Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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sábado, 27 de septiembre de 2008
Dios: el centro del propio ser.
Gratitud y misericordia.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Coincidencias.

1- En 1938 es la conversión de Merton al Catolicismo, y su bautizo.
2- En 1948 es la publicación de su obra más conocida, “La montaña de los siete círculos”.
3- En 1958 tiene lugar la Experiencia o “epifanía de Louisville”.
4- En 1968 viaja a Asia y muere. No lo veo como un elemento mágico o como un destino impuesto desde fuera, sino como un misterio, uno más de esos que suelen acompañar nuestra existencia, pues cualquiera podría encontrar coincidencias semejantes en su propia historia personal. Lo importante no es tanto lo que nos sucede, sino lo que hacemos con ello
martes, 23 de septiembre de 2008
Toda realidad es santa, sagrada, espiritual.
“Ernesto Cardenal, que permaneció dos años en Getsemaní (desde el 14 de mayo de 1957, hasta fines de julio de 1959), ha evocado en unas deliciosas páginas el clima fervoroso y alegre de aquella comunidad de novicios tutelada por Merton. Ha trazado también un sugestivo perfil del padre Louis a aquella altura de su vida y ha enumerado los aspectos de su magisterio espiritual que le produjeron un mayor impacto. Merton ejercía una enseñanza socrática, en la que las preguntas a los oyentes y las respuestas de estos constituían un ingrediente esencial. El maestro de novicios hacía gala de un talante juguetón y de un gran sentido del humor: sus charlas, empedradas de chispeantes ocurrencias, suscitaban frecuentes carcajadas de los oyentes, según se puede comprobar en las grabaciones conservadas. Los materiales que preparaba para sus exposiciones eran realmente interesantes y atractivos: Merton les hacía partícipes de muchas de sus lecturas teológicas, de espiritualidad y no en menos medida de las literarias, especialmente de las poéticas. Les presentaba, por ejemplo, la poesía de Rilke, haciéndoles ver la lectura como un encuentro en el que algo estalla y en el que nos convertimos en interlocutores de una conversación o en partícipes de una exploración: el poema nos permite descubrir o comprender algo que no se nos ha alcanzaba o tal vez nos permite articular algo que hasta entonces no éramos capaces de expresar con palabras. Les insistía en la importancia de explorar el silencio, de concebir la oración como una espera silenciosa de la palabra de Dios. Con frecuencia les invitaba a abrir los ojos, ver y dejarse penetrar por la realidad contemplada. Más allá de doctrinas prefabricadas sobre la oración intentaba que cada uno hallase aquel modo de abrirse a Dios que le resultase más sencillo y connatural. Les hacía ver que toda la realidad es santa, sagrada, espiritual. Que la experiencia religiosa no se restringe a una franja limitada de la vida. Consideraba que los tiempos específicos dedicados a la meditación eran un invento jesuítico introducido en el Cister no antes del siglo XIX. Por su parte, prefería remitirse a la tradición benedictina y más allá de ella a los Padres del Desierto: pasearse bajo los árboles y leer despacio un libro que a uno le hace pensar, lo que San Benito llamaba la Lectio Divina era una buena forma de meditar”. (Thomas Merton, de Ramón Cao Martínez, Colección SINERGIA)
En este pasaje que les he compartido del libro que ahora leo pueden encontrar muchas ideas interesantes para la propia búsqueda espiritual, que provienen del magisterio de Merton. Aun les compartiré un poco más en una entrada próxima, pero en la de hoy hay suficiente material para pensar y rumiar. Como siempre he resaltado las palabras o frases que considero esenciales, pero cada uno hará su propia lectura.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Thomas Merton, maestro de novicios.

Tomado de: “Thomas Merton”.
Autor: Ramón Cao Martínez.
Colección Sinergia, 2008.
El texto que les comparto en esta entrada pertenece a un libro del que les hablaba hace unos días. Es una excelente revisión de la vida de TM, que nos permite redescubrir con mirada nueva algunas parcelas de su biografía. Les he puesto en negritas algunas frases que me parecen fundamentales para la comprensión del tema. En especial, creo que Merton se reinventa y supera a sí mismo en la medida en que vive, creciéndose por encima de los obstáculos que su propia personalidad le imponen. Toda la vida es reto, al que podemos o no responder. En este texto además encuentro razones que confirman los tres parámetros por los que acostumbre a leer el camino de santidad de una persona: nueva identidad, nueva comunidad y nuevo lenguaje. Se habla de experiencia renovada y transformación interior que le permiten superar limitaciones personales; se habla de nacimiento de una comunidad espiritual sobre la que Merton ejerce su paternidad, y se habla de su magisterio oral, de su estilo peculiar de enseñar. Todo esto tiene que ver con una comprensión de la santidad que es desafío y rendición al mismo tiempo
domingo, 21 de septiembre de 2008
La llamada de un Dios que es Amor.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Amor y Tribulación.
domingo, 14 de septiembre de 2008
La Fuente de la Vida.

sábado, 13 de septiembre de 2008
Integración en Cristo.

lunes, 8 de septiembre de 2008
Me voy a Madrid.

viernes, 5 de septiembre de 2008
La única vida espiritual.

Ernesto Cardenal, poeta y místico, fue discípulo de Merton; de él hemos compartido textos en este blog. En esta ocasión es algo de “Vida Perdida”, primer tomo de sus memorias, donde cuenta de sus entrevistas con Merton, siendo novicio de Getsemaní.
“Otro desconcierto que me producía Merton era que en la Dirección Espiritual que despertaba en mí cada semana mucha expectativa, por el increíble privilegio de poder recibir las enseñanzas de un maestro de vida contemplativa, famoso mundialmente, y que yo había leído y venerado por tantos años, el restringido tiempo que teníamos él lo ocupaba en hablar de cosas no espirituales. Semana a semana yo esperaba las grandes enseñanzas místicas, y él hablaba de Nicaragua, me preguntaba de Somoza y los otros dictadores latinoamericanos, los poetas nicaragüenses, las selvas del río San Juan donde vivía Coronel Urtecho; me contaba de sus amigos de Columbia, Robert Lax, que parece que era su mejor amigo y que sería muy divertido porque con sólo empezar a mencionarlo ya él se estaba riendo.; Mark Van Doren, su profesor de Columbia; o me preguntaba qué estaba leyendo yo en ese momento, o me hablaba de sus lecturas, que eran muchas. Al acabarse el tiempo me preguntaba si tenía algún problema espiritual. Generalmente yo decía que no, porque generalmente no tenía ninguno. Si tenía alguno, por ejemplo el que me abrumaban las distracciones en el coro, me lo resolvía en pocas palabras, y yo quedaba en paz.
Pero yo salía con un sentimiento de frustración. Una vez más mi precioso tiempo de enseñanza espiritual con Thomas Merton se había desperdiciado. Acabado el noviciado yo ya no volvería a tener ningún contacto con él. ¿Pero cómo decirle que yo deseaba una dirección espiritual mejor aprovechada?”.
“Poco a poco fui entendiendo. Cuando me hablaba de la fundación me decía que la vida contemplativa era algo muy sencillo, que no debía tener complicaciones. La vida del contemplativo era simplemente vivir, como el pez en el agua. ¿Hay algo más natural que el pez en el agua? También me fui dando cuenta de que yo había llegado al monasterio creyendo que para ser contemplativo tenía que renunciar a todo lo que yo había sido: al interés por mi país, por la política de Nicaragua y América Latina, los dictadores, el imperialismo, mis amigos, los libros, todo. El que él en su dirección espiritual me hablara de todo esto era una enseñanza espiritual. Sin decirme nunca que me enseñaba la vida espiritual. Al final resultó que me enseñó a ser como él, en quien la vida espiritual no estaba no estaba separada de ningún otro interés humano. Lo que Merton me enseñó, y que no hubiera podido aprender de la mística clásica, es que mi vida era la única “vida espiritual” que yo podía tener y no otra. Y que Dios me quería que yo fuera tal como era y no otro”.
(Páginas 173-174
jueves, 4 de septiembre de 2008
Tres imágenes para la Iglesia.

Hay tres imágenes que son importantes para la Iglesia de hoy:
1- La Iglesia debería llegar a ser un lugar en el que el ser humano pueda vivir una experiencia espiritual; esa es la imagen de la Iglesia mística.
2- En segundo lugar, debería crear un espacio para un nuevo tipo de comunidad, concretamente un espacio para la comprensión de las personas entre sí.
3- En tercer lugar, la Iglesia debería trasmitir cultura cristiana de la vida y facilitar el acceso a una vida sana., que incluye, evidentemente, las buenas costumbres.
En primera línea están los elementos saludables (la oración y la vida espiritual), pero también una vida diaria correcta y unos ritos saludables. Dicho en pocas palabras: todo lo que hace posible una vida sana.
El cristianismo debería convertirse en una cultura visible en la que el ser humano experimentara su propia dignidad. Esas son mis imágenes más importantes de la Iglesia.
Anselm Grün.
Un camino para la Verdad.
Un verdadero encuentro con Dios sólo puede producirse si le presento todo lo que hay en mí. Si me entrego a la oración exclusivamente con la razón, podré reflexionar sobre Dios, pero no me encontraré realmente con Él.
Nuestra oración no tiene que ser devota, sino necesariamente sincera…desplegar ante Él toda mi vida.
Dios quiere mi corazón con todo lo que hay dentro de él, para poder llenarlo con su amor.
La oración ilumina todos los abismos de mi alma.
La oración es siempre un camino para acceder a la verdad.
Orar significa siempre no detenerme en mi realidad, sino presentársela a Dios.
La aflicción por mi retraso en el camino espiritual, por mi alejamiento de Dios y por mi pérdida de las ilusiones que me he hecho sobre mí mismo, forma parte de mi vida espiritual”.
Anselm Grün.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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