Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 5 de enero de 2012
PROFETAS
“Todos los movimientos así llamados proféticos hoy en día son falsos porque simplemente encajan de uno u otro modo en la estructura de la sociedad. El gran problema que ahora tenemos que enfrentar es que vivimos en una sociedad que incorpora en su seno el disenso. En otras palabras, la tesis que sustenta esta posición es que estamos viviendo en una sociedad totalitaria. No es fascista en el sentido político, pero sí lo es en la forma en que está económicamente organizada. Está organizada para el lucro y para el mercadeo. En esa maquinaria, no hay verdadera libertad”.
Y luego, dentro de ese contexto, está también la vida religiosa, y TM se pregunta qué lugar ocupa en esta sociedad predeterminada, ocupamos un espacio en la prensa por cuestiones accidentales, y nuestros gestos son parte de la misma dinámica social. La respuesta ya no es aislarse o segregarse:
“Recordemos la historia de la profecía, el Antiguo Testamento. Uno de los momentos decisivos en la vida del profeta Abraham es cuando le dicen: “Vete de tu tierra”: El profeta tiene que salir de cierto tipo de sociedad o estructura social. Para ser un profeta es necesario ponerse en las manos de Dios, y continuar a partir de ese momento. Moisés y el pueblo elegido tuvieron que salir de la estructura egipcia. Nada se dice de que Egipto haya sido un país inmoral. No era necesariamente peor que ningún otro país. Pero el pueblo tuvo que salir porque no era libre, porque alguien les estaba ordenando lo que tenían que hacer. Alguien determinaba enteramente la vida de ellos. La palabra para ese estado de cosas es alienación…”.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
1 comentario:
Tierra…Poder…Estructuras…Libertad…Profetas.
Merton, una vez más, y sin caducidad en el presente, ahonda en un tema importante. El profeta no es un adivino que “ve” el futuro, sino un hombre libre y de fe que ve el presente, y alzan su voz de protesta por la justicia, por el mal uso de tradiciones y creencias. El profeta penetra el presente, lo ve con ojos de fe y a veces grita y protesta, y a veces consuela y anima. Los profetas de Israel son perturbadores del presente y no adivinos. A los profetas no los mataban o encarcelaban por anunciar el futuro, sino por denunciar el presente. Jesús sabía lo que era un profeta. Conoció al último del Antiguo Testamento, y se bautizó ante su presencia. Y comprobó que el poder no los aguanta. Sin duda, aguantar a un profeta es molestísimo. Y el poder, que es muy sabio, o los mata o los incorpora a la nómina para que se callen.
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