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sábado, 18 de octubre de 2008

Santidad y constancia.

Vuelvo con el tema de la santidad, clave para mí a la hora de acercarme a Merton, y a otras figuras importantes de la espiritualidad cristiana. Me gustaría trabajar este tema en mi tesina de licenciatura, por eso estoy dándole vueltas, y agradecería ademas cualquier comentario o sugerencia al respecto. Thomas Merton tiene este libro, que titula "Vida y Santidad", en el que comparte con bastante claridad su visión del tema en un momento de cambio para la Iglesia.


"Es verdad que la santidad cristiana es la santidad de Cristo en nosotros, pero ello no significa que el Espíritu Santo vaya a hacer su obra en nosotros si nosotros nos mantenemos absolutamente pasivos e inertes. No hay vida espiritual sin constante lucha y conflicto interior. Un conflicto que es tanto más difícil de afrontar cuanto que es oculto, misterioso, y a veces casi imposible de comprender. Todo cristiano responsable está dispuesto a hacer algunos sacrificios iniciales. No es difícil empezar bien. Lo dificil es proseguir, llevar adelante la obra comenzada y perseverar en ella los años que haga falta, hasta el final. El esfuerzo de la fe es demasiado grande, y la carga que supone para nuestro pobre amor es demasiado pesada, o al menos tememos que lo sea. No comprendemos el significado de la cruz y la seriedad de nuestra vocación de morir con Cristo para resucitar con Él a una vida nueva. Es absolutamente cierto que morimos con Él en el bautismo y resucitamos de entre los muertos, pero se trata tan sólo del principio de toda una serie de muertes y resurrecciones.No nos convertimos una única vez en nuestra vida, sino muchas veces, y esta interminable serie de grandes y pequeñas conversiones, de revoluciones interiores, desemboca finalmente en nuestra transformación en Cristo".




Thomas Merton, "Vida y santidad".

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No es la santidad un asunto del que ya nadie habla o que resulta algo inalcanzable e incapáz de inspirar? No es un desafío, simplemente lo que suelo pensar a menudo, cuando escucho a alguien hablar de los santos.

Anónimo dijo...

Amigo anónimo sólo quería aportare tres cosas a tu comentario. Primero: en el mundo que vivimos hoy nadie que hable de santidad será famoso porque, al igual que muchas otras cosas, no es mercadería y por lo tanto no existe. Segundo: La santidad, como la entiende Merton, está a infinita distancia de imágenes edulcoradas, conductas pasivas y el confort anestésico. Tercero: Si investigas el tema de forma seria, verás que es más profundo de lo que se cree (más allá de los lógicos y respetables acuerdos y desacuerdos). Saludos.

Anónimo dijo...

Creo que la misma Iglesia ha devaluado un poco la santidad, poniéndonos unos modelos acaramelados que no provocan.Pero la llamada a ser santos sigue estando ahí, y Merton es uno de los que nos recuerda por donde va la cosa. A pesar de mis limitaciones personales, sino pensando en la santidad como la meta de mi vida.
Alberto.

Anónimo dijo...

La santidad es meta para todos los que seguimos el camino de Cristo.
El punto de partida será salir del autoengaño y la hipocresía, que no permite redimirnos de las ataduras que nos aislan del amor.
La santidad, como cualquier experiencia positiva, requiere la valentía.
SAN

Anónimo dijo...

¿Es posible presentar la santidad a los hombres y mujeres de este siglo con los mismos modelos y el mismo lenguaje con que se ha venido haciendo hasta ahora?
Yo creo que los cristianos somos tercos y nos aferramos, no siempre en sentido positivo Nos cuesta aprender de la historia, de nuestra historia como iglesia.
Por eso es importante abrir espacios para presentar la santidad como proyecto de vida cristiano.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.