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martes, 5 de abril de 2011

THOMAS MERTON, según el P.Segundo Llorente, S.J. (6)

En el siguiente pasaje del artículo que estamos compartiendo, escrito por Segundo Llorente, aparece una reseña de las pláticas de TM a los sacerdotes de Alaska. Para quien ha leído abundantemente a Merton pueden resultarles chocantes ciertas afirmaciones, sobre todo ya en ese momento de su vida; por eso pienso que si bien el tema es propio de TM, la lectura que se hace de lo escuchado ha pasado por el tamiz de la religiosidad del P. Llorente, y posiblemente de la lectura de los primeros escritos de Merton, más piadosos y muy influidos por Juan de la Cruz: 

“Unos días más tarde nos reunimos en Anchorage todos los sacerdotes del contorno para pasar un día con Merton. En la misa concelebrada nos echó una homilía de un cuarto de hora. Más tarde nos habló hora y media. Después de comer nos habló otra hora y respondió a nuestras preguntas durante otra hora. Tuvimos bendición con el Santísimo, cenamos todos juntos en amigable compañía y nos despedimos hasta el próximo retiro. El tema principal de las pláticas de Merton era simplicísimo dentro de su oratoria y la galanura embriagadora de su estilo. La actitud constante de Cristo ante su Eterno Padre fue la de un sí incondicional. Nosotros no podemos tener otra actitud que la de Cristo. Su último sí fue la última palabra de las siete que pronunció en la cruz. Mientras no aceptemos, no ya humillaciones, sino la muerte misma con un sí incondicional, afectivo, y hasta agradecido, no tendrá en nosotros Dios sus complacencias, y por tanto no podremos tener paz interior. Tenemos que despojarnos sin contemplaciones de mil ilusiones o defensas del amor propio que son un tejido de artificios engañosos, que nos atrapan como lazos en los que tanto nos gusta caer. Por algo dijo San Juan de la Cruz a la hora de su muerte que no había hecho cosa en vida que no le estuviera acusando entonces. Hay que pedir a Dios que mate nuestro amor propio y que lo entierre; porque nosotros solos no lo podemos hacer. En la contemplación se aspira a llegar a ese contacto con la divinidad, ante la cual el alma cae postrada y temblorosa en actitud de sumisión por puro amor. Ese es el momento que espera Dios para hablar al alma. Cualquier vanidad, egoísmo, ambición desordenada o apegamiento a criatura alguna se interponen entre Dios y el alma, y lo echa todo a perder. Merton se movía en ese terreno como quien está en su casa.

De Alaska voló a California donde le rodearon los periodistas como avispas que huelen la miel. Merton les dijo cómo él era pacifista y enemigo acérrimo de toda injusticia social. En seguida tomó el avión y lo perdimos de vista, hasta que a principios de diciembre apareció en Bangkok, la capital de Tailandia, donde se habían reunido seis abades cistercienses y un grupo considerable de delegados que representaban a muchas comunidades religiosas. Habían oído que venía Merton y habían querido aprovechar la ocasión para una asamblea o conferencia religiosa de la cual Merton fue el centro desde el principio”. (Continuará…)

1 comentario:

San dijo...

Concuerdo contigo, Manuel. Es obvia la “mano” del jesuita al hacer el “encuadre” del contenido de la alocución de Merton en Anchorage. Pero bueno, es muy difícil que el que “cose” no use sus “puntadas” en el “tejido” a la hora de elaborar la “prenda”. Si se tiene en cuenta esa circunstancia, no hay problema. Como dice el dicho popular: “siempre se deben poner las crónicas y comentarios en cuarentena…”.
Estás haciendo, con la publicación de este singular relato, una novedosa y estupenda labor divulgativa.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.