada época. Y no importa lo que pienses y creas, sino que tus creencias y doctrinas te lleven a ser bueno y feliz, feliz y bueno. Así creyó Jesús.
Las creencias y las doctrinas son simples muletas, y a veces pasa Jesús por el camino y nos dice como al paralítico del evangelio: “Deja tu camilla, deja las creencias que ya no necesitas o que te impiden caminar. Levántate, respira y camina. El Espíritu respira y camina contigo”.
¡¡Feliz Pascua de Resurrección!!
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