Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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sábado, 17 de marzo de 2012
THOMAS MERTON. Cartas a MILOSZ.
(6 dic 1958)
“Me resulta intolerable sentir que me he mantenido demasiado lejos de los problemas reales de mi época en una especie de devoto desapego que es un lujo indefendible”.
“En el silencio y en el sufrimiento, en el esfuerzo desgarrador por ser honestos en medio de la deshonestidad (más que todo nuestra propia deshonestidad), en todo esto está la victoria. Es Cristo en nosotros quien nos conduce a través de la oscuridad hacia una luz de la cual no tenemos idea y que sólo puede ser encontrada al atravesar por una aparente desesperación”.
(28 febrero 1959)
“Cada vez estoy más y más convencido de que es una obligación tanto religiosa como civil estar descontento ante las respuestas prefabricadas, sin que importe de donde provengan”.
“Creo que los estereotipos volubles que se elaboran sobre la voluntad de Dios son suficientes como para hacer que uno pierda su fe”.
“En la medida en que somos Cristo, somos nuestra propia Providencia. Entonces la cosa no consiste en batallar para resolver las leyes de una fuerza misteriosa extraña a nosotros y totalmente externa a nosotros, sino en recobrar lo que es más íntimo de nuestro ser, la profundidad misma de nuestro ser”.
“Ya reflexioné mucho sobre el tipo de persona que otros supusieron que yo debía ser. Estoy llegando a una feliz y peligrosa edad donde sobre todo quiero pulverizar aquella imagen”.
(21 de mayo de 1959)
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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2 comentarios:
J.Mª Castillo en una reflexión lúcida y coherente con el Jesús del Evangelio. Publicada en la fiesta de las manidas “vocaciones”. Así escribe:
Escribo esta breve reflexión el día de san José. Hoy se celebra en la Iglesia el “Día del Seminario”, el día de las vocaciones sacerdotales.
Esta Iglesia, que se ve cada día más desorientada. La primera razón está a la vista de todo el mundo: cada día hay menos sacerdotes; y los que van quedando, cada día son más ancianos, con sus lógicas e inevitables limitaciones. Y mientras tanto, los seminarios medio vacíos, algunos casi vacíos y no pocos se han cerrado. Además, una situación como ésta no se arregla en un año. Ni en varios años. La Iglesia se ha metido en un fangal del que no sabemos ni cuándo, ni cómo podrá salir.
Esta situación se tenía, y se podía, haber resuelto hace mucho tiempo. Jesús no instituyó el sacerdocio. Ni en los primeros tiempos de la Iglesia hubo en ella sacerdotes. Había “ministerios”, que tenían un carácter meramente organizativo y administrativo. Y que variaban de unas comunidades a otras. Cada “iglesia” tenía libertad para organizarse como creía que era más conveniente, según las circunstancias y necesidades de cada lugar. Por tanto, no había ninguna necesidad de organizar todo este montaje del clero y de los sacerdotes como administradores de los sacramentos.
¿No podría la Iglesia repensar este estado de cosas muy en serio y tomar decisiones audaces? No hay ninguna cuestión de fe que lo impida. Es un asunto meramente organizativo. Si hubo un tiempo en que la Iglesia funcionó sin clero, ¿por qué no podría hacerlo hoy? Yo tengo la convicción de que el tiempo del clero y de los sacerdotes se está acabando. Pienso, por tanto, que la Iglesia tiene que organizarse de otra manera. Y es evidente que, cuanto antes lo haga, será ganar tiempo. Se podría pensar, como pasos intermedios, en el sacerdocio de las mujeres o de los curas casados. Pero yo creo que, si se piensa con amplitud de miras, todo eso son parches que no van al fondo del problema. Para bien de la Iglesia misma. Y de todos aquellos a los que la Iglesia puede prestar algo de ayuda y ofrecerles una esperanza que tanto necesitamos, vamos a tomar en serio, muy en serio y sin miedo, la forma de salir, cuanto antes, de este estancamiento que no lleva a ninguna parte.
Estimo estas palabras tan interesantes como las de Merton en este fragmento.
José A.
Gracias, amigo, por este excelente texto que enriquece nuestra reflexión. Un abrazo.
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