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sábado, 3 de abril de 2010

EL DON DE LA PASCUA

"El don de la Pascua es un gran silencio, una inmensa tranquilidad y un limpio sabor en el alma. Es el sabor del cielo, pero no el cielo de alguna exaltación desaforada. La visión pascual no es turbulenta ni embriaga el espíritu, sino que consiste en un descubrimiento del orden sobre todo orden, un descubrimiento de Dios y de todas las cosas en Él. Es un vino que no emborracha, una alegría sin ningún veneno oculto en ella. Es vida sin muerte. Al saborearla un momento, nos sentimos capaces, brevemente, de ver y de vivir todas las cosas, según su propia verdad, y de poseerlas en su sustancia que se halla oculta en Dios, más allá de todo sentido. El deseo se aferra en vano al aspecto exterior y al accidente de las cosas, pero la caridad las posee en la sencilla profundidad de Dios.
¡Si la misa pudiera ser cada día lo que es en la mañana de Pascua!
¡Si las oraciones pudiesen ser siempre tan claras, si el Cristo resucitado pudiese brillar siempre en mi corazón, a mi alrededor y ante mí, en Su sencillez pascual!
Porque en Su sencillez está nuestra fiesta; éste es el pan sin levadura que es maná y pan del cielo; esta pureza, esta libertad, esta sinceridad pascual.
¡Oh, Dios mío, qué puedo hacer para convencerte de que anhelo Tu verdad y Tu sencillez, para compartir tu infinita sinceridad, que es el espejo de Tu Verdadero Ser; y es Tu Segunda Persona!
Sólo los pequeños pueden ver a Jesús. Es demasiado sencillo para que pueda comprenderlo cualquier inteligencia creada. A veces gustamos de un reflejo de la clara Luz que es la Vida en todas las cosas: bautismo, primera misa, mañana de Pascua. Danos siempre este pan del cielo. Dadnos a beber siempre de esta agua para que nunca más tengamos sed".

Thomas Merton. (9 de abril de 1950)

5 comentarios:

Inés García, aci dijo...

Que el Señor Resucitado nos de a gustar internamente la fe, la paz, la alegría y consolación que transmite TM en este texto, y muy felices pascuas en la paz de Cristo,
ines

Gizatar dijo...

¡Feliz Pascua!

San dijo...

Qué buen regalo de Pascua estas palabras de Merton que, con la grandeza de la sencillez, no invitan a participar de una experiencia única: sentir la presencia del Cristo Vivo en el corazón de cuanto vive y hace vivir, amándolo en el corazón de la vida.

Anónimo dijo...

Querido manuel:

Que bueno leer tus entradas nuevamente en los dos blogs. Feliz Pascua ! No pierdas la costumbre de seguir alimentandonos espiritualmente a traves de los blogs.
Un abrazo en la distancia,

Felix

Carmen dijo...

Saludos Padre Manuel y ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Carmen

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.