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jueves, 13 de enero de 2011

EL LECTOR

Señor, cuando el reloj suena
Diciendo la hora con frío estaño,
Y me siento encapuchado en este púlpito
A esperar que vengan los monjes (los hermanos),
Veo los quesos rojos, y los tazones,
Todos sonriendo con leche, en filas por las mesas.
La luz llena mi lámpara
(Encendí para leer
En una cadenilla tintineante)
Y los monjes (los hermanos) bajan por el claustro
Con mantos ondulantes como aguas.
Es invierno, pero oigo sus olas.
Es invierno, y mis manos se preparan
A volver las páginas de los Santos.
Hacia los árboles, tu luna se ha helado en las ventanas.
Mi lengua ha de cantar tu Escritura.
Entonces los monjes (los hermanos) se detienen en el escalón
(ante mí, que estoy en el púlpito,
Y ante Ti, que estás en Tu crucifijo),
Y toman perlitas de agua en las yemas de los dedos,
perlas, más pequeñas que este salmo mío.



(La traducción de este poema de Thomas Merton es de José María Valverde; no obstante donde aparece la frase “los monjes”, el traduce “los frailes”, y aunque no tengo a mano el original creo que ese término no es el que TM utilizó precisamente, ya que los trapenses no son frailes, sino monjes. Quizá habla de “frater”, y en ese caso se traduciría mejor como “hermanos”. Por eso uso los dos términos en mi trascripción del poema).



“Veinte Poemas”

Thomas Merton

Traducción y prólogo de José María Valverde.

Adonais, RIALP, 1953

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un día, estando pasando unos dias en un monasterio, encontre un libro en el que hablaba de los ultimos tiempos de Thomas Merton y decía que se enamoró perdidamente de la enfermera que le atendía llegando incluso a cuestionarse su vocación.
¿que me puede aclarar de todo esto, ya que Ud. sabe bastante de su obra y de su vida?

San dijo...

Un poema intimista, personal y tierno. Es hermoso en la sencillez.

Manuel dijo...

Sobre el tema del enamoramiento de TM hay material publicado en este blog, con referencias incluidas para leer. Puedes revisar entradas anteriores.

Carmen dijo...

Me encantó! Saludos

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.