ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA PERSONA HUMANA...2
1. La mayoría de nosotros, sin embargo, ha percibido que el amor que los demás nos ofrecen es siempre condicional, que se manifiesta cuando satisfacemos sus condiciones y desaparece cuando dejamos de hacerlo. Así, concluimos (aprendemos) que lo que somos está condicionado por lo que hacemos y sus resultados. Concluimos entonces que nuestro valor está, de cierto modo, fuera de nosotros mismos. Dentro no hay motivo alguno para el amor, el aprecio, la estima; no hay ocasión para la celebración.
2. Cuando el merecer el amor es cuestión de aprobar exámenes y satisfacer condiciones, comenzamos a experimentar más fracasos que éxitos. Y ante la experiencia del fracaso repetido, aparecen el conflicto, el miedo, la frustración, el dolor y, por último, alguna forma de auto rechazo o aborrecimiento. Así pasamos el resto de nuestra vida intentando escapar de ese sufrimiento a través de alguna estratagema: adoptamos apariencias que agraden a los demás y nos proporcionen la aceptación que buscamos, renunciamos a ser nosotros mismos y jugamos a ser alguien distinto, alguien digno de reconocimiento y amor.
3. Todos tenemos en nuestro interior muchas cosas que nos gustaría compartir: tenemos nuestro pasado secreto, nuestras secretas vergüenzas y sueños fallidos; pero, por muy grande que sea esa necesidad y deseo de compartir, nos frenan nuestros temores y los riesgos que ello supondría. Nada me hace más ser quien soy que todo eso que escondo, pero al mismo tiempo algo me frena: ¿Qué pensarán los otros de todo eso? La persona que tiene una buena imagen de sí misma, que se acepta a sí misma real y verdaderamente, tendrá mucho adelantado cuando enfrente este dilema.
4. El valor de los recuerdos: las personas estamos hechas de recuerdos. La mitad de lo que somos está determinado por nuestros recuerdos. Lo que sucede hoy es el recuerdo de mañana. La bondad, el aliento o la solidaridad que invirtamos en otra persona será una inversión para siempre. Unos recuerdos simplemente suceden , otros deben planificarse. A veces es bueno planificar cosas buenas en nuestra vida, porque la mitad de lo que somos está determinada por los recuerdos que llevamos dentro.
(Notas tomadas a partir de la lectura de John Powell)
Ser parte de todo...
¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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