En Merton hay, respecto a la vida espiritual, una insatisfacción permanente, una búsqueda constante, y un espíritu entre irónico y contestatario que singulariza su camino monástico y su proyecto de santidad. Lo que él quiere no es repetir simplemente un modelo temporal, sino vivir en fidelidad creativa el seguimiento del Modelo, que es Cristo . Reconoce como un elemento negativo en la vida monástica el hecho de que a menudo aparece el monje como fundido en un molde, en una personalidad colectiva y profesional, que ahoga toda singularidad. (SJ, 285). Cree que muchos no alcanzan la santidad, porque pasan todo el tiempo intentando ser otros, y no ellos mismos. “Por muchas absurdas razones, están convencidos de que están obligados a convertirse en alguien que murió doscientos años antes y vivió en circunstancias completamente ajenas a las suyas”. Quieren poseer la santidad de otros, y eso es egoísmo. (SC, 59). También en CEC, 171-172 habla de la peor tentación a la que sucumben muchos monjes al comienzo de la vida espiritual: “sencillamente renunciar a pedir y buscar. Dejárselo todo a los superiores en esta vida y a Dios en la próxima”.Merton tuvo que lidiar con muchas situaciones: sus deseos de silencio y soledad en una comunidad monástica cada vez más poblada y activa llena de ruidos; sus dificultades para asumir concepciones teológicas y costumbres prácticamente medievales , o la fealdad de ciertos ornamentos e imágenes, siendo él una persona de cultura amplia y buen gusto estético .
Hay una concepción de la “santidad” vinculada con el “hacer”; en SJ, 84, narra la situación de un monje mayor, enfermo, que se resiste a quedarse en la cama: “Es imposible mantenerle alejado de la comunidad. Quiere participar en todos los ejercicios regulares hasta que se le doblen las piernas. Para los trapenses, la santidad ha consistido precisamente en eso durante generaciones y generaciones”. También: “Los trapenses creen que todo lo que les cuesta un esfuerzo es voluntad de Dios. Todo lo que les hace sufrir, voluntad de Dios. Si sudan, voluntad de Dios. Pero albergamos serias dudas acerca de las cosas que no exigen inversión alguna de energía física….y como convertimos en fetiches las dificultades, a veces trabajamos en las circunstancias más absurdas que se puedan imaginar, sacrificándonos no por Dios, sino por nosotros mismos”. (SJ, 62)
En esos primeros años, y luego que pasara el momento primero de idealización, tuvo Merton que reordenar su vida interior, y encontrarse de nuevo a sí mismo, su verdadero yo, su verdadera identidad, revisando sus prioridades y mirando más allá de lo inmediato, a un horizonte trascendente e inmanente al mismo tiempo.
También es crítico frente a cierta teología, y comentando sobre dos escritores rusos escribe: “Me pregunto si, después de todo, nuestra cautela teológica no es señal de una frialdad de corazón, de una terrible esterilidad nacida del temor o la desesperación. Estos dos hombres se atrevieron a equivocarse y corrieron el peligro de ser condenados por todas las Iglesias para poder decir, entre sus afirmaciones erróneas, algo grande y digno de Dios” . Resalta la vocación creadora del hombre, la necesidad de ser creativos, y afirma: “por nada del mundo puedo darme el lujo de estar pasivo en este lugar”. Esto lo dice un contemplativo, que ama el silencio y la soledad, que se queja de la hiperactividad del monasterio; pero aquí habla de otra actividad, la del Espíritu: “Hay cosas que cada uno ha de elaborar, siempre de nuevo, por sí mismo” . Es importante buscar y discernir la voluntad de Dios, y cooperar con ella; esta voluntad no es un hado irremediable al que tenemos que someternos, sino “un acto creativo en nuestra vida que da lugar a algo absolutamente nuevo” . De ahí que considerándose un hombre de Iglesia, diga a su vez que esto supone ser plenamente él mismo, y no mero número. Se trata de ser “plenamente responsable y libre ante Dios” .
En septiembre de 1959 anda en busca de “una nueva dirección”, de “nuevos horizontes”, en cualquier dirección en la que apunte la voluntad de Dios, que es para él como un despliegue de posibilidades nuevas; le toca a él “empujar hacia adelante, crecer interiormente, orar, romper las ataduras y desafiar los temores, crecer en la fe, que tiene su propia soledad, buscar una perspectiva totalmente nueva y una nueva dimensión en mi vida” . Este es el talante inquieto, osado y creativo que estará presente hasta el final de la vida de Merton, que nunca deja de ser un hombre de preguntas, que se cuestiona y cuestiona cuanto le rodea, no con un afán iconoclasta, sino como un auténtico buscador de verdad .
NOTAS:
“Pregunté al padre abad acerca de las causas de la santidad del hermano Gregory. Yo no tenía ni la menor idea de la respuesta que se me iba a dar. Me hubiera hecho feliz oír hablar de algo relacionado con el profundo y sencillo espíritu de oración, con las insospechadas alturas de la fe, la pureza de corazón, el silencio interior, la soledad y el amor a Dios. Tal vez el hermano Gregory habló con las aves, como San Francisco. Pero el padre abad me contestó prontamente: Ese hermano estaba siempre trabajando. No sabía lo que era estar ocioso. Si lo enviaba a cuidar las vacas en la pradera, siempre encontraba otras muchas cosas que hacer. Por ejemplo, traía a la casa cubos llenos de mora. No sabía estarse sin hacer nada. Al salir del cuarto del abad me sentí como un hombre que hubiera perdido un tren”. SJ, 108.
Coincide con un monje que visita el monasterio, cuando afirma: “No cree que se de gloria a Dios con las empalagosas melosidades a las que la gente califica de arte religioso”. SJ, 102. Como muestra de la comprensión estética de TM, “El arte sagrado y la vida espiritual”, en Humanismo cristiano: cuestiones disputadas, Barcelona, Kairós, 2001, 93-105.
DI, 185. En CEC, 111 también dice: “A veces puede ser necesario que vayamos contra las normas sociales para obedecer a las normas reales del bien objetivo según la palabra directa de Dios”.
CEC, 68: “La fe cristiana es un principio de interrogación y lucha antes de llegar a ser un principio de certidumbre. Hay que dudar y rechazar todo lo demás para creer firmemente en Cristo y después que se ha empezado a creer, hay que poner a prueba y purificar nuestra fe”.
2 comentarios:
Cuando nos preguntamos dónde estamos, dónde vamos , con quién estamos , quiénes somos....mil preguntas para nuestro pensamiento que buscamos en un camino de Esperanza , Ilusión , Alegría, Amor , Fraternidad.... y Fe. Es un constante crecimiento espiritual que solo Cristo nos da una respuesta sencilla " Ama y serás amado " ......pregúntame y te daré una respuesta, búscame y me encontrarás!!! Un saludo
Creo que la humanidad de Merton, y la espiritualidad es inmanente a lo humano, tiene una singularidad especial que la hace atrayente en muchos aspectos, y que la convierte también en una buena “guía de viaje” para todos los que continuamos haciendo el camino.
En este fragmento de tu trabajo de licenciatura hace una buena exposición de las facetas de las espiritualidad mertoniana, Manuel. Sobresaliente tu estudio.
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