Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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viernes, 6 de agosto de 2010
CELEBRACIÓN Y ALABANZA
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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2 comentarios:
"La celebración y la alabanza, la atención amorosa a la presencia de Dios, adquiere mayor importancia que pedir y recibir cosas. Esto se debe a que nos damos cuenta de que en Él y con Él todo el bien se halla presente para nosotros y para la humanidad: si ante todo buscamos el Reino de los Cielos, todo lo demás nos será dado por añadidura”.
La adoración eucarística, a la que cada día podemos dedicar un tiempo, es esa "atención amorosa a la presencia de Dios" que la Iglesia nos regala para alimentar nuestra fe y poder contemplar a Dios en todas las cosas, y también presentar las necesidades del mundo.
Me gusta sentir la oración, y hacerla, dejando hablar libremente y sin guiones, muchas veces sin palabras, al corazón agradecido, celebrando con gratitud, de mil y una maneras, en mil y un sitios diferentes, lo que miran mis ojos: nuestra historia humana llena de vida.
También es cierto que, a menudo, pasamos por el mundo viendo, pero no mirando. A los que creemos y seguimos (o al menos lo intentamos y deseamos) a Jesús, el Cristo, se nos presenta el fabuloso reto de ver en lo profundo, de contemplar el vestigio de Dios en todos los espacios del cosmos. Empezar a mirar con ojos profundos es el comienzo de hablar con Dios, de celebrar y agradecerle formar parte de un mar de vida, que a veces es tormentoso, y otras pacífico, pero siempre increíblemente bello.
A la plegaria petitoria, como la denomina Merton, le doy en mi vida un espacio bastante secundario y reducido. Creo que no podemos pedir más de lo que somos: el regalo de Dios de ser humanos en libertad y con libertad, partícipes ya por la fe de la resurrección en Cristo.
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