Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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sábado, 22 de enero de 2011
LIDERAZGO
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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1 comentario:
Son buenas las orientaciones que ofrece Nouwen en esta serie de manifestaciones que nos ofreces, Manuel. Y, además, me parece muy lúcida y oportuna tu reflexión final, en la que haces referencia a tu visión de lo cómo es y cómo sería aconsejable que, la estructura eclesial, acometiera la formación de los futuros “líderes”.
Mi opinión va en la misma línea. Pienso que todo ser humano es mujer y hombre de Dios, nace a un mundo y a una vida de Dios. Y el ser humano (mujer y hombre) que toma la decisión de realizar su seguimiento liderando a una comunidad cristiana (hoy,” por imperativo legal”, sólo hombres) no es posible que lo haga desde ninguna “burbuja”, viviendo “otra vida”, fuera de las experiencias vitales comunes al resto de los mortales.
Creo que el líder ha de estar al mismo “nivel” de vida, en todos los sentidos, que el resto de los miembros de la comunidad. Y tal como está estructurado el modelo organizativo eclesial, hoy por hoy, no es así. Hay condiciones de acceso restrictivas, exigencias, discriminaciones que lo impiden. En algunas iglesias cristianas esto sucede más que en otras, claro.
El “líder” no puede constituirse en una “casta”, en un “llamado de Dios”, en un “elegido”. El lenguaje utilizado es también muy importante, y sintomático. Aunque hay muchos, entre los que especialmente te incluyo, Manuel, que tienen otro tipo de visión y actitud, que no se sienten posicionados en la tradicional estructura piramidal en la que se cataloga, de iure y de facto, al pueblo de Dios. Pero esto no basta. El planteamiento debería estar instaurado y regulado institucionalmente. Y, en opinión de muchos, la actual situación requiere que se aborde ya una profunda transformación.
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