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miércoles, 9 de abril de 2008

Santidad, comunidad y lenguaje.


Tres aspectos de la espiritualidad y práctica cristiana han suscitado siempre mi atención, y en torno a ellos he meditado durante mucho tiempo, tratando de encontrar nuevas luces que me permitan comprender mejor la senda por la que intento llegar a la Verdad. En las muy diversas etapas de mi camino estas cuestiones se han ido desarrollando y cambiando de rostro, pero conservando siempre un núcleo esencial; se ha ido enriqueciendo también mi comprensión de ellas, y he visto que a fin de cuentas no son sino una misma realidad. Todos buscamos lo mismo, aunque por diversos caminos, y tal vez mi búsqueda personal contribuya en alguna medida a la búsqueda de otros, a pesar de mi pobreza y mis límites. Esa es una de las razones de este blog: compartir mi camino, que además se enriquece notablemente con cada uno de ustedes. Los dones de los amigos suplen nuestras carencias, y nos muestras mejores ante los demás.
Pero en fin, vuelvo a lo que comentaba al inicio. Los tres temas en los que se ha centrado mi reflexión a lo largo de los últimos años son estos:
1- La santidad: Con esta palabra me refiero a la plenitud de vida que anunció Jesús. No es un término esencialmente moral, como lo entiende la mayoría de las personas: ser buenos. Incluye la bondad, pero es mucho más que eso. Es la “vida en abundancia”, es la iluminación, es la paz, la compasión. El santo es otro Cristo. Santidad refiere a la esencia y comprensión del mensaje de Jesús. Me pregunta: ¿Es la santidad posible o es una meta inalcanzable en este mundo? ¿Es sólo un hermoso ideal o refiere a una realidad concreta, que es posible vivir?
2- La Comunidad: Es la realización concreta de la santidad. Es la vivencia de la enseñanza de Jesús. Es la estructura que sostiene el ideal. Es juntarse para hacer concreto un sueño. La vida religiosa en la Iglesia surge por esto, pero también hay otros intentos de realizar la comunidad. La familia, los movimientos, las comunas, etc. Como pertenezco a una familia religiosa, y palpo desde dentro la realidad que esta vive intento “comprender” y ayudar de algún modo a superar la crisis de identidad y propósito que hoy nos agobia.
3- El lenguaje: Hablo aquí de la manera de comunicar lo que creemos y vivimos, de unos códigos para que puedan los otros recibir nuestro mensaje y que este sea comprensible. Es la manera de definir lo que somos, de comunicarlo, de trasmitirlo.

En otras palabras, podría decir que santidad es lo que creo, comunidad lo que vivo y lenguaje lo que digo. Ahora mismo tengo claro que las palabras anteriores son insuficientes, que no dicen lo que tengo adentro, pero son un primer intento de sistematizar, de poner en letras lo que vengo meditando. He leído mucho sobre estos temas, en particular sobre lo primero y tercero, pues de lo segundo me dejo llevar más por la propia vivencia, aunque he leído también. Así he podido mirar aquí y allá, e ir asumiendo una mirada propia. Seguro seguiré hablando sobre esto en otra ocasión.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece interesante la reflexión que haces, y las coordenadas que sigues para entender tu camino espiritual. Esperaré otras reflexiones sobre el tema, e intentaré, motivado por lo que dices, hacer mi propia síntesis. Gracias, Manuel.

Inés García, aci dijo...

Gracias por ayudarnos con estas reflexiones a los que pasamos por aquí.

La Eucaristía es una fuente inagotable para vivir la comunidad en misión y para la misión, creo que es una manera de querer vivir los tres aspectos de la espiritualidad que ud. menciona.

Inés

Profeballa dijo...

Temo que la comunidad destruya la dignidad de la persona, si la comunidad no està al servicio de la persona no podemos pertenecer a ella...

Manuel dijo...

Cuando se acerca una persona interesada en la vida religiosa me gusta siempre hablarle de las dificultades de la vida en común, pues creo es es el obstáculo que más cuesta vencer. Las "cautelas" de San Juan de la Cruz son geniales para aprender a vivir en comunidad, que no es lo mismo que vivir en común, y ciertamente si no es la "comunidad" en el sentido en que la pensó Jesús, entonces no es humanizadora y redentora, sino todo lo contrario.

Anónimo dijo...

GRacias !! Si, lo tengo siempre en mis oraciones anotado en mi lista ya!

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.