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lunes, 19 de agosto de 2013

CREER EN LA IGLESIA DEL FUTURO...

"El cristianismo, en el plano en que se desarrolla formando una sociedad, no es en absoluto, en su esencia, ni una monarquía ni una democracia. En este sentido, tiene que desprenderse del régimem monárquico que le fue imposible evitar en el pasado ya que las condiciones iniciales de su desarrollo lo hacían indispensable. Pero ello no quiere decir que tenga que caer bajo un modelo democrático, en el que la multitud impone la ley cuando los notables ya no logran hacerlo. Esto significaría para el cristianismo acelerar aun más su perdición. Sólo la calidad espiritual ha de actuar sobre el destino del cristianismo para que sea fiel a su misión y se perpetue de un modo vivo. La calidad espiritual no es cuestión de número ni de autoridad, aun cuando esta la reivindique para sí o la adulación se la atribuya.
La calidad espiritual, antes de convertirse en luz que ilumina a muchos, se va preparando en la oscuridad del anonimato y a través de realizaciones invisibles. Nace en secreto, crece insensiblemente, se purifica y se pone a prueba a lo largo de la vida, y se congrega y se forja por la fe y por la tenacidad de quienes tienen por misión ponerla de manifiesto a través de lo que van llegando a ser. Aparentemente, y durante largo tiempo, parece que es sin provecho alguno, en pura pérdida, tal como estos discípulos desconocidos e ignorados viven dentro de sí esta germinación, lenta, pero a la vez incesantemente activa, que convierte en útiles todas las circunstancias que encuentran, incluidos los pasos en falso. A veces, da la impresión de que esta sorda operación, absorbiendo a estos cristianos hacia un trabajo inferior, les provoca una especie de parálisis que les aboca a la esterilidad, impidiéndoles cualquier tipo de actividad, incluso aquellas en las que antaño destacaban y les apasionaban. Sin embargo, a través de perseverancias que parecen sin objeto y sin salida, después de rodeos indescifrables, de demoras imprevisibles, poco a poco, los medios necesarios para su misión les van siendo dados... Esta misión saldrá a la luz del día a su tiempo y entonces dará el fruto, con frecuencia entrevisto desde el principio de la vida a raíz de alguna aspiración, aunque infantil, ardiente; verdadera anunciación, que no pudo olvidarse aunque durante largo tiempo hubiese permanecido escondida y pasiva en la memoria, y que, en su momento, no se comprendió en todo su increíble alcance".

Marcel Légaut
"Creer en la Iglesia del futuro"

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.