Seguidores

viernes, 13 de enero de 2012

LIBERTAD

“La vida en el desierto fue una vida de inconformismo, fue una protesta. Decir esto ahora es un lugar común, pero fueron los protestantes, como Harnack, quienes lo dijeron. En el desierto, la gente protestaba contra la unión, bajo Constantino, de la Iglesia y el Imperio. Cuando la Iglesia llegó a convertirse en una institución respetable, la gente comenzó a exiliarse en el desierto; y lo razonaban diciendo que, como ya o había más martirios, tenían que sufrir de alguna otra manera. Pero en realidad querían irse porque pensaban que las cosas ya no eran auténticas. Estaban, por cierto, tratando de distanciarse de los obispos, un hecho que la propaganda jamás admitió. San Atanasio se involucró con los monjes y, contra su voluntad, fueron todos arrastrados a la estructura para que colaboraban en la lucha contra los arrianos. Así, se encontraron una vez más en el establishment. Los monjes egipcios estaban muy involucrados en la política, y, con Orígenes, la situación cobró contornos mucho más siniestros.
Pero los monjes sirios se mantuvieron al margen de esas luchas, al igual que numerosos grupos que tenían poco que ver con el resto de la Iglesia. Naturalmente, los historiadores ponen en sordina todo esto. La realidad ha sido enteramente tergiversada. Los monjes fueron los grandes defensores de la ortodoxia. Es a esto, al hecho de que estamos viviendo en una sociedad atrapada, a lo que tenemos que estar atentos.
Esta sociedad bloquea el cambio cualitativo a la par que fomenta el cambio cuantitativo. Productos nuevos, nuevos artilugios aparecen por doquier. Podemos comprar más y cosas más variadas, y muy pronto reemplazarlas por otras porque se vuelven obsoletas tan rápidamente. Nunca el género humano ha estado tan cosificado y sometido a una situación predeterminada como lo está hoy…
La sociedad de hoy también admite el cambio, pero neutraliza la protesta y puede, en gran medida, absorberla. Así que los esfuerzos de paz, por mucho que se remueva y agite el avispero, no van a cambiar nada. La gente está empezando a darse cuenta de ello, y a desesperarse, porque es una situación terrible. Si ustedes tienen conciencia de este hecho, se darán cuenta de lo indefensos que estamos en realidad. Y en cuanto a nosotros (los consagrados), nos encontramos en un doble atolladero, porque no sólo estamos resistiendo a una estructura conservadora que es la nuestra sino que, aun cuando saliéramos de ella, seguiríamos estando en otra que tampoco es libre. Necesitamos saber exactamente en qué medida podemos vivir nuestra propia vida”.
(TM, Los manantiales de la contemplación, 134-135)

1 comentario:

San dijo...

Imprescindible libertad, a lo largo de la historia exigida y conquistada, buscada y alcanzada, soñada y encontrada. Y sagrada libertad, al ser humana. Así la canta Nacha Guevara en una preciosa canción:
Por el pájaro enjaulado.
Por el pez en la pecera.
Por mi amigo, que está preso
porque ha dicho lo que piensa.
Por las flores arrancadas.
Por la hierba pisoteada.
Por los árboles podados.
Por los cuerpos torturados
yo te nombro, Libertad.

Por los dientes apretados.
Por la rabia contenida.
Por el nudo en la garganta.
Por las bocas que no cantan.
Por el beso clandestino.
Por el verso censurado.
Por el joven exilado.
Por los nombres prohibidos
yo te nombro, Libertad.

Te nombro en nombre de todos
por tu nombre verdadero.
Te nombro y cuando oscurece,
cuando nadie me ve,
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad.
Tu nombre verdadero,
tu nombre y otros nombres
que no nombro por temor.

Por la idea perseguida.
Por los golpes recibidos.
Por aquel que no resiste.
Por aquellos que se esconden.
Por el miedo que te tienen.
Por tus pasos que vigilan.
Por la forma en que te atacan.
Por los hijos que te matan
yo te nombro, Libertad.

Por las tierras invadidas.
Por los pueblos conquistados.
Por la gente sometida.
Por los hombres explotados.
Por los muertos en la hoguera.
Por el justo ajusticiado.
Por el héroe asesinado.
Por los fuegos apagados
yo te nombro, Libertad.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.