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sábado, 17 de diciembre de 2011

ADVIENTO en Thomas MERTON

Si Adviento significa espera, esperanza, confianza, corazón abierto, entrega generosa, abandono, y muchas cosas más, entonces ciertos pasajes escritos de la obra de Merton son especialmente significativos para este tiempo, litúrgico sí, pero sobre todo espiritual, emocional, porque cae justamente en el cambio de año, cuando siempre tomamos consciencia de la necesidad de ser transformados y de la urgencia de disponernos siempre al cambio interior para crecer.

En este sentido, digo, varios textos de TM son propicios para disponer el espíritu, y particularmente significaría uno, que podemos encontrar en el recién reeditado “Conjeturas de un espectador culpable” (o en los “Diarios”). Me refiero a lo que escribe Merton luego de la “epifanía de Louisville”, ese canto humanista en el que proclama: “Es glorioso destino ser miembro de la raza humana”.

También invitaría a leer el epílogo de “El signo de Jonás”, titulado “Vigilante contra el fuego”, que es todo un canto a la confianza, a estar vigilantes en medio de la noche. Ahí escribe:
“No hay una hoja de la que Tú no cuides. No hay un grito que Tú no hayas escuchado antes de que fuera proferido. No hay agua entre las rocas que no haya sido escondida allí por tu sabiduría. No hay manantial oculto que no haya sido ocultado por Ti. No hay cañada para una casa solitaria que no haya sido pensada por Ti con ese fin. No hay un solo hombre en este acre de arbolado que no haya sido hecho por Ti para ocuparlo.

Pero hay mayor consuelo en la realidad del silencio que en la mera respuesta a una pregunta. La eternidad está en el presente. La eternidad se encuentra en la palma de la mano. La eternidad es una semilla de fuego cuyas imprevisibles raíces rompen las barreras que impiden a mi corazón ser un abismo”.

Escribe aquí Merton una corta frase que me parece ideal para describir esta espera interior: “La mano está abierta. El corazón está mudo. El alma que mantiene unida mi sustancia, como una dura gema en el hueco de mi propio ser, se rendirá algún día de manera total”.

1 comentario:

San dijo...

Gracias, Manuel, por acercarnos al Adviento con Merton, y por facilitarnos una práctica guía de lecturas, y páginas de su obra, alusivas a este tiempo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.