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sábado, 5 de diciembre de 2009

SER CONSCIENTES

Hay cosas de las que disponemos las veinticuatro horas del día, pero depende de nosotros el poder disfrutarlas. El aire fresco está a nuestra disposición las veinticuatro horas del día. Pero la pregunta es si somos conscientes de su existencia y tenemos tiempo para disfrutar de él. No podemos culparlo de no estar ahí. Debemos mirar atrás para averiguar si aprovechamos la oportunidad y el tiempo para ser conscientes de él y disfrutarlo. Una de las condiciones que nos ayuda a que seamos libres de gozar de lo que está a nuestro alcance, es nuestra capacidad de ser conscientes. Si no lo somos, nada estará presente. No podremos gozar de la belleza del sol, del aire fresco, de las estrellas, la luna, las gentes, los animales ni los árboles.

Hay un escritor francés llamado André Gide que dijo que Dios está a nuestro alcance las veinticuatro horas del día. Dios es felicidad. Dios es paz. ¿Por qué no gozamos de Él? Porque no somos libres. Porque nuestra mente no está ahí. No tenemos la capacidad de sentirlo o de disfrutar de Él o Ella. La práctica de ser conscientes nos ayuda a ser libres para gozar de lo que tenemos”.


Tich Nhat Hanh.
Volviendo a casa”. Oniro, 2001.

2 comentarios:

San dijo...

Qué importante y qué maravilla ser conscientes de Dios, la Realidad que Es, en todo. Más allá incluso de las formas que se adopten y de los modos como se le nombre, nos hallamos en Dios y no podemos estar fuera de Él.
Muchas veces, y en múltiples situaciones, caemos en la inconsciencia de hacer de Dios un Ser separado del mundo, habitante de una “realidad paralela” perfecta y feliz, de la que este mundo sería sólo un reflejo opaco.
Ojalá nos decidamos a dar el salto para gozar de la salvación, que es penetrar en la Unidad infinita de Dios. Rumi lo expresa así:
“En el principio fuiste mineral,
después te volviste planta;
luego te convertiste en animal:
¿cómo ibas a ignorarlo?
Después te volviste hombre.
Cuando hayas trascendido la condición de hombre,
te convertirás, sin la menor duda, en ángel.
Supera incluso la condición angélica:
penetra en el océano, para que de gota de agua
puedas transmutarte en mar…”
O, como dice Melloni: “hay una infinita Realidad todavía por desvelar, que el ser humano se halla sólo en el inicio de sus posibilidades…, y que a cuanta más realidad nos abrimos, descubrimos que todos estamos en todos, todos somos todos, tanto como Él lo está en todo y en todos, porque Él lo es todo”.

Maria de los Angeles dijo...

Hay un autor muy conocido Eckhart Tolle que habla del aqui y ahora, que lo unico que vale es el presente, que es eterno y permanente, y dice cosas similares a este post.
Muchas gracias, como de costumbre un placer leerle.
Maria de los Angeles

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.