Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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viernes, 18 de junio de 2010
EL CAMINO DE Thomas Merton.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
2 comentarios:
Haces una estupenda aproximación al camino espiritual de TM, Manuel. Por lo que le he ido leyendo, Merton nos va mostrando su camino con el lenguaje de la experiencia. Una experiencia de Dios que le lanza a una soledad en apertura al mundo, a la denuncia de la injusticia y la violencia, y a una búsqueda de la unidad espiritual. Se comparte y nos comparte a través de su escritura, y se manifiesta en una vida honesta. La atracción que ejerce Merton quizá se fundamente en la autenticidad con la que recorrió su trayecto espiritual, reconociéndose un caminante más entre todos los que pertenecemos a la raza humana. Un hombre que se despojó de convenciones y fachadas, que no negó ni silenció lo que verdaderamente importa, porque no hay nada más tranquilizador que la verdad humilde. Y en esa verdad de nuestra humanidad están los miedos, las heridas, los anhelos, los errores y las esperanzas. Hay espacios de nostalgia y espacios de fiesta. Merton se relaciona con nosotros a través de esa verdad desnuda y vulnerable, pero honesta.
Hay dos frases en “Semillas de Contemplación” que me parecen reveladoras de la dirección que tomó Merton en su búsqueda y recorrido: “Cada momento y cada acontecimiento en la vida terrena del hombre siembra algo en su alma”. “El único que puede enseñarme a hallar a Dios es Dios. Él mismo. Él solo”.
El modo en que escribió Merton su experiencia de Dios abre caminos, marca rumbos, no es poco que oriente la búsqueda: universalidad, integración, comunión, soledad, silencio, oración, dicho todo esto de un modo que llega a los que lo leemos como muy elaborado y con una sensibilidad religiosa impresionante.
Espero se vaya leyendo y reflexionando más en la Iglesia toda su espiritualidad, y ayude a muchos a descubrir el propio camino de de santidad y el llamado que Dios tiene para cada uno.
A lo largo de la historia de la Iglesia han surgido personas capaces de orientar en este sentido, muchos son santos, otros no son canonizados pero están iluminando a muchos hoy gracias a que abrieron su corazón al Espíritu de Dios y gracias también a la concreción de una obra, escritos, o la propia vida hecha servicio y entrega, dentro de los mil límites de cada uno, por querer identificarse con Jesús Nuestro Señor. Aún muchos que no participaron del cristianismo fueron faros en medio de nuestra humanidad rota, limitada, llena de baches, como Gandhi, por ejemplo.
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