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viernes, 18 de junio de 2010

EL CAMINO DE Thomas Merton.

Retomando un viejo tema de este blog, volvamos a adentrarnos en los caminos espirituales de TM:
La santidad en TM está vinculada indisolublemente a su conversión, a su bautismo y a su elección vocacional. Cuando hace la lectura de su vida en clave de fe, como historia de salvación, coloca la llamada a la santidad como eje de su vida cristiana, y es capaz de descubrir que esa llamada, si bien tiene un momento puntual, ha estado presente desde el comienzo de su vida, y se ha ido desvelando progresivamente, y manifestándose en acontecimientos, personas, libros e ideales. Es una llamada que le hace descubrir su verdadera identidad, y le recuerda la obligación de buscar la plenitud a la que Dios le llama en una vocación particular, y de trabajar porque el mundo también participe también de la plenitud de Dios. TM busca modelos concretos que le ayuden a ir perfilando su ser cristiano; sabe que se trata de un proceso, que necesita de aperturas y renuncias progresivas, que no desecha ni ignora sus propias limitaciones, y que le exigirá abandonar a menudo sus propios proyectos e ideales para abrazar confiadamente los planes de Dios. Así descubre que en él la santidad está íntimamente vinculada a su vocación de escritor, a la contemplación, a la soledad, pero también a su preocupación por el mundo, por la justicia y la belleza de lo humano; está vinculada tanto a la tradición como a lo más actual, a la oración y a la poesía. Esta apertura a la hora de entender y vivir su búsqueda espiritual es uno de los elementos fundamentales de la espiritualidad de TM, y tal vez para mí el más inspirador.

Y luego, hay en TM, en su deseo de ser “santo”, un propósito de integración y universalidad, que forma parte esencial de su camino de fe y de su testimonio como contemplativo católico; su apertura franca, su constante búsqueda, su deseo de plenitud, le abren no sólo a la belleza y al dolor del mundo, sino también a otras experiencias religiosas, en un deseo de vivir cada día más plenamente la “catolicidad” de su ser Iglesia. Él quiere juntar en su persona lo que está separado fuera, como una manera propia de contribuir a la unidad. En su itinerario espiritual de “santidad”, TM pasará de una comprensión más estrecha, tradicional y devocional del camino cristiano, a otra visión que contempla el seguimiento de Cristo de manera más integral, más sencilla y más compasiva mayor con el mundo y con los problemas de su tiempo.

De lo dicho, no se deduce que sea Merton una figura excepcional, que ponga en cuestión todo el ideal de santidad que le precede, pero, en su persona, se da la suma de toda una serie de tradiciones y experiencias precedentes que él asume; la Tradición de la Iglesia, la vive y la enriquece desde su itinerario personal de salvación, como han hecho otros muchos hombres y mujeres, impulsados por el encuentro con Cristo, y refleja las preguntas, dudas y búsquedas del tiempo en que vivió. Su figura, antes y ahora, ha sido cuestionada por muchos, pero ese es el destino de los profetas, de los que se adelantan a su tiempo, para, como vigías, ver más allá del propio presente y ofrecer nuevas rutas espirituales para los buscadores de Dios. Creo que si Merton es un maestro para muchos no es porque sea un hombre “perfecto”, sin errores, sin tropiezos, sino porque su búsqueda fue auténtica, honesta, transparente, hasta donde era capaz él mismo de conseguirlo, dejándonos entrever su fragilidad y sus limitaciones. Su vida vale como modelo cercano y creíble del cristiano que busca la voluntad de Dios en medio de un mundo complejo y de las propias complejidades de su psiquis y su personalidad, siempre en relación con otros.

2 comentarios:

San dijo...

Haces una estupenda aproximación al camino espiritual de TM, Manuel. Por lo que le he ido leyendo, Merton nos va mostrando su camino con el lenguaje de la experiencia. Una experiencia de Dios que le lanza a una soledad en apertura al mundo, a la denuncia de la injusticia y la violencia, y a una búsqueda de la unidad espiritual. Se comparte y nos comparte a través de su escritura, y se manifiesta en una vida honesta. La atracción que ejerce Merton quizá se fundamente en la autenticidad con la que recorrió su trayecto espiritual, reconociéndose un caminante más entre todos los que pertenecemos a la raza humana. Un hombre que se despojó de convenciones y fachadas, que no negó ni silenció lo que verdaderamente importa, porque no hay nada más tranquilizador que la verdad humilde. Y en esa verdad de nuestra humanidad están los miedos, las heridas, los anhelos, los errores y las esperanzas. Hay espacios de nostalgia y espacios de fiesta. Merton se relaciona con nosotros a través de esa verdad desnuda y vulnerable, pero honesta.
Hay dos frases en “Semillas de Contemplación” que me parecen reveladoras de la dirección que tomó Merton en su búsqueda y recorrido: “Cada momento y cada acontecimiento en la vida terrena del hombre siembra algo en su alma”. “El único que puede enseñarme a hallar a Dios es Dios. Él mismo. Él solo”.

Inés García, aci dijo...

El modo en que escribió Merton su experiencia de Dios abre caminos, marca rumbos, no es poco que oriente la búsqueda: universalidad, integración, comunión, soledad, silencio, oración, dicho todo esto de un modo que llega a los que lo leemos como muy elaborado y con una sensibilidad religiosa impresionante.
Espero se vaya leyendo y reflexionando más en la Iglesia toda su espiritualidad, y ayude a muchos a descubrir el propio camino de de santidad y el llamado que Dios tiene para cada uno.

A lo largo de la historia de la Iglesia han surgido personas capaces de orientar en este sentido, muchos son santos, otros no son canonizados pero están iluminando a muchos hoy gracias a que abrieron su corazón al Espíritu de Dios y gracias también a la concreción de una obra, escritos, o la propia vida hecha servicio y entrega, dentro de los mil límites de cada uno, por querer identificarse con Jesús Nuestro Señor. Aún muchos que no participaron del cristianismo fueron faros en medio de nuestra humanidad rota, limitada, llena de baches, como Gandhi, por ejemplo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.