Estos son, ciertamente, un buen número de motivos suficientes. Pero para un cristiano aún hay motivos más profundos que estos. Un cristiano puede realizarse a sí mismo, si es llamado por Dios a periodos de reflexión y silencio, de meditación reflexiva y de “escucha”. Nosotros tal vez somos demasiado habladores, demasiado activos en nuestro concepto de la vida cristiana. Nuestro servicio a Dios y a la Iglesia no consiste sólo en hablar y hacer, sino también en períodos de silencio, en los que escuchamos y esperamos. Quizá sea muy importante, en nuestra época de violencia e intranquilidad, redescubrir la meditación, el rezo intuitivo, íntimo y silencioso, el silencio creativo cristiano".
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 30 de julio de 2009
SILENCIO CREATIVO.
Estos son, ciertamente, un buen número de motivos suficientes. Pero para un cristiano aún hay motivos más profundos que estos. Un cristiano puede realizarse a sí mismo, si es llamado por Dios a periodos de reflexión y silencio, de meditación reflexiva y de “escucha”. Nosotros tal vez somos demasiado habladores, demasiado activos en nuestro concepto de la vida cristiana. Nuestro servicio a Dios y a la Iglesia no consiste sólo en hablar y hacer, sino también en períodos de silencio, en los que escuchamos y esperamos. Quizá sea muy importante, en nuestra época de violencia e intranquilidad, redescubrir la meditación, el rezo intuitivo, íntimo y silencioso, el silencio creativo cristiano".
Thomas Merton y Henri Nouwen.

[1] M. FORD, Henri Nouwen. El profeta herido, Santander, Sal Terrae, 1999, 177.
Falsas ideas acerca de la santidad.

La santidad, dice, exige sacrificios, es un camino duro y austero, en el que debemos orar, ayunar, abrazar las dificultades, sacrificar muchas cosas por amor, con tal (importante esto) “de mejorar la condición del ser humano sobre la tierra”.[2] El cristiano no puede vivir cómodamente, ignorando cuanto pasa a su alrededor, limitándose a hacer algunos gestos piadosos, mientras vive mediocremente su condición bautismal. Nuestro amor al prójimo no es simbólico, sino real.
Merton advierte: “Nos nos engañemos con fáciles e infantiles concepciones de la santidad”.[3] Y pone algunos ejemplos concretos que me parece importante destacar:
1- El pensar que un aumento de la práctica religiosa (“resurgimiento religioso”) suponga necesariamente que la sociedad se esté abriendo realmente a Dios. Dice: “! No lo aseguremos tan a la ligera!” Al contrario. “El mero hecho de que las personas estén asustadas e inseguras, se aferren a eslóganes optimistas, acudan con más frecuencia a la iglesia y busquen pacificar sus atribuladas almas mediante máximas estimulantes y humanitarias, no es en modo alguno índice de que nuestra sociedad esté volviéndose “religiosa”. De hecho puede que sea un síntoma de enfermedad espiritual”.[4]
2- Una religiosidad superficial carente de raíces realmente cristianas e ignorante de las necesidades de los seres humanos y de la sociedad, puede acabar siendo en verdad una evasión de los compromisos cristianos, y puede acarrear a la fe mucho descrédito. “Nuestra época necesita algo más que personas devotas que acuden asiduamente al templo, que evitan cometer faltas graves (al menos las faltas fácilmente identificables como tales), pero que raras veces hacen nada constructivo o positivamente bueno. No basta con ser exteriormente respetable”.[5]
3- Algunos cristianos pueden vivir en sociedades injustas, mientras cierran los ojos a toda clases de males a su alrededor. Es el caso de los sistemas totalitarios del pasado siglo XX, o las sociedades capitalistas de libre mercado, de mayoría cristiana. “Están interesados tan sólo en su propia vida de piedad compartimentada, cerrada a cualquier otra cosa sobre la faz de la tierra”. Esto ha supuesto, y Merton es profeta cuando lo dice, “que dicha pobre excusa de religión contribuye efectivamente a la ceguera e insensibilidad moral y, en última instancia, conduce a la muerte del cristianismo en naciones enteras o en zonas muy amplias de la sociedad”.[6]
[2] VS; Página 29.
[3] VS; Página 30.
[4] VS; Página 30.
[5] VS; Página 30.
[6] VS; Página 31.
jueves, 23 de julio de 2009
Lo importante es amar.

martes, 21 de julio de 2009
Caminos abstractos para la santidad.

sábado, 18 de julio de 2009
LA VERDAD.
miércoles, 15 de julio de 2009
TM: Oración a la Virgen del Carmen.

martes, 14 de julio de 2009
Hablar de Dios sin hablar de Dios.

domingo, 12 de julio de 2009
POR FAVOR...
TM: una visión más amplia.

viernes, 10 de julio de 2009
Ser PERSONA.

miércoles, 8 de julio de 2009
El valor de la soledad para la sociedad.

sábado, 4 de julio de 2009
Piensa...
viernes, 3 de julio de 2009
Los santos: memoria subversiva.

Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.