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lunes, 2 de abril de 2012

SER YO MISMO

“Debemos reconocer con tristeza la amarga verdad de que la vida de muchos monjes y de muchas mujeres devotas, y la de muchas otras personas dedicadas, es una vida de total alienación en el sentido de que se trata de un sometimiento legal a cosas a las que quizá no debieran haberse sometido, y un fracaso al cumplimiento de las potencialidades que el monasterio debería permitirles llevar a cabo”.

“El monje es una persona que ha alcanzado, o está a punto de alcanzar, o persigue alcanzar, un despertar completo. Se ubica en el centro de la sociedad como alguien que ha obtenido el despertar, alguien que conoce la meta. No es que haya adquirido información poco usual o esotérica, sino que ha experimentado el fondo de su propio ser de modo tal que conoce el secreto de la liberación y puede de alguna manera comunicárselo a otras personas”. (DA, 295)

Terapia monástica (Adam Perseigne, siglo XII): Uno acude al monasterio, en primer lugar, a ser curado. El período de formación monástica es un período de convalecencia, de curación. Cuando uno hace su profesión ya ha pasado su convalecencia y está listo para ser educado de una forma nueva, la educación del hombre nuevo. Todo el propósito de la vida monástica se resume en enseñar a los hombres a vivir por el amor… el cambio de un amor egocéntrico por un amor expansivo, altercéntrico”. (Cuando esta transformación tiene lugar la disolución del ego individual, emergiendo la persona cristiana, que ya no es únicamente el individuo, sino Cristo morando en cada uno). “Así, en cada uno de nosotros la persona cristiana es aquella que está completamente abierta a todas las demás personas, porque en última instancia todas las demás personas son Cristo”. (DA, 295-296)

“Las cosas que están en la superficie son nada, lo que está en lo profundo es lo real. Somos criaturas del amor”. (DA, 281)


“Este es el oficio peculiar del monje en el mundo moderno, mantener viva la experiencia contemplativa y mantener abierto el camino que permita al hombre tecnologizado y moderno recobrar la integridad de su yo interior más profundo”. (DA, 278)

“He venido como un peregrino… para beber de las fuentes antiguas de la visión y la experiencia. No pretendo solo aprender más (cuantitativamente) sobre religión y vida monástica, sino para ser yo mismo un monje mejor y más iluminado (cualitativamente).
Estoy convencido de que la comunicación en profundidad, atravesando las líneas divisorias que hasta ahora han separado a las tradiciones religiosas y monásticas, no solamente es posible y deseable ahora, sino mucho más importante para el destino del hombre del siglo XX”. (DA, 274)


(Todos estos textos pertenecen a “Diario de Asia”, de Thomas Merton, editado en español por Trotta, 2000)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Ser yo mismo” dentro de la estructura, cánones y organización de la iglesia católica es poco menos que imposible. La libertad de conciencia es un término que está fuera del diccionario doctrinal de la institución vaticana. De la misma forma que la vida real, la que viven los seres humanos reales, tiene poco o nada que ver con el mundo encapsulado e irreal en el que se aíslan los profesionales (clero y congregaciones). Se decía en una famosa serie televisiva “la verdad está ahí fuera”. Exacto, la verdad de la vida real está fuera de los muros físicos y mentales en los que son aislados y sometidos los que, paradójica y contradictoriamente, van a anunciar al que da vida en abundancia. Y todo por cuestión de control y dominio: es muy fácil gobernar a aquellos a los que se aísla del mundo y de sus propios sentimientos. A aquellos que dejan de ser “ellos mismos”. Hasta incluso, con una estrategia inteligente (de eficacia constatada por los siglos) y unas tácticas psicológicas oportunas (también probadamente eficaces), esas personas pueden llegar a creer sentirse felices. Lo que no cabe duda es que no viven realmente. Vivir es otra cosa. La prueba es que los que van más allá, los que se liberan de miedos diversos, presiones varias, y su conciencia o su inteligencia les ayuda a desanudar todo el complejo sistema de redes que, para controlarlos, han tejido en torno a su corazón y a su cerebro, empiezan una travesía que les desembarca en puerto real: el mundo y el hombre del siglo XXI.
Es posible que algunos identifiquen la figura de Benedicto, con toda su corte de mitrados, con algún espíritu (sin duda vuelan muchos espíritus en el aire), pero también somos muchos (no entraré en comparaciones de número, aunque pudiera favorecernos) los que no lo asociamos al Espíritu, y menos aún al de Cristo. Simplemente porque por “sus obras les conoceréis”, no por sus palabras, por muy bonitas y celestiales que suenen. Y las palabritas de los papas y los altos funcionarios del gobierno eclesiástico se alejan bastante de la praxis que emana del mensaje original evangélico. Se olvidan de que Jesús es verbo, no sustantivo.
Cómo creer en la autenticidad de sus deseos para Cuba y los cubanos, cuando la praxis vaticana es la que es, y está probada geográfica y temporalmente, a lo largo de la historia universal. ¡Por favor, señores, un poco de coherencia y respeto con el Cristo vivo!
Cuando se emite un juicio disconforme con la opinión de la jerarquía eclesiástica, los obispos esgrimen un complejo de persecución. Se sienten perseguidos por el perverso laicismo que siempre está al acecho del momento en que pueda anular la doctrina de la Iglesia.
La Iglesia se arroga el papel de dominadora de las conciencias y cuando alguien se revela contra ese dominio se le aparta de su comunión, de su pertenencia y se le arroja a la cuneta donde yacen todas las víctimas que han sufrido el maltrato eclesial a lo largo de la historia.
Los humanos no entendemos hoy la dignidad de nuestra existencia sin conformarla desde la libertad como derecho irrenunciable. Nadie nos puede arrebatar ese derecho. Hemos sufrido dictaduras terribles que nos ahorcaron el pensamiento, la iniciativa. No estamos dispuestos a que ninguna otra dictadura nos arrebate lo que tanto nos ha costado conseguir.
Cuando las mitras se empeñan en destruir los derechos humanos más elementales no se tienen que extrañar de la lejanía que el hombre marca entre su doctrina y su quehacer. Los obispos deben ser conscientes de que cuando se despojan de sus mitras, los demás constatamos que están huecas.
¿Defensa de libertadas por los redactores de un magisterio inapelable y dictatorial? Pues no, simplemente reclamo de más libertadas para que la institución católica obtenga una mayor influencia y privilegios en la sociedad civil. Se trata, simple y llanamente, de pactar con los gobiernos políticos para obtener más beneficios económicos y más dominio social.
Ángel

J.A. dijo...

Palabras textuales pronunciadas por Benedicto XV hoy en la homilía de Jueves Santo, y retransmitidas por diversos medios audiovisuales:
“…y en cuanto a la ordenación de las mujeres, ya dijo el beato Juan Pablo II, de forma irrevocable, que la Iglesia no ha recibido autorización del Señor para esto…”
Además de similar argumentación para la perpetua negación del acceso a recibir la Comunión a los divorciados.
Ante esto cabe preguntarse cuál es la ausencia que afecta papa: ¿le falta el Espíritu, la inteligencia o la vergüenza? ¿O tal vez las tres? Y con estas lindezas intelectuales y espirituales a quién le puede parecer maestro espiritual y representante de Cristo este hombre.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.